Teletrabajo: ¿Otra dimensión de desigualdad para las mujeres?

Teletrabajo: ¿Otra dimensión de desigualdad para las mujeres?

Desde que el aislamiento social se convirtió en una de las medidas de Salud Pública más efectiva para enfrentar la pandemia por COVID 19, numerosas instituciones reorganizaron su quehacer, masificando la ejecución del teletrabajo.

La modalidad de trabajo a distancia ha configurado un nuevo y desafiante escenario, no sólo para la dinámica de la producción, sino también para la compatibilización del trabajo formal y el trabajo doméstico y del cuidado, impactando en las condiciones de la salud laboral y la salud mental, asociada al espacio del trabajo.

En estas nuevas condiciones para desempeñar el trabajo, aparece, una vez más, la variable de Género, dado que la tradicional división de roles respecto del espacio privado, se traducen en una mayor desigualdad debido a la carga para las mujeres al interior de su hogar.

Trabajadoras del estamento Académico y Funcionario de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, compartieron sus experiencias y reflexiones sobre teletrabajo y mujeres.

Teletrabajo y convivencia familiar

“Trabajar desde casa es una tarea habitual, mi trabajo en una plataforma educativa así lo dispone y, generalmente, estoy conectada de lunes a domingo, lo que ha hecho que mi familia vean en forma natural que tenga que trabajar a ciertos momentos, sin horario fijo”, señaló la Directora de OdontoUChile y madre de dos hijos, de 5 y 12 años, Carol Llanos.

La cuarentena preventiva le ha entregado “muchas cosas: vulnerabilidad, trabajo en equipo, pero sobretodo tiempo en familia, donde lo más difícil es la cantidad de roles que debemos jugar estando en casa, y eso dificulta el trabajo continuo y sin interrupciones. Para mis hijos ha sido complicado entender que cumpliré varios roles durante el día, y mi atención se repartirá entre mi trabajo y familia, pero sin duda todos aprendemos a ser tolerantes y a esperar nuestro turno”.

En su experiencia, lo más complicado son los horarios, ya que “todo se sale de la rutina, el pasar tanto tiempo encerrados nos vuelve un tanto estresados y sensibles, pero todo eso se compensa con verlos tal cual son, ver cuánto han crecido y poder tener tiempo para conversar y organizar la casa”. Así también, dijo Carol Llanos, “el encierro me recuerda lo importante que es sociabilizar, extraño a mis compañeros y compañeros de la Facultad, pero me alegra saber que nos estamos cuidando para volver a abrazarnos y seguir nuestro camino. El tiempo era nuestro enemigo, corríamos para todos lados, ahora tengo todo en un mismo lugar, es ahí donde vemos que existe la posibilidad de reducir horarios de trabajo y tener mejor calidad de vida, por qué de que se puede, se puede”.

Responsables del trabajo, la casa y la familia

Para la académica del Departamento de Patología y Medicina Oral, Dra. Denisse Bravo, “lo más difícil ha sido compatibilizar las demandas de trabajo, labores de la casa y el cuidado de los hijos (incluyendo la resolución de tareas que envían desde el colegio). Durante los últimos días, la carga de trabajo ha sido mucho más intensa debido a que hemos tenido que cambiar todas las actividades de nuestros Programas de Estudio a una modalidad on-line. Esto ha requerido múltiples reuniones y videoconferencias (varias incluso fuera del horario de trabajo de trabajo normal), búsqueda de material audiovisual para reemplazar actividades de laboratorio y clínica, entre muchos otros”, describió.

En su grupo familiar, tanto la Dra. Bravo como su marido se desempeñan como profesores universitarios, “y estamos en la misma situación, con dos hijos pequeños que requieren de cuidado, con una casa que mantener, higienizar y abastecer. Es muy difícil en este escenario tratar de mantener las 8 horas laborales continuas, lo cual me ha significado extender hasta muy tarde mi jornada laboral”.

Estas condiciones de trabajo inciden en su bienestar físico y psicológico, “a pesar que en mi casa nos hemos distribuido las tareas entre todos (incluyendo a los niños), el estrés de tener que cumplir en todos los ámbitos -trabajo, casa y familia-, no es menor”. Además, añadió la Dra. Bravo, “aunque haya distribución de tareas, en general la ‘responsabilidad’ de la organización en la casa, casi siempre está asociada a nosotras; lo que constituye un agotamiento extra, que incrementa el agotamiento físico y mental”.

La Dra. Denisse Bravo advirtió que, “debemos, además, sumar la sobrecarga emocional que significa estar todo el día en la casa y lo que nos provoca estar en constante preocupación producto de la pandemia a la que estamos enfrentados”.

Tiempo para cuestionar el modelo productivo

La Dra. Madeleine Urzúa, académica del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas y Presidenta de la Asociación de Académicos de la Universidad de Chile (ACAUCH), Capítulo de Odontología, manifestó que los aspectos más desafiantes para cumplir con las demandas de trabajo, en condiciones remotas se relacionan a “mantener las labores comprometidas al mismo ritmo que estaban sucediendo, sin tomar tiempo de realmente mirar con perspectiva lo que viene. Las reuniones, solicitudes, comunicados y tareas se triplicaron, la virtualidad hace que desaparezca el límite entre el espacio hogar/trabajo y todo está mezclado”, subrayó.

Llamados, whatsapp, correos electrónicos, indicó la académica “no respetan horario, situación que, si bien ya era costumbre, ahora se agudizado. El tiempo que implicó capacitarse en distintas herramientas para continuar las labores y reuniones remotas eternas; nada se reagendó, los calendarios continuaron, no hubo tiempo para reorganizar, para definir realmente lo prioritario y decantar la estrategia a seguir”, reflexionó.

Para la Dra. Urzúa, el mayor reto es “mantener el tiempo personal/familiar de calidad y cumplir con todo. Lo más duro es tener que prender la televisión, un par de horas, en las mañanas y tardes, para poder participar de reuniones y grabar clases, esa sensación de que estás pero no estás. Sientes los gritos de ‘mamá’ atrás, pero tienes que mantener cara de nada y seguir frente a la pantalla tratando de conectar”.

La docente del Área de Salud Pública FOUCh lo grafica de modo que, de pronto, “de un día para otro, todo se puso “patas para arriba”. Habíamos comenzado nuestro retorno a un nuevo Año Académico y había comenzado la carrera, siempre pensando en el futuro, ya estabas más o menos organizada y todo dio un vuelco. Primero, agradeces poder quedarte en casa y mantener tu trabajo, dadas las circunstancias y la dura crisis que estamos enfrentando”. Luego, agregó, “la carrera sigue y de forma más descarnada, si no aprendes te quedas fuera, todos esperan que rindas lo mismo que en tiempos normales….y estos no son tiempos normales”.

Con todo, su hija está feliz de ver a sus padres en casa, “pero estamos más desconectados que antes, pidiendo juegos y disfraces entre medio de zoom, whatsapp, aseo, almuerzo y pañales. Menos mal que aún no iba al jardín, sino además tendría la presión de sus tareas”. Y, aunque el día parece corto, existe un “bombardeo con las miles de cosas que podrías hacer en cuarentena: leer, deporte, manualidades…uff”, relató la Dra. Urzúa.

Y, entre toda la presión provocada por la pandemia, “a todos y todas se nos ha pedido seguir, a pesar de la compleja situación, lo que es necesario para mantener todo funcionando, pero me afecta no poder reflexionar, tomar conciencia, cuestionar cómo este modelo productivo nos trajo hasta acá y prepararse para lo que sigue, nadie volverá a ser el misma/o después de esto y para aquellos que no se tienen que cuadruplicar, esto habrá sido un maravilloso tiempo ganado. Al final, teletrabajo o no, crisis o no, nuestra vida sigue siendo una competencia individual”, concluyó la Dra. Madeleine Urzúa.

Alertar los riesgos de las mujeres recluídas en sus hogares

Paulina Navarrete es Asistente Social de la Facultad de Odontología, madre de un hijo, y está convencida que “en la sociedad moderna, generalmente, las mujeres nos vemos más demandas, dada la doble jornada laboral que debemos cumplir, en casa y en nuestro trabajo. Conocido es que las mujeres realizamos las labores de cuidado en nuestros hogares, lo que implica cuidado de hijos, padres, hermanos, discapacitados, además de las labores domésticas, aseo, comida, lavado, planchado, entre otros. Aunque quisiéramos que esto fuera diferente, la verdad es que en el mundo privado, estas conductas siguen perpetuándose, dado que es un patrón muy arraigado en nuestra cultura”.

A su juicio, la pandemia de COVID19, “llega a reforzar esta realidad, ya que con la reclusión de las mujeres en sus hogares, se pueden exacerbar conductas de violencia (en hogares que ya mostraban estos patrones) o sobreexigir aún más a las mujeres, dado que ahora, además, de las labores de cuidado asignadas culturalmente, deben responder, desde ese mismo lugar, a sus labores formales de trabajo”.

En este escenario y como integrante de la Oficina de Igualdad de Género (OFIGEN) de la Facultad de Odontología, dijo, “llamamos a tener especial preocupación por la salud mental de nuestra compañera teletrabajadora, a ser conscientes de esta realidad, asumiendo que, quizás, aquella funcionaria no podrá tener la eficiencia laboral que tradicionalmente mostraba, ya que también está cumpliendo labores de cuidado en su hogar”. Esta crisis, recalcó Paulina Navarrete, “también es una oportunidad para pensar en las personas, y que ante todo, lo principal, es nuestro bienestar físico, psíquico y espiritual, y cuidarnos en tiempos difíciles, como la comunidad que somos”.

“Entendernos y cuidarnos en esta contingencia”

Como Coordinadora de OFIGEN, la Dra. Anilei Hoare, sostuvo que “la emergencia sanitaria por transmisión de SARS-CoV-2 en nuestro país, nos supone un sinnúmero de desafíos personales y profesionales, donde se nos demanda cumplir con responsabilidad y compromiso, a la altura de las expectativas de nuestros y nuestras estudiantes de la Universidad. Sin embargo, aunque nuestro nivel de compromiso no esté en cuestionamiento, la contingencia supone una carga de actividades personales que no se dan en nuestra vida profesional ‘normal’”.

Mujeres y hombres, afirmó la Dra. Hoare, “luchamos permanentemente para compatibilizar nuestras vidas personales y profesionales, con una tendencia innegable a sobrecargar a mujeres con las responsabilidades de cuidado de hijos e hijas y tareas del hogar. Nuestra preocupación como OFIGEN, es que en la situación actual, esta sobrecarga de actividades personales se agudizan y dificultan el desempeño de nuestras actividades laborales, cuyas exigencias son también mayores, ya que nos supone reformar cursos, asistir a más reuniones, responder más correos electrónicos y aprender nuevas estrategias de enseñanza y/o comunicación”.

A lo que se debe sumar que “el ‘encierro’ con nuestros núcleos familiares, supone una intensificación de conductas poco saludables que, eventualmente, se dan normalmente en la vida de muchas y muchos, y que en estas circunstancias podrían llevar a situaciones de violencia críticas”, anticipó la académica.

De este modo, desde OFIGEN, “hacemos un llamado a -antes que todo- resguardar nuestra salud mental y emocional; a poner atención en señales de alerta y a instruirnos sobre los canales de ayuda y denuncia disponibles (VEXCOM). Así como, a toda la comunidad, a entendernos y cuidarnos en esta contingencia; pues todo indica que estaremos un tiempo prolongado lidiando con estas dificultades y debemos salir airosos, no solo en lo profesional, sino también en los personal”.

La Dra. Anilei Hoare enfatizó que, “como OFIGEN, seguimos haciendo un esfuerzo para mantener abiertas nuestras vías de comunicación, como nuestro correo electrónico y nuestras redes sociales, así como la disposición de las profesionales encargadas de la Primera Acogida en casos de Abuso/Acoso Sexual y discriminación arbitraria por motivos de género en nuestra Facultad”.