El desafío de educar sobre inocuidad alimentaria en primera infancia

El desafío de educar sobre inocuidad alimentaria en primera infancia

Los alimentos tienen una serie de microorganismos, seres vivos microscópicos que, en algunos casos, son inocuos, y en otros, son capaces de provocar serias enfermedades en quienes los consumen. Por eso es muy importante generar hábitos de higiene alimentaria para su manipulación y consumo, desde la primera infancia, porque lo que aprenden niñas y niños desde sus primeros años, repercutirá a lo largo de toda su vida.

La inocuidad de los alimentos es la garantía de que un alimento no causará daños al consumidor, ya sea preparado o crudo. Hay microorganismos que pueden multiplicarse y provocar enfermedades en el consumidor o modificar las características organolépticas de los alimentos, haciéndolos inadecuados para el consumo. Las buenas prácticas de manipulación son las que inhiben o reducen esta capacidad de multiplicación de los microorganismos contaminantes, asegurando así la inocuidad.

De acuerdo con la profesora Pilar Oviedo, Médico Veterinaria y académica de FAVET, resulta un desafío educar a la población sobre estos hábitos de higiene alimentaria, especialmente a los niños y niñas porque es difícil enseñar sobre microorganismos cuando se trata de seres invisibles a simple vista.

“Cuesta mucho trabajo imaginar un mundo microscópico de tal complejidad y más difícil aún transmitir esta experiencia a los niños, considerando que gran parte de ellos relaciona los microorganismos a consecuencias negativas para los alimentos y nuestra salud, pese a que muchos de ellos son beneficiosos y sin su acción la vida sería imposible”, explicó la profesora Oviedo.

Sobre inocuidad alimentaria, la Organización Mundial de la Salud recomienda cinco acciones clave para la manipulación de los alimentos y estos son los hábitos que deben empezar a reforzarse desde los primeros años de vida.

Estas cinco claves universales para la inocuidad de los alimentos son: mantener la limpieza, lavado frecuente de manos y de las superficies y utensilios de cocina; separar alimentos crudos y cocinados, evitar el contacto entre ellos guardándolos en recipientes separados y utilizando diferentes utensilios para manipularlos; cocinarlos completamente, especialmente las carnes, pollo, huevos y pescados; mantener los alimentos a temperaturas seguras, refrigerando y evitando su exposición prolongada al ambiente; y usar agua y materias primas seguras, lavando muy bien frutas y hortalizas, eligiendo productos procesados, como la leche pasteurizada por ejemplo.

“Es importante incorporar en los planes educativos, destinados a escolares, esquemas de aproximación menos alarmistas, que permitan descubrir, entender y discernir la importancia que los microorganismos ejercen sobre nuestra vida. Esto los motivará a tener estilos de vida más saludables e influir sobre otros miembros del hogar”, agregó la profesora Oviedo sobre la relevancia de adquirir estos hábitos a través de experiencias de aprendizaje significativas para niñas y niños.

Rol de la Medicina Veterinaria en la Inocuidad de los Alimentos

Las y los médicos veterinarios tienen una gran responsabilidad en la cadena de producción de los alimentos, desde la crianza de animales para consumo humano hasta su faenamiento, para asegurar que no se transmitan enfermedades hacia a las personas o que existan contaminantes o residuos que puedan afectar la salud.

“Nadie, mejor que un Médico Veterinario, es capaz de entender las diferentes etapas que configuran la cadena de producción de alimentos de origen animal y por lo tanto evaluar la trascendencia que, cada una de éstas, representa para la inocuidad de los alimentos”, afirmó la profesora Oviedo sobre el rol de la Medicina Veterinaria en esta materia.

“Los conocimientos que adquiere, durante su formación, en el pregrado, relacionados a la producción animal, dentro de ellos: producción de leche, carne, aves, cerdos, hidrobiológicos y otros, luego entender cuáles son los peligros asociados a estas producciones y los procesos tecnológicos necesarios para transformarlos en alimentos de consumo humano, son una base perfecta para luego intervenir en todos aquellos sistemas que aseguran la inocuidad de estos productos y formar parte de equipos multidisciplinarios que abordan la inocuidad de los alimentos desde los más diversos ámbitos”, agregó la académica de FAVET, quien también es nuestra Secretaria de Estudios de la Escuela de Pregrado.

Como parte del concepto Una Salud, que protege la salud humana, animal y medioambiental, en la Medicina Veterinaria también está presente la preocupación por educar a la población sobre hábitos de higiene alimentaria que deben mantenerse en cada hogar para un consumo seguro de los alimentos.

Hay diferentes enfermedades transmitidas por los alimentos, algunas incluso pueden llegar a ser mortales, pero la mayoría pueden ser evitadas si hay un exhaustivo control y monitoreo en la producción y en la distribución de los productos, por parte de profesionales y autoridades; y si se mantiene un constante refuerzo en la educación a la población sobre las cinco claves de higiene alimentaria para su preparación, especialmente desde los primeros años de vida.