Investigación

¿Por qué es importante estudiar el cerebro y los sentidos?

¿Por qué es importante estudiar el cerebro y los sentidos?
La reacción del cuerpo "no es un proceso lineal, donde cada estímulo genera una respuesta, sino que también influye la experiencia de la persona", explica la especialista..
La reacción del cuerpo "no es un proceso lineal, donde cada estímulo genera una respuesta, sino que también influye la experiencia de la persona", explica la especialista..
Dra. Alexia Núñez, académica del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias.
Dra. Alexia Núñez, académica del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias.

Comprender de mejor manera la relación entre el cerebro, los estímulos que los seres humanos recibimos del medio ambiente y la experiencia acumulada que tenemos, permitirá entender no sólo la manera como tomamos decisiones cotidianas, sino también de qué forma se encuentran alterados estos procesos en aquellos individuos que presentan alguna patología.

Así lo explicó la Dra. Alexia Núñez, académica del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias y experta en neurociencia, quien aseguró que "las personas se mueven y toman decisiones que los llevan a la sobrevida y la reproducción usando los sentidos para definir cómo se comportan. De acuerdo a un estímulo tendrán una conducta más o menos agresiva, lo que nos permite un neuro-desarrollo íntimamente involucrado con nuestra experiencia, algo fundamental para tener un desarrollo apropiado del sistema nervioso central y ser capaces de adaptarnos a los cambios del medio ambiente".

Precisamente esos procesos adaptativos tan importantes para el crecimiento de las personas son los que se encontrarían alterados en quienes presentan patologías que les impiden o dificultan comunicarse con el medio, generándose fenómenos como la aversión social, angustia o desesperación ante la presencia de algunos estímulos específicos.

Para comprender de mejor manera esas problemáticas, el equipo del laboratorio de la profesora Núñez se encuentra desarrollando diferentes líneas investigativas, que utilizan principalmente el sistema olfatorio como modelo experimental para estudiar la forma en que las redes neuronales se activarían para procesar información recibida del medio.

Entre los proyectos que están desarrollando destaca la investigación sobre el síndrome frágil x, que se caracteriza por una serie de síntomas o fenotipos que incluyen la hipersensibilidad a los estímulos y que frecuentemente se presenta junto al trastorno del espectro autista, y que trabajan con un modelo de roedor transgénico experimental.

"Estudiar este modelo es relevante porque estos pacientes reaccionan a un estímulo determinado de una manera exagerada, por ejemplo, a un estímulo táctil, olfativo o visual, y usando este modelo podemos analizar las causas", explicó la profesora Núñez.

Otra investigación que se encuentran desarrollando explora la relación entre la microbiota -la población microbiana beneficiosa que se encuentra en diferentes partes del cuerpo de un individuo- y el trastorno de espectro autista. "Ha habido evidencia que sugiere que la microbiota de personas con trastorno de espectro autista es distinta a quienes no lo tienen, y que habría una correlación entre microbiotas deficientes y patologías específicas, por lo que estamos trabajando con niños voluntarios, a fin de que, con estudios y secuenciación, podamos revisar el DNA y determinar qué tipo de bacterias está presente en su sistema gastrointestinal", remarcó la académica.

El contexto de la pandemia también abrió una arista de investigación respecto al sistema olfativo, ya que uno de los principales síntomas que se ha utilizado para diagnosticar la enfermedad ha sido la pérdida de este sentido. Ante esto, un consorcio internacional en el que participa la profesora Núñez inició un estudio al respecto, el cual incluye una encuesta en línea que ha permitido identificar una correlación entre ambas. 

¿Cómo se relacionan el cerebro y los sentidos?

La profesora Núñez explicó que todos los sentidos funcionan bajo la misma lógica general: a un estímulo -ondas sonoras, presión- responde una neurona sensorial que se encuentra en diferentes partes del cuerpo como la piel, la retina, la nariz o el oído interno, y que a través de unas proteínas que actúan como receptores transducen la información y la envían a diferentes regiones especializadas del cerebro.

En el caso de la audición esta información atraviesa diferentes regiones hasta la corteza auditiva, la visión hasta la corteza visual, y así todos los sentidos, generándose en la respectiva corteza la integración de la información, la percepción del estímulo, y la respuesta.

"Lo importante de esto es que no es un proceso lineal, donde cada estímulo genera una respuesta, sino que también influye la experiencia de la persona. Por ejemplo, si el olor a un marisco genera una sensación agradable, y te intoxicas, el mismo estímulo generará después una respuesta repulsiva. Es una arista muy interesante y que también analizamos en el laboratorio", finalizó la académica.