Columna de opinión de profesor Dino Pancani

Chile, entre un gobierno chulo y una oposición incorpórea

Chile, entre un gobierno chulo y una oposición incorpórea

Sebastián Piñera se hizo del gobierno en base a una promesa y una inexactitud: el ofrecimiento consistía en que vendrían tiempos mejores y el chisme, que Chile sufría un deterioro económico, ya que el país habría retrocedido en el ranking de competitividad, manipulación confesada por el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer.

Ese simulacro construido en conjunto con los medios de comunicación oficiales, promovió que las propuestas programáticas de las candidaturas de Beatriz Sánchez y Alejandro Guillier vinieran con el sello “¿están financiadas?”, es decir, además de la idea, debían decir de dónde sacarían los recursos, lo cual resultaba arbitrario, ramplón y demagógico, pero surtía efecto en el establishment que mostraba el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo y entonces la iniciativa podía o no transarse en el mercadeo electoral. ¿Diferencias entre los/as candidatos/as?, nada estructural. 

A días del “levantamiento social”, con Estado de Emergencia y militares en la calle, con una treintena de muertos, cientos de heridos/as oculares, torturados/as, detenidos/as, el gobierno de Piñera negaba lo que más de seis  informes internacionales aseguraban: en Chile se violan sistemáticamente los derechos humanos, situación que, a pesar de que Sergio Micco, Director del Instituto Nacional de Derechos Humanos,  relativizó, es una verdad dolorosamente indesmentible.

Para ocultar la represión el gobierno apeló al orden público y parte de la oposición daba un “test de blancura”, incluso aprobando leyes en contra de la movilización social, de ese modo, se debilitaron las denuncias de las víctimas y de la sociedad en su conjunto.

En Pandemia el gobierno ha optado por “meter mano” en los ahorros de las y los trabajadores y alumbrar el camino con una vela que se apagará en algunos meses; saldremos de la pandemia  más pobres, más endeudados y más irritados.

Y la oposición sigue etérea, confusa y resignada,  me explico.

La Ley de Protección de Empleo, que faculta el acceso a prestaciones del seguro de desempleo, fue resistida por la oposición, sin embargo, terminó apoyándola y sumándola a su jerga.

Hay consenso de que es del todo justa la extensión del pos natal, es lo mínimo que una sociedad puede hacer por  sus trabajadoras y los/las niños/as, sin embargo, nuevamente Piñera mandó a las familias a utilizar sus ahorros a través del seguro de cesantía y parte de la oposición replica declarando que  es una ayuda insuficiente, sin cuestionar que es una medida abusiva que discrimina y posterga el problema económico; la comunidad se moviliza para combatir el hambre e instala ollas comunes, la Subsecretaria de Prevención del Delito, informó que los colaboradores y las colaboradoras deben inscribirse en el municipio y pedirle autorización al Oficial de Carabineros de más alto rango en la comuna.

No es sectario constatar que las y los mismos que levantan una olla común son quienes participan de las protestas en contra del gobierno y que el carabinero que debe dar el permiso es el mismo que ordena la represión a la comunidad cuando se manifiesta en contra del modelo y el gobierno y a favor del derecho básico a la alimentación. ¿Y la oposición? Bueno, la oposición valora la medida. ¿En qué país viven…?

En la pandemia, la derecha y el gobierno han mostrado ser poco habidos para conducir la gestión en salud e implementar medidas que protejan sanitaria y económicamente a la gente, junto con esto, han querido implantar una agenda que vulnera la democracia, (ley de inteligencia, revisión de la admisibilidad de proyectos en el Congreso, intensificación de la represión en la Araucanía), discursos y acciones que debiesen sugerir a la oposición que debe dejar de ser una fantasía y es tiempo que se asuma como representante de la ciudadanía que los eligió.