Entrevista a académico ICEI de la Universidad de Chile

Kike Ortega: "En Chile estamos dando un debate muy profundo en muy poco tiempo"

Kike Ortega: "En Chile estamos dando un debate muy profundo"

La Retaguardia: ¿Cómo es el sentir chileno en el día de hoy?

Kike Ortega: Estamos viviendo el día siguiente de algo histórico, para Chile y para América latina. Pensar en  que los pueblos puedan deliberar libremente para construir los pactos sociales que van a regir las sociedades, parece que son cosas nuevas que no estaban en nuestro repertorio democrático, y eso nos deja un sabor bastante contento con respecto a lo que pasó. Fue una victoria contundente, un 78% (por el sí de la reforma de la constitución) contra un 21% (por el no). Esto viene a reordenar el nuevo mapa político que está comenzando en este ciclo social chileno. Hasta antes del 73, de Salvador Allende, habían tres tercios bien marcados: uno a la derecha, uno al centro, y otro de izquierda, y la dictadura modifica completamente estos porcentajes. Y lo que se llamó la transición a la democracia que empezó en el año 1990, transición democrática como se la denomina pero que no ha sido tal, porque fue muy neoliberal con un capitalismo profundo, reordenó el mapa político dejándonos con un dúo dúopólico: con 50% de derecha, y otro 50% de centroizquierda,  que en realidad es una central democracia bastante neoliberal. Esta votación no nos está diciendo que hay un setenta y tanto de izquierda, ojo con eso, porque mucha derecha neoliberal votó por el apruebo; lo que sí nos dicen estos resultados es que hay una mayoría absoluta que quiere cambiar el pacto social.  Los partidos políticos salieron a subirse arriba del carro, de la victoria, diciendo que esto era algo de todo el pueblo chileno, de las chilenas y los chilenos, que nadie ganó o nadie perdió, etc. La gente del rechazo, que son los partidos de derecha, dijeron que ellos también se sienten ganadores. Lo que hay que decir es que es un triunfo del pueblo movilizado, y no del pueblo trás de una pantalla, o de un twitter, u otra red social. Es del pueblo que salió a las calles, de los y las estudiantes secundarias que salieron y a través de actos de desobediencia civil, de evasión del sistema de pago del metro; es decir, no compro tu balsa de transporte, no me la banco y la rechazo. Fueron los que abrieron este nuevo ciclo político chileno. Hoy día, hay que decirlo, recién está comenzando un proceso.  

LR: ¿Cómo fue la resistencia todos estos meses de pandemia y de aislamiento social? ¿Qué va  pasar con esta rebelión?

KO: La cuarentena fue un momento bien complejo, porque veníamos a full. Marzo, fue un 8M brutal, más de 2 millones y medio de mujeres en la calles, con los secundarios haciendo muchas acciones, con todos los movimientos muy empoderados con continuar esta movilización. Llegó la pandemia y esto le entregó al gobierno de Piñera las herramientas precisas para poder militarizar el territorio, el toque de queda que nosotros tenemos hace un año, que no es menor y lo hemos naturalizado. Ya nadie sale de noche, el mundo cultural está por el suelo, muchos locales, bares, teatros están perdidos a nivel económico, y esto ha sido el costo que hemos tenido pagar por la pandemia, no solo en Chile sino en todos los países. La movilización tuvo una interesante transformación hacia lo virtual, que era lo único que podíamos hacer, y que más que manifestarnos fue un espacio de recogimiento y de diálogo. En Chile, como nunca, hemos tenido miles de conservatorios, webinarios de live, de Instagram, etc, de compañeras feministas, trabajadores, compañeros socioambientales. Dieron un ejercicio de repliegue estratégico  y analítico. Eso fue muy importante para tener la votación que tuvimos el domingo, y para conmemorar el 18 de octubre hace una semana atrás como el Aniversario de la Dignidad. Yo creo que de ahora en adelante se va a celebrar y conmemorar como eso. Porque aún cuando muchos movimientos sociales, y hay que decirlo, no compran el proceso electoral, y tampoco tenemos la confianza ahí porque la democracia nos ha demostrado que no podemos confiar, lamentablemente lo digo, y aunque hubo muchos que dijeron ganamos, hubo muchos otros que votaron por el apruebo pero va a seguir la lucha. Porque se estableció que está bien, podemos votar apruebo, pero todavía tenemos 2500 compañeros/ras presas de la revuelta. Tenemos otros y otras que fueron vejados sexualmente, abusados, violados, por aparatos del Estado. Todavía hay impunidad de los militares y carabineros que cegaron a nuestros compañeros. Es un triunfo, pero que abre un nuevo ciclo de lucha, que no cierra nada. Al contrario, se votó, se participó del juego electoral  y se da cuenta de una madurez, o de entender,  de un movimiento social chileno, porque en otro momento nadie vota y la izquierda no participa de la votación y nos quedamos replegados en nuestra casa. Porque la izquierda chilena tiene mucha derrota en el cuerpo. La del 73 fue muy dura, la del 90 también. Quiero creer que ya hay un aprendizaje de eso, y hoy podemos asumir las derrotas pero también saber participar del proceso electoral. Ganar sin dejar de lado la lucha que hay que seguir llevando.

LR: Pensando en el abril que viene, ¿cómo se podría presentar uno, cuáles son los requisitos? 

KO: En abril se va  a hacer la votación de los nombres de hombres y mujeres que van a ser parte de la Convención Constituyente, que  en el fondo va a redactar la nueva Constitución en Chile. Lamentablemente este proceso va a estar bajo las lógicas del mundo  de las reglas de la democracia electoral. Por lo tanto los partidos políticos tienen un aprendizaje ganado respecto al tema. El hecho que haya ganado la opción apruebo y que haya ganado también la opción constituyente quiere decir que todos los chilenos y chilenas queremos elegir. No queremos que lo hagan los diputados por nosotros. Que en  el fondo es la otra opción, que es la mixta, adonde los diputados, diputadas y senadores elegían dentro del Congreso quién la redactaba. La sociedad civil que quiera participar, los cupos va  a ser  dados según también los partidos políticos. Entonces ahora viene una negociación importante entre estos dos actores. Porque puede que el partido equis me dé cupo a mí, o me ponga condiciones para ocupar ese cupo. Las personas que son independientes, como un dirigente social de base, una feminista, un dirigente mapuche, tienen que cumplir con algunos requisitos que son la validación de firmas, juntarlas para lograr que apoyen mi candidatura. Hasta hace poco tiempo esas firmas tenían que ir legalizadas, lo que involucran un gasto no menor de casi  10 mil dólares por cada candidato. Porque aquí legalizar una firma ante un notario salía como 10 dólares, suponiendo la firmas que te pidan te da un número imposible de pagar. Creo que hace muy pocos días se votó para que eso se pueda hacer electrónicamente. En el fondo ahí había un techo de cuanto podía gastar, de cuantos movimientos se podían anotar. Ahora eso no está. El desafío hoy es poder hacer que actores sociales y movimientos están aptos para cumplir este rol, porque no es fácil. Hay que estar ahí trabajando durante aproximadamente más de un año y tener la idoneidad a nivel personal pero también tener la base política y social que apoyen tu candidatura y que defiendan tu permanencia en ese espacio. El poder se trasladó y Piñera va a ser un masetero, algo decorativo. Y el Congreso tal ve también, porque el poder se va a trasladar a este nuevo espacio que va estar constituido por nuevos actores, algunos con trayectoria política, de partidos, y la derecha no va perder oportunidad para poner sus candidatos y candidatas en este espacio, pero también otros van a venir de partidos políticos de izquierda, y también deberían venir otros de movimientos sociales, que son los protagonistas de esto. No hay un liderazgo claro del movimiento, es una gran masa horizontal que avanza, que toma las calles, que toma las redes sociales, pero hay que ver cómo, de ese espacio tan amónico aún, empezamos a darle vida a los referentes. A respetar a nuestros compañeros y compañeras que vienen de movimientos de base, de la junta de vecinos. Eso va a estar muy rico, porque desafía nuestra noción de democracia.

LR: Por otro lado, vimos muchas banderas mapuche a lo largo de todo este proceso de lucha, ¿cuál ha sido la participación y cual será en las constitucionales del año venidero?

KO: Efectivamente el pueblo mapuche, desde antes del revuelta popular, ya venía siendo una bandera reivindicativa muy importante. El pueblo mapuche es el que ha recibido más violencia de toda la historia de Chile. Desde el Estado y desde una sociedad colonial, porque todos tenemos ese componente, y la bandera mapuche se tomó como de resistencia. Desde la muerte de Camilo Catrillanca, compañero mapuche, hace ya casi dos años, la bandera ha sido el símbolo de la resistencia. De decir que somos un pueblo que quiere autodeterminación. En el fondo, por primera vez, el pueblo toma con admiración al pueblo mapuche, una gran parte de la izquierda chilena, y la reivindica como tal, como un movimiento que ha resistido y que tiene propuestas. Los pueblos originarios participaron de la votación. Hay  muchas autoridades mapuche que tiene participación en autoridades nacionales: alcaldes (serían como intendentes), agrupación de alcaldes mapuche, también hay sectores mapuche que no votan. Yo siento, por lo que conozco, que muchos participaron. El componente anarquista está más presente en la izquierda chilena que en la comunidad mapuche. Muchos autores han dicho y reconocido que en el pueblo mapuche está la salida de la democracia chilena. Es tan importante este aprendizaje que tenemos que nutrirnos de ahí para recomponerla.

LR: ¿Cómo sigue la agenda a partir de los cambios propuestos? ¿Qué debería suceder para que realmente se cumpla con estas exigencias?

KO: A nivel macro la agenda continúa en abril, que tenemos la primera elección de constituyentes. Por lo tanto hasta llegar a ese momento vamos a tener un gran movimiento, entre las filas de los movimientos sociales, para elegir nombres. Eso va a generar un desgaste propio de la izquierda de acusar al que quiere figurar, porque uno sabe también que hay nombres que están pensados, de  dirigentes que han preparado su camino para postularse. Vendrá la votación y cada dirigente tendrá que convencer a los votantes desde la idoneidad y la capacidad que tenga cada uno. Luego de constituido este primer hito, que es dar lugar a la convención constituyente, esta gente (los y las constituyentes) tendrá más de un año para poder producir un primer borrador de texto, el que luego será ratificado en espacios de comisiones que harán sus aportes, y más tarde ratificado por un plebiscito de salida. Es decir que todo lo que conversemos durante este año y medio puede ser negado nuevamente por la sociedad chilena, si es que no hay buenas campañas de negación de este proceso. Lo importante de acá a abril es cómo la sociedad civil, los movimientos sociales, el mundo feminista, mapuche, es también que la constitución sea paritaria, es decir que tenga la misma cantidad de hombres y mujeres, pero todavía no está definido la participación de pueblos originarios. Hay de decidir cuántos escaños se les darán. El domingo, un candidato presidencial que se está preparando desde la izquierda, decía que tal vez haya que darles 24 escaños a los pueblos originarios, dándole a 2 por cada pueblo por ley, pero dándoles 8 a los mapuche aparte. Porque son una Nación más grande por su peso histórico. Eso no está decidido todavía. Lo primero que viene estas semanas es ver si el Congreso clásico decide la participación de los pueblos originarios en la Convención Constituyente. Luego de eso se pasa la elección de los constituyentes, después vendrá toda la disputa en redacción de artículos, qué garantías y derechos quiero poner yo en este nuevo texto. Como colegas, cómo ponemos, por ejemplo, el derecho a la comunicación en clave constitucional, cómo aseguramos que los medios comunitarios, alternativos, libres y  sin fines de lucro, estemos presentes, si bien será una nueva ley, tenemos que dejar algo escrito en la Constitución que asegure que todo esto sea así. La participación de las mujeres. Que va a pasar con Carabineros y las fuerzas represivas, que tienen que ser completamente reformadas. Entonces, el debate se  va ir complejizando cada vez más, y ese es un desafío para la sociedad chilena. Creo que no hemos tenido oportunidad de dar un debate tan profundo en tan poco tiempo. Cada uno de los artículos obligará a tener dos tercios de los votos, algunos dicen que es el amarre de la dictadura, porque obliga a un porcentaje de los 150 constituyentes o más que aprueben esa dimensión. Y ahí la derecha, o la socialdemocracia que a veces actúa como tal, pueden encontrar nuevas alianzas para defender el sistema económico. Por eso, este 78% del apruebo es muy lindo pero es engañoso, porque no es todo de izquierda. Y la gran pregunta es qué porcentaje hay de izquierda, o de derecha neoliberal que quiere profundizar el modelo económico y ve en la nueva Constitución una oportunidad. Estamos abriendo un mundo de preguntas a años que se nos vienen muy movidos.