Disponible para libre descarga:

Disco acusmático plasma ineludibles episodios del estallido social

Disco acusmático plasma ineludibles episodios del estallido social
"Dos mil veinte" es el último disco del compositor José Miguel Candela y está inspirado en los graves hechos ocurridos durante el estallido social.
"Dos mil veinte" es el último disco del compositor José Miguel Candela y está inspirado en los graves hechos ocurridos durante el estallido social.
José Miguel Candela, creador de esta nueva producción, es compositor electroacústico y académico del Depto. de Danza de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
José Miguel Candela, creador de esta nueva producción, es compositor electroacústico y académico del Depto. de Danza de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

De la mano del sello online Pueblo Nuevo, el compositor electroacústico chileno y profesor del Departamento de Danza de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, José Miguel Candela, lanzó recientemente su nueva producción denominada Dos mil veinte, que en su formato digital y de libre descarga atendió a la necesidad insoslayable de poder interactuar desde el quehacer creativo con los graves hechos sucedidos en Chile desde el estallido social en octubre de 2019 hasta la fecha.

El disco, de música electroacústica-acusmática, contiene cinco piezas que se enmarcan en el período donde se agudizaron las manifestaciones sociales en el país durante el último año, las cuales son descritas por su creador como “composiciones urgentes hechas en el trasnoche del impacto que se refieren al actuar inhumano de un poder político-económico que, una vez más, con mano ajena, ha ejercido la más brutal de las violencias contra el pueblo chileno”.

José Miguel Candela relata que en este último tiempo le resultó imposible no componer frente a los acontecimientos que fueron sucediendo. “Fue una pulsión que no pude detener… los procesos creativos fueron muy rápidos y tan violentos como los hechos a los que respondieron”, confiesa. La obra Que sus nombres cubran el horizonte, por ejemplo, consiste en 23 lamentos por los 23 muertos por la violencia represiva del gobierno de Sebastián Piñera, durante esas semanas de estado de emergencia de octubre de 2019, post-estallido. El creador detalla que al principio eran solo 6 lamentos compuestos durante la primera semana, pero con el tiempo, la cifra creció, y en la medida que fue conociendo nuevos nombres de víctimas fatales, fue sumergiéndose en la composición de nuevos lamentos como respuesta inmediata. Así hasta llegar al triste número de 23.

“Lo mismo me pasó con Mapuche Mogen Zuamfali (La vida mapuche importa). Cuando me enteré de la muerte de Alberto Treuquil, tuve que ir al computador a componer algo”, recuerda el compositor sobre otra de las obras.

Sonidos y memoria

Dos mil veinte se presenta como un testimonio de los tiempos actuales y también como un modo de hacer música contemporánea. Se trata de música acusmática, es decir, aquella música de concierto compuesta con tecnologías de origen electrónico. Candela explica que la palabra “acusmático” proviene del griego “akousmatikos” y que se relaciona etimológicamente con el resultado de la acción de oír. Si bien, la palabra remite a la época de la escuela filosófica de Pitágoras, a mediados del siglo XX, con el nacimiento de la música electroacústica, el término se volvió a usar para referirse a la música enteramente construida sobre soporte (cinta, vinilo, disco duro, etc.), sin estimulación visual alguna.

En términos técnicos, “la composición de obras acusmáticas de este nuevo disco, sucede a través de un proceso muy similar al que desarrolla un escultor: puliendo, limando, dando forma, creando espacio. Esto en un hacer/re-hacer constante, hasta que la obra queda lista y fijada para su reproducción”, precisa el académico de la U. de Chile.

Por otra parte, cada creación responde a nuevas preguntas. El autor comenta que en Que sus nombres cubran el horizonte trabajó con variaciones electrónicas (sobre el espectro sonoro, y sobre la morfología sonora) de El derecho de vivir en paz de Víctor Jara, que fue levantado como uno de los más importantes emblemas sonoros del estallido social. “Son variaciones de diversa intensidad, por lo que algunas dejan entrever muy transparentemente su origen. De este modo, los 23 lamentos se contextualizan en lo que bien podríamos nombrar como la ‘banda sonora social’ que se instaló desde octubre de 2019 en adelante”, argumenta.

Finalmente, para la obra Dos mil veinte se hizo un llamado abierto por redes sociales para enviar la grabación de una palabra que pudiera sintetizar el sentir respecto a este año. “De este modo, a través de las palabras enviadas (que se escuchan literalmente en la obra, y nutren las miniaturas electrónicas construidas en base a éstas) creo que se logra una impresión de un ‘sentir ciudadano’, impregnando así la composición completa”, puntualiza el artista respecto a este proceso en el que la participación de muchas personas aportó a esta mirada a la memoria colectiva donde se pueda avizorar el futuro con la esperanza de que hechos como los que inspiran el disco nunca más se repitan.