Día de la Fauna Chilena

Salud y sostenibilidad: ejes para la conservación de la Fauna chilena

Salud y sostenibilidad: ejes para la conservación de la Fauna chilena

El crecimiento sostenido de la población y de la expansión urbana ha sobrepasado zonas que eran hábitat natural de especies animales y vegetales, las que mantenían un equilibrio lejos del ser humano. El avistamiento de pumas en las calles y cóndores en balcones de edificios dan cuenta de un límite cada vez más difuso entre ambos mundos, producto de la acción humana, así como de otros factores, como el cambio climático, por ejemplo.

“En lo único que se diferencia un ser humano de un cangrejo es que tenemos un cerebro con capacidad para procesar información más allá de las simples funciones vitales”, enfatizó el profesor Fernando Santibáñez, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas (FCA), señalando que como humanos somos capaces de ver que estamos generando un daño y podríamos, eventualmente, desarrollar acciones para dejar de hacerlo.

 “Cada vez se acumula más evidencia concreta sobre cómo el ser humano está empobreciendo su entorno natural. A través de sobreexplotación de recursos naturales, destrucción de hábitats, contaminación, introducción de especies exóticas y cambio climático estamos enfermando al planeta y a nosotros mismos”, advirtió el profesor Cristóbal Briceño, académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet).

Todos los elementos vivos e inertes cumplen roles dentro del ecosistema en que se encuentran y la pérdida, daño o desaparición de alguno de ellos puede provocar desequilibrios. Así mismo, la intromisión de una especie ajena a un hábitat puede causar estragos con la biodiversidad existente en ese espacio.

El profesor Benito González, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN), explica el rol de los camélidos silvestres chilenos. “Como herbívoros, son parte de la cadena trófica que permite el paso de la materia y energía desde la vegetación hacia los estratos superiores, carnívoros y descomponedores. Además, controlan el crecimiento de la vegetación y modifican las comunidades de herbáceas donde pastorean. debido a su conducta de construir letrinas, permite localizar sus heces que abonan el suelo una vez que se meteorizan y esta a su vez retienen las semillas transportadas por el viento”, ejemplificó.

Las actividades económicas como la agricultura, la pesca, el turismo y otras, tienen su sustento en la conservación de los recursos biológicos y ecosistémicos. Y también son las que afectan la biodiversidad, como la producción de monocultivos; la fragmentación de hábitats; la ganadería intensiva; y la explotación de la vida silvestre, ya sea a través de la extracción, caza o la introducción de especies en un ecosistema.

“Durante los últimos años, mayor frecuencia de aparición de estos tipos de virus como MERS y SARS demuestran que el uso que hacemos de la fauna es insostenible. En la medida que -como especie- invadimos espacios naturales, sobreexplotamos recursos y continuamos alterando el equilibrio y la funcionalidad ambiental, la salud ambiental va a seguir agotándose, repercutiendo en la salud animal y por supuesto la humana misma”, argumentó el profesor Briceño destacando que esta problemática debe enfrentarse bajo el enfoque de Una Salud, la visión integral que reconoce la salud como una sola, en un continuo.

Amenazas a la Fauna en un ecosistema poco saludable

“Los seres vivos establecen complejas relaciones con su medio ambiente y con el resto de la biota. Cualquier desajuste en estas relaciones implica un estrés que moviliza la capacidad de los seres vivos para compensar un equilibrio roto, el cual pone en juego sus posibilidades de alimentarse, de hidratarse, de reproducirse, de sobrevivir”, advirtió el profesor Santibáñez.

“Así es como se inicia la extinción de las especies, es decir, cambiándole las reglas del juego, forzándolas a desplegar una estrategia que, si no pueden sostener en el tiempo, las hace desaparecer. Las causales más frecuentes de distorsión en un ecosistema son: el cambio del clima, la llegada de especies más agresivas, la llegada de patógenos, la intervención humana del ecosistema”, añadió el académico de la FCA.

El profesor Briceño señala que desde Favet, en el Departamento de Medicina Preventiva Animal, se está contribuyendo a conocer más sobre patógenos, muchos de ellos de origen animal y con la capacidad de afectar al ser humano, tales como virus influenza, Brucella, Leptospira, Salmonella e incluso el mismo SARS-Cov-2.

“También investigamos a nivel nacional, cómo muchas de las actividades humanas repercuten en este deterioro ambiental. Así, también hemos contribuido a conocer, por ejemplo, como algunos de los parásitos que abundan en animales domésticos pueden pasar a la fauna silvestre y generar problemas en ella. En algunos, casos bacterias o virus del ganado que pueden afectar especies amenazadas como el huemul”, afirmó el académico de Favet.

Una de las enfermedades que afecta directamente a los animales chilenos, y que el profesor Briceño ha estado estudiando, es la sarna, que puede llevar a la pérdida funcional de la piel e incluso a la muerte del individuo afectado. En colaboración con el One Health Institute de la Universidad de California – Davis de Estados Unidos, y la Universidad de Los Lagos en Osorno, se realizó un estudio para determinar la presencia de esta enfermedad en mamíferos chilenos.

El estudio detectó que en Chile se ha observado en los últimos años mamíferos silvestres con pérdida anormal de pelo causado por sarna, en especial camélidos como vicuñas y guanacos, así como zorros. Sin embargo, se considera que la sarna es una amenaza emergente para la conservación de especies silvestres a nivel global.

Además de estas enfermedades, que proliferan en un ecosistema alterado, existen otras acciones directas del ser humano como por ejemplo el incumplimiento de la tenencia responsable de animales, permitiendo que los perros se reproduzcan sin control y vivan de forma silvestre, adentrándose en reservas naturales y atacando a especies como pudúes, huemules o camélidos para alimentarse; o la caza, para comercializar carne y piel.

“Como los bienes que uno puede obtener de la vicuña y el guanaco tienen valor comercial, una amenaza constante es la caza furtiva. en el caso de la vicuña es para la obtención y tráfico de sus pieles, y del guanaco para comercializar su carne y charqui”, detalló el profesor González.

Acciones para la conservación y la sostenibilidad

Para disminuir el riesgo de desequilibrio en los ecosistemas y con ello mantener ambientes saludables, donde coexistan especies animales y vegetales sanas, lo que también mejorará la salud humana, se puede llevar a cabo diferentes prácticas sostenibles y de conservación de la naturaleza.

“La revegetación con especies clave que están dentro de la cadena trófica de los animales, la protección asistida que consiste en llevar a una especie amenazada a un sitio seguro, el control de las especies exóticas invasoras, plantas y animales; la protección de los hábitats especialmente las áreas que sostienen a la reproducción; y la prevención de la contaminación, sobre todo de las aguas, evitar la excesiva antropización de áreas frágiles como humedales, bosques primarios, evitar la fragmentación de los hábitats, prevenir el fuego”, especificó el profesor Santibáñez, enfatizando en que lo más efectivo es educar a la población para valorar al resto de los seres vivos y a sus ecosistemas.

El profesor Briceño, por su parte, señala que, aunque parezca una “tarea titánica y agobiante”, debemos cuidar la naturaleza y que se puede comenzar por tomar acciones en casa como reducir la producción de desechos y utilizar responsablemente los recursos como el agua.

“Tal vez lo más importante y contingente, es manifestar el derecho ciudadano de elegir nuestros líderes políticos, líderes que consideren el cuidado ambiental a largo plazo y como un patrimonio global de administración local”, planteó el académico de Favet, sosteniendo que la nueva Constitución, debe velar por los intereses de la naturaleza y asegurar la salud de los seres vivos que dependemos de ella.

A su vez, se puede hacer manejo sostenible en la producción animal, como detalla el profesor González señalando que “los investigadores que trabajamos con vicuña y guanaco, reunidos en el grupo especialista en camélidos sudamericanos de la unión internacional de la naturaleza, el cual presido, promovemos el uso sostenible de estas especies en sus ambientes a través de su uso en libertad de poblaciones totalmente recuperadas. por ejemplo, apoyamos los chacus - técnica ancestral andina de arrear capturar y esquilar, y posteriormente liberar a los animales - para que sigan cumpliendo su función en la naturaleza. donde además el beneficio comercial de estas esquilas sea para las comunidades que coexisten con la especie, reafirmando además su cultura”.

De acuerdo a nuestros expertos, para proteger la fauna chilena es necesario contar con estrategias nacionales y territoriales de conservación que consideren el enfoque de Una Salud y que involucren a las autoridades, organismos públicos y privados y a la ciudadanía, promoviendo la participación, la educación y el derecho de las futuras generaciones a vivir en un medio ambiente sano con recursos naturales disponibles para su subsistencia.