Centro de Aprendizaje entregó resultados 2º Encuesta COVID de Pregrado

Centro de Aprendizaje entregó resultados 2º Encuesta COVID de Pregrado

Un aumento significativo de la prevalencia del COVID-19 en el entorno cercano del estudiante; una disminución en la percepción de riesgo frente al contagio; además de la eventualidad de un rebrote y con el impacto de la pandemia en la salud mental propia y de su entorno próximo son las principales preocupaciones de la comunidad estudiantil de Pregrado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile (FOUCh), según la segunda aplicación de la “Encuesta sobre condiciones de Estudio en contexto de emergencia sanitaria Covid-19”.

Durante el mes de noviembre de 2020, se realizó la segunda aplicación del instrumento metodológico del Centro de Aprendizaje de las Facultades de Odontología y Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Universidad de Chile (CeAp-OCIQ), que, en esta medición obtuvo 317 respuestas, lo que corresponde al 40% de los estudiantes de Pregrado.

Ante esta segunda medición, explicó la Coordinadora del Centro de Aprendizaje, Silbana Muñoz, “el estudio pasa a adquirir una mirada longitudinal (trend) y se orienta a la comparación con los resultados obtenidos en la primera aplicación del mes de junio y a la búsqueda de tendencias”. En ese contexto, el objetivo de la encuesta fue “describir el cambio (colectivo) en las condiciones psicológicas y materiales en las que los estudiantes de Odontología desarrollan sus labores académicas, dado el actual escenario de COVID-19, buscando lograr una retroalimentación respecto al funcionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje bajo la modalidad a distancia, para re-orientar las acciones hacia su mejoramiento y apoyo”.

Para la profesional, la importancia de la aplicación de la “Encuesta sobre condiciones de Estudio en contexto de emergencia sanitaria Covid-19” para la planificación y toma de decisiones en FOUCh, radica en que “los antecedentes recogidos a partir de la aplicación de este instrumento, ha sido fundamental para reorientar y dirigir los acompañamientos soecioeconómicos, psicoeducativos y académicos en beneficio de los y las estudiantes de la comunidad odontológica. Con los datos recogidos en su primera aplicación, y complementario a sus acciones, permitió a la Dirección de Asuntos Estudiantiles gestionar y destinar recursos tales como chips, pc, fondos, entre otros”.

Además, precisó Silbana Muñoz, “gracias a la información recogida en la primera aplicación, se constituyó la Mesa de Trabajo Bienestar y Aprendizaje conformada por representantes del Centro de Estudiantes (CEO), Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) y el Centro de Aprendizaje OCIQ, con elpropósito de dialogar e implementar acciones conjuntas en respuestas de los intereses y demandas en la línea emocional y educativa que preocupa en el contexto sanitario actual, para enfrentar el proceso formativo. Así, se ha desarrollado una serie de Talleres/Conversatorios en conjunto con la DAE, tales como ‘Pensando la funas en comunidad’, ‘Cómo organizar tu tiempo, cumplir tus metas y no morir en el intento’, ‘Autocuidado para todo/as: Yoga’, ‘Cómo canalizar las emociones en tiempo de pandemia’, ‘Viaje hacia los afectos: otra forma de cuidarnos’, entre otros”.

Hallazgos más relevantes informados por CEAP

En relación a la primera medición de la encuesta Covid-19, se aprecia:

  • Un aumento significativo de la prevalencia en el entorno cercano del estudiante y una disminución en la percepción de riesgo frente al contagio. Tras cinco meses posteriores a la primera medición, aumenta la proporción de los y las estudiantes que refieren conocer personas contagiadas por covid-19 (de 57,8% a 69,4%). La referencia al contagio en el entorno, que, en un primer momento, estaba marcado por la alusión a algún “conocido”, en la segunda medición es más frecuente la mención de familiares, amigos íntimos, compañeros e incluso el mismo estudiante. Contrariamente a la extensión y cercanía del contagio, la percepción de riesgo muestra una disminución en su intensidad. El grupo de los “muy preocupados” disminuye casi 3 veces (de 68,3% a 22,1%), pasando a ser mayoritaria la presencia de los “preocupados” (50,5%), mientras que los “poco o nada preocupados” que en un primer momento eran casi inexistentes, en esta medición representan el 27,4% del total. Entre las principales razones del cambio de conducta, se puede conjeturar el efecto individual de la disminución de las restricciones por parte de las políticas de gobierno y el relajamiento de las prevenciones individuales a causa de lo que la OMS ha bautizado como “fatiga pandémica”.
  • Los elementos que más preocupan a los y las estudiantes, a raíz de la situación de emergencia sanitaria, se relacionan con la eventualidad de un rebrote (84,8%) y con el impacto de la pandemia en la salud mental propia y de su entorno próximo (48,9%). En una tercera posición, se menciona la preocupación por las “condiciones de funcionamiento de la clínica odontológica ante un eventual retorno a la presencialidad” (42,4%); intranquilidad que alcanza a 2 de cada 3 estudiantes de los niveles superiores (66,7%), dada la necesidad de estos cursos (4°a 6° año) por un mayor acceso a la práctica clínica.

 

  • En el contraste entre percepción y hechos, los y las estudiantes pudieron gestionar mejor de lo que creían sus niveles de estrés frente a la pandemia y tuvieron un mejor rendimiento académico de lo que esperaban hace 5 meses atrás. Por otra parte, acusan recibo de problemas en su motivación, capacidad de concentración y organización tal y como lo vaticinaban en la primera medición. De forma congruente con dicha respuesta, los estudiantes mencionan sentirse más “preparados” para enfrentar los desafíos académicos que involucran la modalidad remota, ya que los datos evidencian que los (as) estudiantes que declaran sentirse “poco preparados(as)” disminuyen en igual medida que aumenta el grupo de los “preparados(as)” en esta segunda medición.
  • No se observan grandes diferencias en las condiciones físicas y materiales en la que los estudiantes desarrollan sus labores académicas entre la primera y segunda medición. La gran mayoría dispone de un equipo con conexión a internet, siendo mayoritario el grupo de quienes poseen un equipo de uso personal (76%). Sin embargo, pese a que la diferencia no es estadísticamente significativa en relación a la medición pasada, sí se observa una diferencia en la velocidad de conexión que los y las estudiantes mencionan tener. En el segundo momento, casi la mitad de los estudiantes (48%) declara que su conexión de internet es “alta”, mientras que en la primera medición la mitad de los estudiantes mencionaba que su velocidad de conexión es apenas “media”; por consiguiente, podemos conjeturar que los hogares de los estudiantes han realizado un esfuerzo económico para mejorar las condiciones en que éstos últimos se conectan a la red.

  • No se observan diferencias respecto a dónde y con quién se encuentran viviendo la pandemia los y las estudiantes entre los meses de junio y noviembre. Al igual que en el primer momento, tres de cada cuatro estudiantes se encuentran en la RM (77,3%), mientras el 22,7% restante en regiones. De igual forma, tres de cada cuatro estudiantes de regiones, aún se encuentra fuera de la región metropolitana desarrollando sus actividades académicas, lo que dificulta el regreso a una eventual presencialidad en el funcionamiento. En su mayoría los y las estudiantes, se encuentra junto a sus más cercanos viviendo la emergencia sanitaria, ya sea con su familia de origen o con otros familiares (92,4% y 91,1%).
  • En la segunda medición, los y las estudiantes mencionan que la principal debilidad de la modalidad de funcionamiento remoto, es la dificultad y/o imposibilidad de llevar a cabo las tareas clínicas (70,9%); evaluación que afecta principalmente a los estudiantes de los niveles superiores (4° a 6° año) (78,8%). En esta medición, la “sobrecarga académica” pasa al segundo lugar (43,7%), siendo un aspecto más mencionado entre el grupo de los estudiantes de niveles inferiores (1° a 3° nivel) antes que superiores (47% v/s 40,6%). En tercer y cuarto lugar, se menciona el ambiente en el que se desarrolla la enseñanza y las dificultades de concentración (32,6%), y los problemas de estabilidad y fluidez de la conexión a internet (32,3%). Este último aspecto disminuye 25 p.p. en relación a la primera medición, lo que pareciera relacionarse con la mejora en la velocidad de conexión verificada en párrafos anteriores. Otro aspecto mencionado por los estudiantes es la “desconfianza de algunos docentes ante las situaciones de evaluación” (26,9%).

Nuevas preguntas y sus resultados

  • A pesar de las debilidades del modo de funcionamiento remoto, más de la mitad de los estudiantes se inclina a favor de mantener el funcionamiento virtual (53,9%) y un 39,1% recién se abre a la posibilidad de una parcialidad en el funcionamiento virtual/presencial. Esta inclinación por el modo de funcionamiento, se muestra relacionada estadísticamente con la percepción de riesgo, de modo que quienes manifiestan una mayor preocupación por el contagio, también son quiénes se inclinan mayormente por continuar en la modalidad remota.
  • Las principales dificultades para el retorno a la presencialidad se relacionan con no disponer de un lugar de residencia en Santiago (24,7%); situación que afecta principalmente a los estudiantes que se encuentran en regiones (63%). En segundo término se menciona el hecho de vivir con una persona de riesgo, ya sea un adulto mayor o enfermo crónico (24,7%) y en tercer lugar con el temor al uso obligatorio del transporte público (19,8%).
  • En esta segunda aplicación, se evaluó los mecanismos utilizados por la práctica docente desde su utilidad en el aula virtual. Así es como dentro de las innovaciones docentes más útiles, se encuentra la práctica de “subir videos post-clase”, en tanto 3 de cada 4 estudiantes considera que es altamente útil para ellos (74,7%). Contrariamente, e interrogados sobre las clases sincrónicas, sólo el 37,4% consideró que éstas son igualmente útiles, mientras que un 12.9% estiman que tienen una “utilidad baja”.
  • En esta segunda versión de la encuesta, se consideró la evaluación que los estudiantes realizan de la acción de los “otros” en el entorno cercano frente a la crisis sanitaria. En ese contexto, los agentes más próximos al estudiante obtienen una mejor evaluación que la institución misma. Así, mientras que la mayoría de los estudiantes se encuentra satisfecho con el apoyo de su familia en la continuidad de sus estudios (86,1%) y se evalúa de forma satisfactoria la actitud y conducta de compañeros y docentes (68,8% y 65,3% respectivamente), sólo 3 de cada 7 estudiantes se considera igualmente satisfecho(a) con la respuesta de la Casa de estudios y con el acompañamiento entregado por ésta (29,9%). Las principales razones de dicha evaluación, podrían estar en las respuestas abiertas entregadas en la encuesta, donde los estudiantes acusan recibo de problemas de comunicación, falta de información e incluso confianza respecto de las autoridades universitarias.