Académica de la U. Nacional de Ingeniería de Lima presenta su trabajo sobre hostigamiento sexual universitario

Académica presenta trabajo sobre hostigamiento sexual universitario

La Universidad puede crear mecanismos que aseguren el rechazo del hostigamiento sexual dentro del campus, afirma la obra de la profesora Elba Acevedo.La abogada Elba Acevedo es docente de la Universidad Nacional de Ingeniería y de la Universidad Tecnológica del Perú.La abogada y Asesora de la Defensoría Universitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima (Perú), Elba Sissi Acevedo Rojas, presentó en nuestra Facultad su obra, publicada en octubre de 2020, titulada “Hostigamiento sexual universitario, el espectador como agente de cambio”.

El encuentro fue inaugurado por la Vicedecana de la Facultad, Renée Rivero, quien relevó que el tema en discusión es un problema que atinge a toda la comunidad universitaria, y que se arrastra por siglos, en el que la situación de la mujer en algunos aspectos sigue siendo desmedrada y frágil, ya que “el abuso y el hostigamiento sexual siguen existiendo, debido a la persistencia de la consideración subordinada de la mujer, lo cual llevó a una renovada exigencia de las demandas feministas.

Acerca de la obra de la académica Elba Acevedo, la Vicedecana resaltó que “condensa conceptos sobre esta forma de violencia en el ámbito universitario. Señala que las razones de por qué los casos de hostigamiento muchas veces no son denunciados, lo que van desde la dificultad probatoria o la reticencia de los testigos hasta el desconocimiento de qué es hostigamiento sexual. Ella precisa la distinción sutil entre hostigamiento y acoso: en el primero hay una diferencia jerárquica; en el segundo, más horizontalidad. Recopila testimonios de docentes y estudiantes sobre lo vivido como víctimas o espectadores. Algo central del libro es destacar al espectador, para que no se quede sin hacer nada y en cambio, como el profeta Daniel, intervenga en favor de la víctima”.

Durante la actividad, también se hizo referencia a la creación de la Oficina de Atención de Género en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, dependiente del Vicedecanato y a cargo de la asistente social Viviana Pinto, que, entre otras cosas, entrega asesoría y acompañamiento especializado a las personas afectadas, así como la derivación a instancias de ayuda psicológica y judicial, sirviendo tal Oficina como primer lugar de acogida, según el protocolo establecido.

Por último, la profesora Ana María Moure, Directora de Relaciones Internacionales de nuestra Facultad, destacó la participación en campañas nacionales e internacionales para prevenir la violencia contra las mujeres, y el compromiso de informar sobre el número de agresiones sexuales que se hayan producido en diversas instituciones universitarias.

En el ámbito internacional, el acoso sexual ha sido considerado como una expresión de violencia de género. Así lo señala la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), en su recomendación general Nº 19 de 1993, en la que se afirma que

La violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente el goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre, y el acoso sexual es una de esas graves manifestaciones”.

La organización de Naciones Unidas ha abordado la explotación y los abusos sexuales de diversas formas, a través de políticas y protocolos, normas de conductas y un marco legal definido para regular estas materias tanto a nivel interno como internacional, a través de diversos organismos y organizaciones regionales e internacionales.

De acuerdo a la obra de Elba Acevedo, “es relevante mencionar que la Universidad puede crear mecanismos que aseguren el rechazo del hostigamiento sexual dentro del campus, como por ejemplo: charlas, capacitaciones, talleres que promuevan el respeto irrestricto de los derechos humanos, por todos y cada uno de los actores académicos, tales como se vienen trabajando en otras universidades extranjeras, donde incluso se han realizado demandas colectivas a ellas, pues la violencia sexual se ha desarrollado dentro del campus, donde muchas veces y por diversas razones los actores involucrados no han actuado con la celeridad debida.

Otro aporte relevante del libro refiere al rol docente, indicando la autora que el académico o académica debe involucrarse “para apoyar la implementación de un programa de prevención, capacitándose continuamente sobre el tema y reconociendo que la violencia sexual es un problema. Muchas de las conductas que han sido normalizadas y pasan desapercibidas en la conducta incluso, del docente. La capacitación al docente debe versar sobre derechos humanos, igualdad de género, libertad sexual, entre otros. Debe buscarse un desarrollo que prime conductas democráticas dentro del aula, respeto a toda forma de pensamiento y rechazo a toda forma de violencia dentro de la comunidad estudiantil”.