Orientada a escuelas públicas de todo el país

Guía Metodológica de la U. de Chile apoya al sistema escolar en la inclusión de estudiantes no hispanohablantes

Guía Metodológica orienta la enseñanza de español en escuelas públicas
Capacitación de monitores, diseño de libros y la supervisión de clases de español han sido parte del trabajo que ha desplegado el Área de Español para Extranjeros del Departamento de Lingüística.
Capacitación de monitores, diseño de libros y la supervisión de clases de español han sido parte del trabajo que ha desplegado el Área de Español para Extranjeros del Departamento de Lingüística.
La Guía entrega recomendaciones a escuelas públicas de todo el país sobre la inclusión de estudiantes no hispanohablantes mediante herramientas derivadas de la lingüística aplicada.
La Guía entrega recomendaciones a escuelas públicas de todo el país sobre la inclusión de estudiantes no hispanohablantes mediante herramientas derivadas de la lingüística aplicada.

La "Guía Metodológica para la comunicación intercultural con personas no hispanohablantes en las comunidades educativas" fue elaborada por las profesoras Rosa Bahamondes y Claudia Flores y el profesor Moisés Llopis, pertenecientes al Área de Español para Extranjeros del Departamento de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Por otra parte, el trabajo fue revisado por el equipo técnico de la Unidad Educación Para Todos de la División de Educación General del Ministerio de Educación (Mineduc).

La profesora Flores destaca que, a través de esta guía, los académicos de la Universidad de Chile entregan recomendaciones a todas las escuelas públicas del país sobre la manera de incluir a estudiantes no hispanohablantes a sus comunidades escolares mediante herramientas derivadas de constructos propios de la lingüística aplicada.

Desde 2019, el Área de Español para Extranjeros del Departamento de Lingüística ha estado trabajando en la enseñanza del español en personas jóvenes y adultas. Capacitación de monitores, diseño de libros para la enseñanza en este contexto y la supervisión de clases de español han sido parte del trabajo que se ha desplegado en algunos establecimientos que imparten educación para jóvenes y adultos (EPJA). Esta experiencia fue el primer paso para la abordar la inclusión de estudiantes no hispanohablantes en el sistema escolar.

El 2020, el equipo se hizo cargo del curso de Formación en diversidad lingüística y cultural para la comunicación con estudiantes no hispanohablantes, en el que participaron 25 colegios de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y el Maule, actividad que dio paso a la guía metodológica debido a la intención del Mineduc de ampliar esta propuesta a nivel nacional. "Este documento es fruto de las visitas a distintos colegios, del trabajo con profesoras y profesores, y del diálogo con muchos de los actores involucrados en este proceso. Se trata de una experiencia que se analiza a la luz de las posturas teóricas del constructivismo sociocultural que se inscribe en la lingüística aplicada a la adquisición de segundas lenguas”, destaca la profesora Flores.

El trabajo realizado por el equipo muestra que la inclusión de niños, niñas, adolescentes y adultos en la comunidad escolar depende de varios factores: adquirir la lengua para poder comunicarse a nivel social; desarrollar literacidad para ser capaz de participar y aprender en las clases de las diferentes asignaturas que se dictan en español; y, por último, que la comunidad comprenda que, por una parte, estos estudiantes son bilingües emergentes, porque ya tienen su lengua materna y están agregando el español y, por otra, poseen una cultura de origen que informa su forma de relacionarse tanto en la escuela como fuera de ella. Es por eso que la comunidad educativa debe desarrollar su conciencia intercultural para ajustar sus prácticas sociales y pedagógicas.

Aulas heterogéneas tanto en idiomas como en culturas

Una de las sugerencias para trabajar en aulas heterogéneas es el uso del Aprendizaje Multilingüe Funcional (AMF), un planteamiento que reconoce la presencia de estudiantes no hispanohablantes y valora su lengua materna, invitándolos a utilizarla cuando participan en las actividades de la clase mientras aprenden español. De esta manera, cada estudiante aporta a la interacción en el aula mediante la vinculación con un otro distinto en ciertos aspectos y similar en muchos otros, pues están aprendiendo la misma materia. “Esta postura permite que los estudiantes vean a sus compañeros que están aprendiendo español no desde una perspectiva del déficit -“no pueden hablar (español)”-, sino como personas que ya pueden comunicarse en un idioma y que con el apoyo de toda la comunidad escolar pueden aprender español.

Es positivo ver aulas heterogéneas tanto en idiomas como en culturas para mejorar la capacidad de dialogar y llegar a acuerdos, tratando de ponerse en el lugar del otro, algo esencial en la formación ciudadana. Esta forma de ver el aula también destruye el mito de que los niños no deben hablar su lengua materna para aprender español, ya que hay habilidades transferibles de la lengua materna al español que pueden ser de gran ayuda en este proceso. Asimismo, este modelo les da agencia a los estudiantes mediante el uso de su idioma y desde el apoyo que puedan dar a sus pares en el aula para aprender español junto con el resto de la comunidad educativa. 

La comunidad escolar intercultural

La perspectiva intercultural tiene asociada la interacción y el interés por conocer y reconocer a otras personas para valorar todas las culturas. Esta es la gran diferencia con la multiculturalidad, que solo reconoce la presencia de diferentes culturas, pero no invita a la colaboración o el conocimiento entre sí.

“La perspectiva intercultural también contribuye a que cada uno reflexione sobre su propia cultura, detenga el juicio sobre la de los otros y valore las prácticas culturales de todos aquellos con los que se interactúa en la comunidad escolar”, precisa la profesora Bahamondes.

Soñar con el éxito escolar

Esta guía utiliza el concepto de bilingüismo emergente, propuesto por Ofelia García, como una idea relevante para la educación de las generaciones de niñas y niños que están aprendiendo tanto su lengua materna como el español. “Se trata de reducir la brecha, entender el proceso de aprendizaje de una segunda lengua como algo positivo y derribar mitos”, señala Claudia Flores.

Es necesario comprender que la inclusión no se resuelve solo con el ingreso a la escuela, sino que es necesario pensar cómo esta se produce en términos de equidad. En este sentido, la profesora Claudia Flores explica que para que los estudiantes que están aprendiendo español tengan éxito en el sistema escolar, necesitan desarrollar su literacidad, lo que significa que no solo se debe aprender a hablar, sino también leer y escribir para aprender y así usar todas herramientas que facilitan su desarrollo escolar. “El acceso a los colegios, la adquisición de la lengua y el paso a la participación en clases a través de la comprensión y producción oral y escrita son procesos distintos que hay que apoyar”.

¿Cómo apoyar la literacidad? Trabajando con profesoras y profesores e involucrando a toda la escuela para comprender los procesos de adquisición de una segunda lengua, y -de este modo- implementar herramientas didácticas para la comunicación y la enseñanza de contenidos en español a personas en proceso de aprendizaje de nuestra lengua. “Este proceso implica, en muchas ocasiones, modificar conductas o maneras de enseñar que ya tenían aprendidas de antes o complementar estrategias de enseñanza de muchos profesores para entregarles herramientas efectivas, que permitan atender efectivamente esta nueva realidad que forma parte de sus aulas”, indica el profesor Moisés Llopis. Estos esfuerzos, destaca la profesora Flores, son beneficiosos para toda la comunidad, ya que también estudiantes chilenos refuerzan el modo en que utilizan y comprenden el lenguaje y, a la vez, están en la misma línea planteada por el Rector Vivaldi sobre el rol de universidad pública, ya que aporta con conocimiento pertinente para las discusiones que le plantean la sociedad y las instituciones del Estado.