La ceremonia de recepción será el 14 de julio de 2021

Dr. Aníbal Llanos, nuevo miembro honorario de la Academia Chilena de Medicina

Dr. Aníbal Llanos, nuevo miembro honorario de la Academia de Medicina
Doctor Aníbal Llanos Mansilla
Con el equipo de investigadores del Incas, en Putre, el año 2008
Con el equipo de investigadores del Incas, en Putre, el año 2008
Con el doctor Emilio Herrera en Caquena, a 4.600 metros de altura
Con el doctor Emilio Herrera en Caquena, a 4.600 metros de altura

El doctor Llanos se tituló de médico cirujano de Universidad de Chile en 1967; se especializó en Fisiopatología y Pediatría en la misma casa de estudios entre 1967 y 1970 y, entre 1976 y 1979, realizó el Postdoctorado en Fisiología Fetal y Neonatal en el Cardiovascular Research Institute de la Universidad de California, San Francisco. Además de ser Profesor Titular de Fisiopatología desde 1989, ha sido profesor visitante de varias universidades norteamericanas y europeas y su trayectoria académica considera numerosas investigaciones en el ámbito de hipoxia fetal y neonatal en sus aspectos cardiovasculares, metabólicos y moleculares, reflejadas en 90 publicaciones en revistas con comité editorial nacionales e internacionales; entre ellas, la Academia Chilena de Medicina destaca la contribución que permitió la aprobación y uso de surfactante exógeno en recién nacido.

Pero también incluye la formación de numerosos discípulos, quienes contribuyen a la ciencia y a la enseñanza –entre ellos, un decano de Medicina y otro de Ciencias Veterinarias-, tanto en Chile como en el extranjero. Así y todo, no puede evitar la nostalgia al decir que “en realidad, cómo quisiera tener nuevamente 40 años para seguir investigando, porque mientras más se aprende más caminos se abren, y eso es un abanico que no termina nunca. Hay muchas cosas que me gustaría seguir haciendo, pero en fin, está compleja la cosa, sobre todo con este virus que nos tiene acorralados…”

 Y es que le gustaría seguir estudiando el problema de la hipoxia crónica en la etapa perinatal. “Abrimos un camino con la investigación usando como modelo el feto y recién nacido de llama, conocimientos que nos abrieron la posibilidad de hacer traslación a los animales de tierras bajas, como las ovejas, con cierto éxito, y eso eventualmente podría llevarnos a desarrollar un posible tratamiento, pero falta mucho aún para eso. Sería muy interesante seguir expandiendo esa línea de trabajo, sobre todo con herramientas modernas como el genoma y la biología molecular, que son cosas muy bonitas. Investigar es una aventura del conocimiento, desde el punto de vista de la inquisición de lo que pasa en la naturaleza; y en ese sentido, es extraordinario poder hacer un pequeño aporte”.

Poniendo a la Universidad de Chile en lo alto… literalmente

Esa línea de investigación fue posible gracias a que, durante la rectoría del doctor Jaime Lavados, y junto al doctor César González, de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, revelaron el estudio de la hipoxia de altura en términos de su complejidad como problema país, sobre todo por la importancia de la industria minera. “Pudimos crear el Centro Internacional de Estudios Altiplánicos, que luego derivó en Estudios Andinos o INCAS (por International Center for Andean Studies), ya que junto al profesor Alberto Raggi, de Medicina Veterinaria, y muchas otras personas, redactamos y ganamos un proyecto internacional que permitió comprar un terreno de una hectárea en Putre, a 3.600 metros de altitud, y construir un laboratorio de aproximadamente 260 metros cuadrados, que está funcionando hasta hoy, para lo cual contamos también contamos con el trabajo de académicos de nuestras facultades y de la de Ciencias Físicas y Matemáticas.

Esta creación atrajo a muchos investigadores nacionales y del extranjero. “El profesor Julian T. Parer, mi ex jefe en la Universidad de California, San Francisco, donde hice mi postdoctorado, estuvo siempre presente desde la creación del INCAS; volaba desde Estados Unidos viajaba hasta La Paz, Bolivia, y desde allí bajaba en unos buses en los que yo no me habría subido hasta Putre, donde lo estábamos esperando en un camino plagado de animitas para llevarlo hasta nuestras instalaciones”.

Y es que, explica, “es un laboratorio natural fantástico de hipoxia crónica. Durante su gestación en tierras bajas el feto humano –o cualquier otro mamífero- están en condiciones de hipoxia, pues su presión arterial de O2 en la sangre más oxigenada de la vena umbilical es de 30 mm de mercurio, lo que es perfectamente normal: nosotros funcionamos con una PO2 de entre 90 y 100 mm de mercurio. Pero si a ese feto lo ponemos en la altura, donde la madre está con poco oxígeno, se produce una hipoxia dentro de otra hipoxia, lo cual es fascinante desde lo teórico a lo práctico en la oxigenación fetal”.

En ese sentido, explica, “el recién nacido de llama es muy diablo, porque nace en la altitud, a 4.500 metros, y ahí tiene que hacer la transición feto neonatal, que consiste en establecer una función pulmonar en menos de un minuto y para hacerla requiere de que haya una buena cantidad de oxígeno, pues de lo contrario los vasos pulmonares se contraen, se genera hipertensión pulmonar y no se oxigena bien la sangre. Eso es lo que le pasa a los animales de tierras bajas, incluyendo los humanos, que suben a las altitudes; si una mujer de tierra baja, que no está adaptada de toda la vida a la altura, se va a tener una guagua a La Paz u otra ciudad a gran altitud, el niño va a tener problemas al nacer, porque no va a ser capaz establecer una función pulmonar normal. Esto la llama lo hace como si no pasara nada y hemos estudiado algunos mecanismos de como lo hace”.

Investigación podría derivar en avances para terapias covid

En este modelo el doctor Llanos y su equipo estudiaron el rol del óxido nítrico, que es un vasodilatador, “analizando cuánto de este produce el pulmón de la llama y comparándolo con la oveja: el nivel de expresión de la enzima que genera, como es la óxido nítrico sintasa endotelial, está presente en los pulmones de los recién nacidos de llama y oveja, y nos encontramos con la sorpresa de que está en igual cantidad a nivel de mar y de altura en la llama, siendo que la oveja produce más en altura. Entonces, si no era el óxido nítrico lo que produce la dilatación, ¿qué era?”.

Así, llegaron a investigar el monóxido de carbono (CO), que se produce en cantidades pequeñas por un set de enzimas hemoxigenasas 1 y 2. “El CO en el pulmón de la llama está muy aumentado en la altura, y lo mismo las hemoxigenasas, la cual tiene una vía común de vasodilatación con el óxido nítrico; por eso, pensamos que es una forma de la llama para adaptarse a este rápido establecimiento de la función pulmonar en altitud. Hicimos pruebas muy positivas, pues en su tesis de doctorado, Germán Ebensperguer indujo la hemoxigenasa y el monóxido de carbono en fetos de oveja usando hemina, que es un fármaco que se utiliza en para tratar la porfiria, con excelentes resultados, pues se logra aumentar el CO, que tiene propiedades vasodilatadoras y antiproliferativas, pero además biliverdina y bilirrubina, que son antioxidantes y antiinflamatorios”. De esta forma, observaron una baja en la presión de la arteria pulmonar, en una mejora significativa que se mantenía incluso después de administrar el fármaco. “Es un trabajo muy bonito que permite una traslación a futuro, pensando incluso en lo que podrían ser posibles terapias para pacientes covid”.

El trabajo de incorporación que presentará durante la ceremonia del 14 de julio próximo se titula “Del oxígeno invisible al oxígeno imprescindible en el delgado aire del Alto Andino”. De esta nueva fase en su vida como investigador, el doctor Llanos reflexiona finalmente que “voy a ser parte de un claustro en el que hay colegas de diversas especialidades, por lo que aprenderé mucho escuchando sus exposiciones, y también estaré más al tanto de lo que está pasando en el país en términos de la atención médica y la prevención de enfermedades. Va a ser muy interesante estar allí y poder contribuir con lo que uno pueda”.