Mantiene también la opción formativa como subespecialidad

Con sus cupos llenos comienza Programa de Título de Especialista en Medicina Intensiva de Adultos

Comienza Programa de Especialista en Medicina Intensiva de Adultos
El programa de Título de Especialista en Medicina Intensiva de Adultos comenzará sus actividades el 1 de octubre próximo, con sus diez cupos llenos.
Dr. Carlos Romero Patiño, profesor encargado del Programa de Título de Especialista en Medicina Intensiva de Adultos.
Dra. Karin Kleinsteuber, directora de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Medicina.

El 1 de octubre de 2021 comenzará el primer año lectivo para los 10 médicos que comenzarán su formación en el Programa de Título de Especialistas en Medicina Intensiva, con una duración de ocho semestres. “La primera mitad va a ser de preparación, con rotaciones en diferentes áreas, como son la medicina interna, anestesiología, cardiología, neurología, geriatría y urgencias, para luego abordar las asignaturas propias de la disciplina”, aclara el doctor Romero.

Según añade, “históricamente en Chile la medicina intensiva se ha impartido en programas de formación como especialidad derivada de primarias como la medicina interna, cirugía, anestesiología y urgencias. Y si bien se ha ofrecido de manera regular en tres centros, la verdad es que no se ha logrado una masa crítica para liderar las diferentes unidades críticas del país –hay 222 intensivistas certificados, los que se concentran mayoritariamente en la Región Metropolitana-, y es una falencia que notamos desde hace más de una década”.  

Los programas, explica el académico, “tienen como fin formar líderes en medicina intensiva, orientados a la jefatura técnica de las unidades críticas para llevar la continuidad del manejo clínico de los pacientes, porque eso es lo que ha demostrado mejorar los resultados con los enfermos y sus familias, pero también la gestión de los recursos. Esto se ha hecho más notorio en la pandemia y más aún cuando médicos de otras especialidades primarias pueden ejercer turnos eventualmente en unidades críticas; por eso, lo que va faltando son  médicos que conduzcan estos equipos. Creemos que el ingreso directo como especialidad primaria será más atractivo para los médicos, y garantizando siempre la calidad de la formación que ofrece la Universidad de Chile”.

El programa, señala su profesor encargado, “se ha pensado también para que ofrezca las mejores oportunidades de formación para los estudiantes; por eso es multicéntrico y colaborativo, pues ofrecerá rotaciones por cuatro centros, como son los hospitales Clínico José Joaquín Aguirre, Barros Luco, del Salvador y San Juan de Dios, que tienen particularidades y fortalezas diversas, por ejemplo en relación a la población de enfermos que atienden”.

A ello, agrega que “la medicina crítica ha sido históricamente más masculina; quizás por ser de más difícil acceso al ser una especialidad derivada. Con este programa de cuatro años pensamos que los médicos recién graduados podrán acceder a esta disciplina cuando todavía pueden dedicar más tiempo a esta formación; y, de hecho, los diez primeros cupos que abrimos quedaron cubiertos inmediatamente –lo  que es llamativo al ser una beca nueva-, de manera equitativa por cinco mujeres e igual número de varones”.

Mejorar ambientes de aprendizaje

La doctora Karin Kleinsteuber releva lo que fue la colaboración en la creación de este nuevo programa de los académicos de los distintos centros formadores que van a participar de él, en particular de los departamentos de Medicina Interna Oriente, Sur, y Occidente, “que van a contribuir con más  y más diversas oportunidades de aprendizaje para estos estudiantes”.

Agrega que el comité académico a cargo está preparado para dar un acompañamiento cercano a estos nuevos médicos en formación “dado que son más jóvenes al venir directamente desde el pregrado, han estado menos tiempo desempeñándose como médicos generales. Esta es una especialidad de alta exigencia, que exige trabajo colaborativo en equipo, y también de una serie de aprendizajes y herramientas que les permitan el desempeño satisfactorio en lo profesional y en lo humano en los años que van a ejercer. Por eso, destaco que además que el Comité del Programa ha estado especialmente preocupado de algo que me parece extraordinario, como es mantener el lazo con los egresados de este programa, que se desempeñan en diferentes unidades de intensivos del país, para seguir contribuyendo a su formación y actualización continua y dándoles ahora herramientas de autocuidado. Esto ha sido esencial en período de pandemia: una mirada formativa más integral más allá de lo disciplinar y que es el sello que hemos tratado de imprimir los últimos casi ocho años desde la Facultad de Medicina, como es formar médicos de excelencia en lo disciplinar y muy competentes, pero además compasivos, expuestos y protagonistas en el ejercicio de una medicina humanizada”.

Esa mirada, explica la directora de la Escuela de Postgrado, se está incorporando a todos los programas de Título de Especialistas a partir de diferentes ajustes, como es la incorporación  del curso de bioética de manera transversal a todos ellos. “Y para los docentes, la capacitación continua y actualización en docencia, mediante talleres periódicos para los académicos  y la creación del Curso de Buenas Prácticas Docentes para todos los académicos, que se puso en marcha este año y que nació a partir de los procesos de autoevaluación, del análisis de nuestros ambientes de aprendizaje, y de la reflexión por un comité en dicho ámbito, en el que ahondamos en qué necesitamos quienes enseñamos las especialidades para actualizarnos en lo que exigimos a nuestros residentes, con el fin de mejorar los ambientes de aprendizaje en todo sentido, incluyendo aspectos como la formación integral, inclusión y perspectiva de género”. Este curso de un mes, preparado en conjunto con el Departamento de Educación en Ciencias de la Salud en modalidad remota, “va en su cuarta versión, siempre con los cupos llenos, y apunta a mejorar prácticas docentes y de trabajo en equipo que redundarán no sólo en el aprendizaje de los estudiantes, sino que también repercutirán positivamente en la atención de los pacientes y sus familias. Y en este programa de Medicina Intensiva, el comité se hace  parte  de la formación integral de los especialistas competentes y compasivos que se necesitan  hoy” finaliza.