La actual directora de Wildlife Conservation Society Chile (WCS Chile), Bárbara Saavedra, es oriunda de Valparaíso y debido a su conexión profunda con el mar decidió estudiar Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Su sueño de “conocer las ciencias en todas sus dimensiones para conseguir libertad de conocimiento”, lo ha podido concretar paso a paso a lo largo de su carrera. De esta manera, las ciencias han sido su principal herramienta para proteger la biodiversidad, con una visión ética especial que la hizo postular y ser reconocida en el cargo que tiene hoy.
Dentro de sus trabajos investigativos, destaca la reciente publicación del libro "Una Constitución Socioecológica para Chile: Propuestas integradas", elaborado por la Doctora en Ecología junto a Liliana Galdámez y Salvador Millaleo, ambos académicos de la Facultad de Derecho de la U. de Chile. El documento, construido después de un trabajo colectivo y colaborativo que recopilo las propuestas entregadas por la Red de Constitucionalismo, que también la componen las convencionales constituyentes Cristina Dorador, Amaya Alvez y Manuela Royo, tiene como propósito ser una guía de entendimiento sobre los principios medioambientales y ecológicos que debiese tener la nueva Constitución de Chile.
“El año pasado pensaba sobre la Constitución y la naturaleza. Por eso, tomé contacto con la abogada constitucionalista de la U. de Chile, Liliana Galdames. Nos pusimos a conversar sobre el interés de poder aportar con contenidos medioambientales a la nueva Constitución y eso terminó con la idea de convocar a distintos actores del ámbito del derecho, los de la naturaleza y lo social, todos con conocimiento territorial, y que estuviesen interesados en la conservación de biodiversidad”, explica Bárbara sobre el inicio de este trabajo que busca colaborar con el trabajo de la Convención Constitucional.
“La idea era entregar una visión integrada al proceso constituyente, no cuestiones aisladas, para establecer un puente entre el entendimiento desde las ciencias y el derecho, viendo la forma de transmitir las ideas de conocimiento técnico en un lenguaje con consistencia jurídica y simple a la vez. También teníamos una visión concreta de que estos conocimientos vengan desde los territorios, con representación de distintas partes del país, y por eso tuvimos más de 934 horas de trabajo, con 19 sesiones y muchas personas candidatas a constituyentes. Tres de ellas elegidas”, agrega la ecóloga.
Necesidad medioambiental en la constitución
En base al relato de Bárbara, su lucha para que la conservación de la biodiversidad en Chile sea un tema legalizado comenzó en 2010, y todavía no ha tenido frutos. A pesar de sus asesorías al Ministerio del Medio Ambiente, aún siente que la ausencia de una ley de biodiversidad y áreas protegidas ha provocado que nuestro país esté “25 años atrasados con respecto a otros países de nuestra región, y aún hay gente que se opone a esto con argumentos falaces, con toda la información que hay, con el nivel de degradación de la naturaleza que existe hoy, es difícil. Estos temas muchas veces se ningunean, se dejan debajo de la mesa y a poco andar estallan los problemas”.
Sin embargo, la directora de WCS Chile tiene esperanza en que los trabajos recopilados “desde Visviri a Tierra del Fuego” puedan conducir a una constitución socioecológica, ya que para ella hoy “no estamos en el siglo 18, estamos en un espacio ecológico degradado, cuyo impacto lo vemos día a día. Hoy no es una aspiración, sino una necesidad de que la constitución se haga cargo de este contexto. El mundo nunca ha tenido tanto conocimiento acumulado como hoy”.
“La construcción de esta Constitución debe hacerse cargo de lo aprendido colectivamente a lo largo de historia de nuestro país y del mundo. Todos los caminos conducen a la conservación de la naturaleza y la biodiversidad, porque no son cosas que están lejos o en áreas protegidas, están en el día a día, y es tarea de nosotros ir conectándonos a ella como podamos y en la medida de nuestras posibilidades”, concluye.