Premio es uno de los más importantes para textos iberoamericanos:

Egresado DMUS obtiene importante reconocimiento internacional para estudios musicológicos

Egresado DMUS obtiene importante reconocimiento internacional
Egresado DMUS obtiene importante reconocimiento internacional para estudios musicológicos
Egresado DMUS obtiene importante reconocimiento internacional para estudios musicológicos

Pablo Rojas, musicólogo de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, lleva al menos seis años estudiando la Nueva Canción Chilena (NCC). Mientras cursaba el magíster de nuestra casa de estudios se centró en analizar los aspectos religiosos de este movimiento artístico, fuertemente ligado a la izquierda y al ateísmo. Ahora, su investigación doctoral se central en el mesianismo y la NCC.  En el desarrollo de este proyecto en el Instituto de Musicología de la Universidad de Viena surgió el artículo “¿La voz del hombre nuevo?: Masculinidad y Nueva Canción Chilena”, que fue reconocido con el Premio Otto Mayer- Serra 2021.

¿Qué significa recibir un premio de esta envergadura?

Es un premio importante y muy motivador porque yo llevo varios años metido en esto y sobre todo en el contexto de la pandemia, trabajar sin saber qué tan importante es hacer esta investigación, me hacía preguntarme sobre la pertinencia y. Espero que sea un aporte para las investigaciones de la NCC en el Cono Sur, ya que me imagino que hay elementos comunes con Argentina y Uruguay.

En términos materiales también es importante porque yo termino el doctorado y a la calle, las posibilidades en Chile son difíciles, aquí (Austria) no tanto, pero igual siguen siendo difíciles sobre todo porque el alemán no mi lengua materna, entonces el premio da mejores perspectivas de futuro, de poder conseguir un trabajo estable. Es una preocupación que tenemos todas las personas que hacemos investigación en humanidades y ciencias sociales.

El artículo aborda aspectos visuales y/o performáticos respecto a la visualidad de la NCC, como éstos ayudaban a construir un imaginario del movimiento, y no únicamente centrado en los aspectos musicales. ¿Cuéntame cómo fue trabajar desde esta perspectiva más humanista?

Me parece interesante eso que dices de no analizar sólo la música porque en América Latina y aquí en Austria y también en Alemania hay una tensión entre gente que sólo quiere investigar la música y cerrarse a ella y otros que creen que no tiene sentido porque todos esos elementos son partes que constituyen la música, entonces uno no puede hacerse el leso.

En esa línea, cuando yo hice mi tesis de máster sobre el tema religioso en la NCC ese contenido estaba sobre todo en las letras y en algunos tipos de melodías, referencias al canto a lo divino, de ese estilo, pero siempre había cosas que tenían que ver con el imaginario, de vincular elementos no teatrales, pero si visuales. Me llamaba mucho la atención, por ejemplo, la sobriedad de los músicos para presentarse en el escenario y también que era muy interesante cómo los presentaban, digamos que todos los recuerdos son que la NCC era muy sobria siendo que no siempre lo fue. Por ejemplo, me acuerdo del libro de Manuel Vilches, que en la portada tiene a un Rolando Alarcón con un chaleco de lana cualquiera y sonriendo, una imagen muy distinta de la que se percibe a la NCC, esos elementos de teatralidad son fundamentales y han estado dando vueltas en mi trabajo y en los de otra gente que ya está un poquito estudiado, pero aquí en el tema de la masculinidad alcanza ya una dimensión más concreta de cómo analizarla.

En el artículo también hablas de que la música de la NCC suena a con características especiales…

Claro. Al final del artículo yo sugiero algunas maneras de cómo la cuestión masculina tiene una manera particular de sonar y ahí menciono que la sobriedad es una manera de sonar, la profundidad, como una descripción de penetrante, también tiene una forma de sonar y eso está súper ligado al análisis musical tradicional en parte, pero también emparentado mucho con lo que sería la semiótica musical, la que busca significados en la música. El que primero nos acercó esos métodos en la Universidad Chile fue el profesor Cristián Guerra que en la clase de análisis musical que nos mostró una manera concreta y metodológica de buscar y encontrar significados en los sonidos, y eso yo después lo amplié a la cuestión visual y a las iconografías, etc.

Si bien había una masculinidad hegemónica en la NCC, también habías otras diferentes y citas a Rolando Alarcón por un ejemplo de ello ¿De qué modo esa disidencia afectó en la visibilidad de estas otras masculinidades?

Yo diría que el caso de Rolando es notable en ese sentido porque es unos de los músicos que más discos grabó, que más canciones creaba, que tenía un estilo propio, que sonaba en la radio, o sea, era fundamental, pero nunca grabó con Dicap, por ejemplo, siendo que él militaba en el Partido Comunista, pero nunca le dejaron estar oficialmente. De hecho, en el libro de Manuel Vilches se reproduce una cita de Luis Corvalán de finales de los años 80’ lamentando haber excluido a un compañero artista muy importante por su condición de homosexual. El hecho de ser abiertamente homosexual y tener este tipo de masculinidad indeseable hace que no te graben en el sello más importante de la izquierda, donde grabó todo el mundo en la época, entonces ese es un ejemplo concreto.

También, yo diría que en la memoria de la NCC, de quienes son los íconos más grandes, nunca se le menciona, tal vez por lo mismo, igual habría que estudiarlo más profundamente, pero aparte de Rolando también hay otros casos, como el de Juan Capra y Héctor Pávez que también fueron marginados en la manera en que se circulaba dentro del movimiento. Daniel Party en su artículo Homosexualidad y Nueva Canción cuenta que estos músicos no sólo tenían menos oportunidades profesionales, algo que también les pasaba a las mujeres, sino que también eran ridiculizados por ser amanerados o les hacían bromas hirientes. En esta línea a modo de ejemplo, Rolando Alarcón era muy amigo de Silvia Urbina y grabaron un disco juntos en 1964. Patricio Manns, que en esa época era el esposo de Urbina, le dice a Silvia que no se junte más con él porque es un afeminado, es decir, los ámbitos de repercusión de esta heteronormatividad se daban en las oportunidades laborales y artísticas, pero llegaban también a niveles de relaciones personales.

Una cosa que no abordas en el artículo es por qué crees que la NCC es excesivamente masculina…

No podría aventurar una respuesta a esa pregunta, creo que habría que investigarlo más a fondo, pero si tiene influencia el hecho de que el ideario de izquierda en América Latina fue totalmente masculino, todos los héroes, todos los símbolos izquierdistas, siempre fueron hombres, y eso tiene que ver con que quienes ocupan el espacio público entonces son hombres y es ahí donde se empieza a forjar la revolución. Esta idea del trabajo doméstico o de cambiar un poco las relaciones íntimas familiares, nunca fue tan puesto en cuestión en la izquierda latinoamericana.

Por otra parte, la NCC se ha entendido como un movimiento creador, de cantautoría, incluso vinculado a compositores académicos, todos varones. Las mujeres de la NCC casi siempre se desempeñaron, por algún motivo, como intérpretes. Por ejemplo, Isabel Parra que también es gran compositora, pero es más reconocida por ser interprete de canciones de otra gente. Las otras mujeres, como Charo Cofré, a quien circunscribieron como compositora de música infantil, asociarla a lo infantil es también hacerlo a las labores de cuidado. Si uno piensa, la cantidad de músicas de la NCC es menor si se compara con la cantidad de folcloristas o gente que estaba en la Nueva Ola, como cantantes, etcétera.

¿Con qué preguntas te quedas luego de realizar este artículo?

Lo primero es que muchas veces en la musicología histórica como no se discute el marco categorial que está en la base de la investigación, las preguntas de investigación no cambian, entonces una de las cosas que yo considero positivas del giro que hizo la etnomusicología en la historia de la disciplina, digamos como hace cien años, es desestabilizar esos marcos teóricos que se daban por sentados, entonces al haber nuevos marcos teóricos y nuevas preguntas, ya la manera de buscar datos es distinta. En este caso si yo parto de una pregunta que es sobre el género los datos que voy a buscar van a ser distintos o voy a mirar desde otra perspectiva critica lo que vaya encontrando. Incluso hay casos que son las mismas fuentes, pero abordadas de otra manera.

Por ejemplo, una pregunta que me queda es qué tan separada estaba la NCC del resto de los músicos que estaban dando vueltas en esa época y esto no tiene tanta relación con este artículo, pero a mí siempre me ha quedado la duda si Quelentaro está dentro de la NCC. Hay gente que dice que sí, pero ellos no se identificaban como parte de, por ejemplo. Hay otros autores que han propuesto hablar de canción política en Chile, que abre un poco el espectro, pero también lo cierra mucho, porque estás hablando sólo de canción política y lo que pasó en la NCC es mucho más que eso, es canción religiosa, hay cosas de fiesta también, las cosas que hacía Patricio Manns que hacía con este imaginario chilote y no sé si eso es tan derechamente político. Entonces siempre quedan dudas sobre las categorías que estamos usando para incluso empezar la investigación. Esas son las preguntas más grandes que hay, con qué categorías comienzo, cuáles son mis puntos de partida porque eso en el fondo define todo lo que viene después. Siempre me están dando vuelta esas cosas.

¿Qué sigue después del premio?

Lo que sigue ahora, de hecho, con urgencia es escribir el final de la tesis (risas). La tesis tiene que ver con el mesianismo en la NCC en Chile, un poco lo que te decía antes, es decir, pensar desde qué categorías ver las cosas o construir un marco categorial para mirarlas. Me he dado cuenta de que es una categoría que va más allá de lo religioso y que permite leer el movimiento con un foco que da muchos frutos. Michael Löwy habla del mesianismo y permite entender cómo personas- él dice intelectuales, pero podemos decir músicos- son ateos, pero religiosos al mismo tiempo, es decir, llevan a cabo procesos sociales o propuestas estéticas que rompen con la dicotomía de lo sagrado y lo profano, rompen con esa separación tan tajante. En ese sentido, pienso en Víctor Jara que entró al seminario, salió y nunca más tuvo un contacto formal con lo religioso, sin embargo, su obra, su quehacer y las categorías que están en él, sus conceptos, tienen mucho de religioso. Tengo que hacer eso, escribir esa tesis, llevo bastante avanzado y este tema sobre la masculinidad también tiene relación con eso, con cómo todo ese mesianismo está atravesado por una masculinidad, es decir, que la idea de que se puedan superar las dificultades del presente, de que el mañana se haga carne hoy mismo, todas esas cosas que uno diría positivas están atravesadas por las masculinidades más hegemónicas.