Iniciativa para reemplazar la leña

U. de Chile y Ministerio de Energía implementan calefacción geotérmica en escuelas de Aysén y La Araucanía

Proyecto calefaccionará con geotermia escuelas de Aysén y La Araucanía
CEGA
Los sensores para medir el material particulado fino (PM2.5) detectaron que estudiantes de Curacautín estuvieron expuestos a una contaminación similar a fumarse más de un cigarrillo diario.
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El proyecto es liderado por el Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA) y el Laboratorio de Fabricación Digital (FabLab) de OpenBeauchef, y cuenta con el apoyo del Ministerio de Energía.
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El proyecto se basa en la utilización del calor de la tierra para calefaccionar espacios, una alternativa innovadora y renovable que ya se ha implementado en otros establecimientos educacionales como el Liceo Bicentenario Altos del Mackay de la ciudad de Coyhaique.
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Los sensores son equipos de código abierto que, actualmente, cualquier persona puede implementar a través de la plataforma GitLab. El sistema fue instalado en el Liceo Arturo Prat de Puerto Cisnes y en la Escuela Luis Cruz Martínez de Curacautín.

La calefacción a leña es la alternativa más utilizada para enfrentar los días fríos en el sur del país, una realidad que también comparten las escuelas, en especial, aquellas que no cuentan con los recursos económicos suficientes para optar por otras alternativas menos contaminantes y nocivas para la salud.

Sin embargo, una experiencia piloto -liderada por el Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA) y el Laboratorio de Fabricación Digital (FabLab) de OpenBeauchef, centro de innovación y emprendimiento de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile- busca cambiar esta realidad en dos escuelas. Se trata del Liceo Arturo Prat de Puerto Cisnes, de la Región de Aysén, y de la Escuela Luis Cruz Martínez de Curacautín, ubicada en la Región de La Araucanía.

La iniciativa, apoyada por el Ministerio de Energía y la Casa de Bello, instaló sensores para medir el material particulado fino (PM2.5) en ambos establecimientos, un equipo de código abierto desarrollado por el FabLab de la U. de Chile. Fue así como estos dispositivos detectaron que los estudiantes de Curacautín estuvieron expuestos a una contaminación similar a fumarse más de un cigarrillo diario (1.22 cigarrillos al día); condiciones que pueden mejorar cuando en la zona se producen lluvias y viento.

Este monitoreo de la calidad del aire, tanto dentro como fuera de las aulas, impulsó el desarrollo de un sistema de calefacción a base de geotermia en ambos recintos educacionales. Karin García, investigadora del CEGA a cargo de esta iniciativa, señaló que este trabajo “es un desafío muy grande, porque la gente en el sur está acostumbrada a tener la estufa a 30° y calefaccionar un espacio completo a esa temperatura es muy costoso y casi imposible. Lo que hacemos es instalar un sistema que permite calefaccionar a una temperatura de confort que está por el orden de los 20°, por lo que también nos tenemos que hacer cargo de un cambio cultural”, detalla.

El sistema lleva casi un año de funcionamiento en uno de los colegios, donde la comunidad ha recibido apoyo educativo para aprender sobre este equipamiento y entender sus aportes a largo plazo, por ejemplo, a nivel económico, ambiental y de salud. “Es una tecnología cuyo valor para mantener su operación es similar a la leña, por lo que una escuela puede verse muy beneficiada por la geotermia. Los principales costos se dan al comienzo cuando hay que instalar el pozo, pero si uno mide el impacto a largo plazo y la dimensión del espacio que se ve beneficiado, la ganancia es absoluta”, explica la investigadora.

La académica remarca, de esta forma, que “si se impulsara la geotermia en el país podríamos estar todos en un ambiente mucho más amigable, limpio, que no deforeste los bosques. Nosotros queremos a través de este proyecto mostrar que esto es posible y que no es solo para gente rica o europea”.

Tecnología de código abierto

Según relata Gonzalo Olave, integrante de FabLab, el equipo del CEGA lo primero que hizo fue aprender Arduino, y de ahí comenzaron a explorar en conjunto las diferentes alternativas disponibles en el mercado y cómo ellos podían desarrollar una propuesta a bajo costo para llevar a las aulas de estos dos colegios.

Olave y Víctor Contreras fueron los responsables de dar vida a estos sensores, la tecnología que permitió monitorear el aire en ambas escuelas. Para ello, integraron diferentes módulos disponibles y cuando ya tuvieron todo en orden desarrollaron la propuesta que, actualmente, cualquier persona puede utilizar a través de la plataforma GitLab.

“Para el FabLab es importante apoyar a los centros de la Universidad de Chile, en especial este tipo de proyectos que tienen un impacto socioambiental mayor. También es nuestra responsabilidad demostrar que estas tecnologías se pueden desarrollar en el país y que pueden ser más económicas y asequibles de lo que se piensa”, precisa Olave.

En esta línea, el ingeniero eléctrico enfatiza que las barreras de desarrollo e implementación de este sistema en los últimos años se han reducido mucho. Por lo mismo, ambas instancias consideran que esta colaboración será el hito inicial de muchos otros trabajos que puedan realizar en un futuro.

Si deseas armar los sensores tú mismo, puedes revisar aquí: https://gitlab.com/fablab-u-de-chile/sensor-ambiental-cega/