Columna de opinión:

Trabajar para construir una cultura de seguridad y salud positiva

Trabajar para construir una cultura de seguridad y salud positiva
"La participación y el dialogo social emergen como factores decisivos para proteger los entornos de trabajo y salvaguardar la seguridad y la salud de los trabajadores".
"La participación y el dialogo social emergen como factores decisivos para proteger los entornos de trabajo y salvaguardar la seguridad y la salud de los trabajadores".

A lo menos un tercio de nuestra vida diaria la experimentamos en un ambiente laboral, por lo cual existe cierta probabilidad de alteración de la salud por la exposición a condiciones y/o acciones inseguras, agentes o factores de riesgo laborales conocidos y emergentes.

En nuestro país, el espíritu preventivo de la Ley 16.744 del año 1968 y sus decretos supremos asociados, han contribuido de manera significativa a la reducción de los accidentes del trabajo durante la última década.

Desde el 2016, la Política Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo (PNSST) ha reforzado este camino haciendo hincapié en principios esenciales, como por ejemplo, el derecho a la vida, la integridad física y psíquica de los trabajadores, la importancia de la prevención, la equidad de género, la participación y el diálogo social, entre otros.

Sin embargo, todo este esfuerzo no es suficiente puesto que se asoma una amenaza tanto o más importante a saber: las enfermedades de presunto origen ocupacional, cuya denuncia ha aumentado durante los últimos cinco años.

¿Cómo podemos hacer frente a este escenario desafiante? La Organización Internacional del Trabajo nos invita este año a orientar nuestros esfuerzos en materias de Seguridad y Salud en el Trabajo, “actuando juntos para construir una cultura de seguridad y salud positiva” ¿Y esto que significa? Significa en primer lugar trabajar en conjunto desde las distintas disciplinas asociadas a la Seguridad y Salud en el Trabajo para la identificación, evaluación ambiental, control de los agentes y factores de riesgo laborales, vigilancia de la salud de las y los trabajadores expuestos, en un esquema de sistema de gestión del riesgo sostenido en el tiempo con un sello de mejoramiento continuo para procurar ambientes de trabajo seguros y saludables.

Por ello, es necesario recordar que la unión hace la fuerza, y en este caso, la convergencia de los esfuerzos de las disciplinas de Salud Ocupacional, Prevención de Riesgos, Ergonomía, Higiene Ocupacional y Medicina del Trabajo deben hacerse realidad.

Adicionalmente, sabemos que lo técnico no es suficiente para enfrentar los nuevos desafíos, y es necesario fomentar la participación efectiva del gobierno, empleadores, trabajadores, y actores de la salud pública. Lo que queda de manifiesto en un estudio realizado entre el 2020 y el 2021 por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile en conjunto con la Secretaría de Salud de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) el cual ha evidenciado, por ejemplo, que la exclusión y la falta de participación experimentada por los y las trabajadoras del sector salud en las decisiones respecto del manejo de la pandemia, ha sido un factor esencial en generar un ambiente de miedo, inseguridad y sobre todo agotamiento físico y mental que ha caracterizado la experiencia pandémica para aquellos trabajadores.

En este sentido, la participación y el dialogo social emergen como factores decisivos para proteger los entornos de trabajo y salvaguardar la seguridad y la salud de los trabajadores. Por lo cual, se comprende que todas y todos, las y los trabajadores estamos invitados a participar en conjunto con las organizaciones laborales, con representantes de trabajadores, con casas de estudios superiores, con instituciones estatales, privadas y de Gobierno, para hacer de los ambientes laborales espacios seguros y saludables, donde se respiren aires de encuentro social, de desarrollo personal, de logro de aspiraciones y metas profesionales y por sobre todo, ambientes dignos para los seres humanos que trabajan.