Violencia escolar en medio del retorno a la presencialidad: ¿cómo abordar estos conflictos cotidianos?

Violencia escolar en medio del retorno a la presencialidad

Luego de dos años de clases online e intentos de clases presenciales, los establecimientos educacionales regresaron abruptamente a la jornada escolar completa en marzo de este año. En este breve periodo, se han evidenciado distintos casos de violencia entre adolescentes y contra profesores(as), situaciones que evidencian una necesidad de abordar el conflicto de manera multidimensional.

Temas que investiga Christian Miranda, académico y coordinador del Núcleo de Investigación en Formación Docente IFODOC del Depto. de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales, invitado a conversar de estos temas en el capítulo 27 de “Bitácora Social”, el podcast de la facultad que es conducido por las periodista Carolina Escobar y Lucía Olmo, de la Dirección de Extensión y Comunicaciones. 

¿Qué sucede con los(as) adolescentes en esta época de cambios sociales?, ¿Cómo les afectó el confinamiento y la pandemia a niños, niñas y adolescentes?, ¿De qué manera las comunidades educativas pueden evitar que estas situaciones continúen propagándose? Son parte de las interrogantes que fueron abordadas en el nuevo episodio.

Como punto de partida, Christian Miranda recuerda que diariamente las sociedades conviven con el conflicto, el problema es cómo procesarlo y resolverlo. En ese sentido, el desafío no es eliminar el conflicto sino que transformarlo. “Los profesores no han sido formados en habilidades socioemocionales para abordar las consecuencias en la salud mental del estudiantado que ha convivido con el duelo por la muerte de un ser querido o las restricciones sociales derivadas de la pandemia”, por ejemplo, plantea el académico.

Uno de los hechos cubiertos mediáticamente desde el retorno a las clases presenciales ha sido la ciberamenaza de masacre en un Liceo de Quinta Normal, casos que hay que analizarlos, a su juicio, más ampliamente.  “La violencia es un síntoma del conflicto. Pocas veces nos detenemos a analizar por qué se origina la violencia, para lograr una comprensión más permanente de esos conflictos. Como sociedad informamos, pero no aprendemos sobre la violencia”, comenta.

Sus investigaciones en la materia han contado con la participación de otras universidades como la Universidad Diego Portales (UDP), la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

El proyecto Fondecyt 1140135 “Violencia en la escuela desde la perspectiva de estudiantes profesores y apoderados: un enfoque transdisciplinar y multimetodológico para su comprensión”,  y su continuación del proyecto Nº1170328 “Violencia verbal, etnografía de la interacción entre actores escolares”, son investigaciones que han permitido cruzar las perspectivas de estudiantes, profesores(as) y apoderados(as), evidenciando un ciclo del conflicto expresado en maneras violentas, profundizando en una comprensión situada de las violencias que cruzan, ser producen y reproducen en el espacio escolar de las salas y el recreo.

“Partimos de la base de que el ciclo comienza con las experiencias o pensamientos que se tienen del conflicto y cómo se abordan negativa o positivamente. Profesores(as) lo entienden como una práctica sociocultural”, mientras que estudiantes perciben el conflicto como una forma de interacción, para ellos la violencia física es negativa, “pero cuando se lleva a situaciones menos graves (como insultos o mofas) les resulta razonable pensar que son lenguajes o jerarquías de grupo”, explica.

Según relata también Christian Miranda, cuando apoderados(as) revisaban las Redes Sociales y encontraban expresiones ofensivas lo calificaban de escandaloso, a diferencia de estudiantes que les parecía parte de una relación que se tensiona.  Los(as) apoderados(as) entendían los episodios de violencia como acontecimientos o conductas específicas, aisladas muchas veces de una interacción social de carácter longitudinal.

Un segundo término que aparece en este ciclo es el conflicto emergente, es decir se aísla el conflicto pero no es visto como algo de larga duración, ni tampoco se aborda como una situación más compleja y de fondo, o en tanto proceso. “En general las personas entrevistadas en el estudio lo ven como algo emergente”, recalca el docente.

Luego de eso, un elemento importante que surge es la respuesta: “Ahí los(as) niños(as)y apoderados(as) coinciden en que la forma de abordar el conflicto es fundamental para la solución o mediación”. Al respecto, de acuerdo a sus investigaciones, profesores(as) apelan más al control de la violencia desde un régimen disciplinar.

Por contraparte, los(as) niños(as) al verse interpelados en las entrevistas ante una situación de violencia, consideran la perspectiva del conflicto bajo una mirada más amplia de reconocimiento y reparación, es decir apelando a “no solo decir que me equivoqué sino cómo lo reparo o reparamos”. Hay, entonces, una oportunidad no solo de resolución de una situación determinada sino también, de una formación ciudadana que debemos aprovechar como sociedad, concluye Miranda.

Parte de sus investigaciones han contado con la participación de Kathy Bickmore, académica de la Universidad de Toronto, quien el pasado 18 de abril dio una charla  presencial en el Auditorio Julieta Kirkwood  con el nombre de “Educación para la paz y abordaje del conflicto”, organizada por el Núcleo de Investigación en Formación Docente IFODOC.

“La experiencia vivida es clave en el abordaje democrático de la convivencia escolar”, comenta en la misma línea que Bickmore, siendo cruciales los y las estudiantes. “Los(as) jóvenes saben por qué se generan los conflictos, nuestro desafío en Ciencias sociales está en comprender sus razones y causas”, plantea Miranda.

Esto y mucho más sobre violencia escolar fue tratado en profundidad en el episodio 27 del podcast “Bitácora Social”, disponible AQUÍ.