Josep Borrell en la Casa Central

Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad visitó la U. de Chile

Alto Represente de la Unión Europea visitó la Universidad de Chile
Josep Borrell en el estrado
Josep Borrell visitó la Universidad de Chile en el marco de su viaje al país y como continuidad a la invitación extendida por el Rector Vivaldi en Bruselas en 2021.
Rector Vivaldi hablando en el podio
El Rector aprovechó la oportunidad para destacar el apoyo entregado por la Unión Europea el proyecto del Centro Productor de Vacunas y Biofarmacéuticos en Parque Carén.
Borrell hablando en el Salón de Honor
La charla se hizo en el Salón de Honor de la Casa Central de la U. de Chile, hasta donde concurrió presencialmente la audiencia a oír su discurso.
El prorrector, Alejandro Jofré, y la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola.
A la exposición asistieron autoridades universitarias como el prorrector, Alejandro Jofré, y de gobierno como la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola.

"Tuve el placer de conversar con el Rector Vivaldi en Bruselas y hablamos de que, cuando pudiese visitar Chile, existiera la oportunidad y el honor de intervenir en un acto académico en su Universidad. Yo también he sido Rector de una Universidad y también he sido profesor universitario, y late en mí la vocación docente". Así comenzó su charla “La Unión Europea y Chile frente a las crisis internacionales” el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en la Casa Central de la Universidad de Chile, una de las actividades centrales de su visita al país.

La presentación del representante de la Unión Europea se desarrolló este jueves 28 de abril y contó con la presencia de autoridades como la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, y el embajador de la Unión Europea en Chile, León de la Torre, además de autoridades universitarias como el Prorrector, Alejandro Jofré, y vicerrectores de la Casa de Bello.

"Las universidades son una parte vital de una sociedad y Europa es una tierra de universidades. Desde el medioevo, las universidades han contribuido a construir lo que Europa es: Salamanca, La Sorbona, y tantos lugares donde se ha forjado el conocimiento humano y desde donde se ha hecho avanzar a la humanidad", prosiguió Borrell.

Por su parte, el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, destacó que el encuentro se trató de "una ocasión muy especial, que es a la vez un punto de culminación y un punto de partida". En la instancia, agregó, "establecimos un contacto muy afectuoso y de gran sincronía con lo que estaba ocurriendo en el mundo con Josep Borrell en Bruselas", contó la máxima autoridad universitaria respecto al encuentro que se dio a fines de 2021 y donde la Unión Europea expresó su interés en apoyar el proyecto del Centro Productor de Vacunas y Biofarmacéuticos en Parque Carén.

El tema de la autonomía de los países y otros tan contingentes como la guerra en Ucrania, el proceso constituyente y el cambio climático fueron parte de los temas abordados por el Alto Representante de la Unión Europea.

Autonomía productiva

Como contexto, el Rector Vivaldi relató que "lo que motivó nuestra visita a Bruselas fue precisamente el tema de poder desarrollar no solamente la capacidad de producir vacunas, sino el generar un ambiente de desarrollo de biotecnologías en nuestro país. En otras palabras, que hubiera un interés recíproco en desarrollar ciencia en Chile". 

También mencionó la que considera una característica de muchos países dentro y fuera de Latinoamérica: el convencimiento de que la ciencia y la tecnología es algo que debe ser producido exclusivamente por los países "mejor capacitados" y luego comercializada. "Es necesario que nos preocupemos no solamente de que se entreguen o consigan vacunas, sino que se incentive y fomente el desarrollo de ciencia y tecnología en torno a estos problemas biotecnológicos en nuestros países", añadió.

"Las relaciones internacionales van a ser evaluadas y valoradas no tanto en cuanto al intercambio de materia, o yo esperaría que no fuera tan material en sentido literal la interacción, sino que también en términos de cómo se comparten conocimientos y capacidades de una cierta autonomía para abordar y resolver problemas", agregó.

Este tema también fue abordado por Borrell. "Con la pandemia descubrimos de repente que en Europa no se producía ni un solo gramo de paracetamol, que en toda la Europa –rica y desarrollada, con la industria química más potente del mundo– no producíamos ningún solo gramo de tranquilizante. Todo lo importábamos. Y cuando viene una crisis y el exportador no exporta, de repente te das cuenta que hiciste mal en entregarle completamente tu necesidad", relató.

"El paracetamol se produce rápidamente, pero el gas no, y ahora descubrimos que el 40 por ciento de nuestro gas lo suministra un vecino hostil, Rusia, y que no es tan fácil buscarle una alternativa. Por eso, estamos construyendo ahora capacidades autónomas que enlazan con uno de los grandes problemas de nuestro tiempo, que es la lucha contra el cambio climático. Hace tiempo dijimos que teníamos que prescindir de los hidrocarburos y de la energía carbonada como el petróleo, el gas y el carbón, pero no hemos ido lo bastante rápido en este terreno, y a medida que decíamos 'hemos de prescindir de', aumentábamos nuestra 'dependencia con'", afirmó.

"De repente, la guerra nos ha puesto de bruces en frente de una realidad a la que tenemos que dar rápidamente una respuesta, que tiene que pasar no solo por ahorrar energía y no solo por buscar fuentes alternativas, sino también y sobre todo por buscar distintas clases de energía. Aquí es donde Chile puede jugar un papel importantísimo: es un país que puede y debe, en la lucha contra el cambio climático, hacer la aportación que le permite su geografía y sus ventajas comparativas: su viento, su sol, sus desiertos, su fachada marítima. Tienen ustedes un futuro extraordinariamente importante como gran productores de hidrógeno", dijo.

Guerra en Ucrania

La construcción de una "autonomía creciente", explicó, ha sido empujada "por una guerra que no hemos querido, ni Ucrania tampoco". Fue precisamente el conflicto armado otro de los tópicos centrales de su exposición, el cual dijo que "va a cambiar la geopolítica mundial, las relaciones internacionales, y va a provocar un nuevo enfrentamiento entre regímenes autoritarios y democracias liberales". "Muchos ven en lo de Ucrania una guerra más entre europeos que les cae de lejos, pero no es otra guerra entre europeos, no es ni siquiera una guerra entre el oeste y el resto del mundo, es realmente un conflicto que pone en cuestión el derecho internacional, la soberanía de los Estados, su integridad territorial, y el que podamos recurrir a la negociación y no al uso de la fuerza para resolver los conflictos", dijo.

El representante de la Unión Europea señaló que están haciendo "todo lo posible para evitar que nos embarquemos de nuevo en una confrontación global, porque pensamos que eso significaría un coste muy elevado tanto en términos políticos como económicos". En esta línea, añadió, "Haremos lo posible por que esa guerra acabe cuanto antes, pero no que acabe de cualquier manera. Ciertamente, si dejásemos de armar a Ucrania la guerra se acabaría pronto, pero ¿cómo acabaría?", se preguntó.

"Con Ucrania entregada a las manos del invasor, no teniendo más remedio que aceptar cualquier condición que se le quisiera imponer, y no queremos que se acabe así. Si así acabara, toda la destrucción y todas las víctimas serían realmente inútiles y el mundo se embarcaría en una dinámica donde repetir la fuerza hace la ley. Con eso no quiero decir que los países occidentales no hayamos en el pasado incurrido también en comportamientos que pueden ser criticables, sin duda, pero la peste no justifica el cólera: los errores de ayer no son un paliativo para los de hoy. Hoy nos enfrentamos a lo que nos enfrentamos y la respuesta tiene que ser a eso, por sus propios méritos, valores y circunstancias", dijo.

En ese mismo sentido, Borrell explicó la importancia de "aprender a utilizar el lenguaje del poder". "No basta con ser un poder blando, basado en las relaciones comerciales y en la defensa del estado de derecho. Es, sin duda, imprescindible defender el Estado de derecho y los derechos humanos, que forman parte del ADN de la Europa que surgió de la Guerra Mundial. Pero en el tiempo convulso en el que hoy vivimos, con grandes poderes dispuestos a pasar por encima de cualquier consideración moral, no basta con ser defensor del derecho ni tampoco con extender las relaciones comerciales esperando que el comercio reblandezca las conciencias", apuntó.

"Hay que tener una cierta capacidad de coerción, de hacer que los demás hagan lo que tú crees que deben hacer, y eso es entrar en un terreno peligroso porque el uso del poder siempre es peligroso. Pero en este momento, después de la pandemia y a las puertas de una guerra en nuestra frontera, es más necesario que entendamos qué quiere decir usar el lenguaje del poder y cuáles son sus instrumentos y sus límites", afirmó.

Los límites del mercado

El rol del mercado también fue una arista de su discurso, ya que Borrell aseguró que "la desigualdad es un cáncer de la democracia". Al respecto, planteó que "cada vez más el crecimiento económico no contribuye a hacer sociedades más sólidas, porque el beneficio del crecimiento no llega a todos los sectores de la población. Yo sé que la desigualdad es un grave problema en Chile y que ustedes han pasado por años de crecimiento económico que no se han convertido en una mayor cohesión de la sociedad".

"También pasa lo mismo en sociedades más desarrolladas como son las europeas. El crecimiento económico per se no es un antídoto contra la descomposición del vínculo social. Hace falta algo más, algo que el mercado no puede aportar: hace falta acción pública", aseguró.

Según Borrell, el mercado es "eficiente como instrumento de producción de mercancías, pero no satisface necesidades (...) Solamente satisface demandas solventes. Si una demanda no es solvente, no esperen que el mercado la satisfaga. Si una demanda no tiene atrás un poder de compra, no esperen que nadie vaya a producir el bien requerido. Hay cosas que en la vida no son mercancías, que son derechos, y no pueden dejar que los derechos sean administrados por un instrumento que no está pensado para eso", apuntó.

Así, el representante de la Unión Europea abordó el rol de la redistribución mediante medidas fiscales. "Parte de la riqueza se colectiviza y se comunitariza para atender en forma colectiva esas necesidades que el mercado no va a atender, porque no son mercancías, sino que son derechos. La educación es uno de ellos y la salud también. Yo creo que las sociedades más desarrolladas son aquellas que trazan una línea divisoria entre aquello que la eficacia productiva puede satisfacer y aquello que tiene que ser satisfecho por la acción política organizada a través de un esfuerzo colectivo", dijo.

Proceso constitucional

Por último, Borrell se refirió al proceso constituyente en curso en Chile, el cual definió como "una oportunidad para definir un nuevo marco de convivencia, que debe ser capaz de reflejar los anhelos de varias generaciones y dar cabida a distintas aproximaciones políticas". Por lo mismo, indicó que "es un campo de juego en el que se puede jugar con diferentes equipos, que debe construir un consenso muy amplio para permitir la alternancia política y políticas de gobierno de distinta orientación".

Ilustró esto con ejemplos cercanos a su experiencia. "Nosotros intentamos hacer una Constitución para Europa y los europeos no la quisieron: la rechazaron en referéndum, probablemente porque la palabra que los que estamos comprometidos en política creemos que tiene un poder mágico, constitución, no la tuvo para los ciudadanos: porque suena a Estado, y Europa no es un estado. Con el simple hecho de decir que íbamos a hacer una Constitución para Europa, a muchos les pareció que queríamos construir un estado europeo que anulase la existencia de los viejos estados nacionales", relató.

"Yo aprendí mucho de esa experiencia: no hay que poner la carreta delante de los bueyes, ni madrugar esperando que amanezca más temprano, porque por mucho que madrugues amanece a la hora que toca, y en ese momento los europeos no quisieron madrugar y, sin embargo, ahora ha llegado el momento de avanzar más", añadió.

También contó que en España, en el siglo XIX, "tuvimos una Constitución cada fin de semana, lo que no nos permitió avanzar demasiado en la construcción de una sociedad justa ni próspera (...) En Europa tenemos otras experiencias políticas para construir marcos que nos permitan suprimir las fronteras y construir una identidad común que supere los enfrentamientos. Probablemente, sin las matanzas y destrucción de dos guerras mundiales, no hubiéramos emprendido el camino de unirnos", expresó.

"Fue seguramente la consecuencia trágica de la última guerra la que nos hizo decir que pasaríamos encima de los enfrentamientos de ayer para construir un futuro común. En España hicimos algo parecido con una Constitución en el año 78, que tuvo una amplia base social porque era una respuesta colectiva, compartida, al día siguiente de que se nos murió el dictador. Ustedes tienen ahora la oportunidad de avanzar en este camino", dijo. Asimismo, deseó al país "mucha suerte y acierto" en el proceso constituyente.

Borrell cerró su exposición destacando su deseo de que "las relaciones entre Europa y Chile, que tienen mucha historia, tengan también mucho futuro (...) Chile tiene un pie en el Atlántico y está abierto al Pacífico. Es una pieza clave de las relaciones entre Europa y Latinoamérica, es un socio fundamental para construir el mundo que viene y hacer frente a las crisis del siglo XXI. Créanme, el mundo será mucho más peligroso de lo que hubiéramos podido imaginar hace diez años y se enfrentará a opciones críticas, algunas de ellas con enormes consecuencias sociales".

"Los políticos de hoy y mañana tienen que aprender, más que los de ayer, a combinar la libertad política con el crecimiento económico y con la distribución social (...) Libertad, prosperidad y solidaridad: no conozco otra parte del mundo donde se combinen mejor que en la vieja Europa, y sin querer ser modelo ni ejemplo para nadie, creo que podemos contribuir a que en el resto del mundo se combinen también mejor para evitarnos crisis y conflictos (...) Ojalá que nuestra relación, entre Europa y Chile, contribuya a ello", cerró.