Expertos y expertas analizaron los desafíos en torno al agua

Expertos y expertas analizaron los desafíos en torno al agua

Chile enfrenta un escenario de escasez hídrica y, de acuerdo a las proyecciones, será cada vez más seco. El desafío hoy es adaptarnos ante ese escenario para lograr la seguridad hídrica, y las universidades y centros de investigación juegan un rol fundamental para abordarlo, señaló la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, durante el seminario “Agua: Desarrollo, Sustentabilidad y Tecnología”, realizado este martes.

El encuentro, organizado por la Prorrectoría de la Universidad de Chile y el Centro Avanzado para Tecnologías del Agua (CAPTA), buscó profundizar sobre el uso del agua y los desafíos asociados, desde una visión integral y sustentable.  Es el primero de varios encuentros que se están organizando junto a otras universidades.

“Si bien sabemos que los actuales niveles de escasez hídrica están fuertemente marcados por una gestión fragmentada y sectorial del agua, no podemos pasar por alto que estamos enfrentando una megasequía cuyos impactos son reales, palpables y dolorosos. Durante los últimos 13 años la precipitación ha disminuido entre un 20 y un 40% en las regiones de la macrozona sur y centro del país, lo que se traduce en reducciones amplificadas de la escorrentía, la acumulación de nieve y la recarga de los acuíferos”, sostuvo la autoridad, quien agregó que el Ministerio del Medio Ambiente se encuentra coordinando el Comité interministerial de transición hídrica justa, que marca un cambio de enfoque en la gestión del recurso, partiendo por reconocer que el agua tiene múltiples funciones: social, ecosistémica y productiva. “Se requiere una visión integral y sistémica de la gestión del agua, que trascienda los intereses y las metas sectoriales”, subrayó.

El tema es complejo, señaló el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Flavio Salazar. “De pronto colisiona la necesidad de riego de un sector determinado con la conservación de la naturaleza, por otro; el tema del desarrollo de una nueva industria, como el hidrógeno verde, que puede brindar gran impacto internacional al generar una transición energética, pero que no puede ser a costa de la calidad de vida de las personas que viven en esas regiones. Es un desafío complejo, pero creemos que allí hay espacio, a diferencia de otras estrategias, para todos: los científicos, las comunidades, organizaciones sociales, porque estos temas se deben discutir a través del conocimiento”.

“La participación de las autoridades de gobierno es un muy buen compromiso e indicador por parte del Estado en relación a este tipo de temas, en particular, con el tema hídrico. Además de destacar la buena voluntad que tiene la Universidad en contribuir con la labor del Estado, también hay que destacar la importancia y urgencia que existe por parte de ambas partes para tomar decisiones y planificar con respecto al tema del agua para poder generar políticas que transiten hacia un sistema más sostenible y equitativo”, señaló James McPhee, vicedecano de la FCFM y director del CAPTA.

La experiencia israelí

Yechezkel Lifshitz, director general de infraestructuras energéticas de Israel, se refirió al modelo que actualmente se utiliza en su país para gestionar el agua, donde el recurso es público y gestionado por el Estado, a través de un cuerpo regulatorio profesional encargado del agua (la Autoridad de Aguas).

“En Israel todos los usuarios pagan el agua, cada gota en Israel se mide y se tiene que pagar. Todos los gastos están cubiertos por la tarifa hídrica, no tenemos que pedir que lo pongan en el presupuesto. Si necesitamos una planta de desalinización o manejo de aguas, los gastos están cubiertos por el modelo. Lo que tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que no tenemos que rogar al ministro de Salud que en vez de comprar vacunas me ayude a construir una planta de desalinización”, contó. El modelo incluye también la educación para el ahorro de agua desde la infancia y campañas en medios de comunicación.

“Lo que Chile enfrenta en los últimos años o décadas, Israel lo enfrentaba desde que se estableció o declaró su independencia en 1948, así que tenemos mucha experiencia, y nos gustaría compartir esa experiencia y conocimiento con ustedes y por supuesto aprender de ustedes, de su experiencia profesional y sus desafíos, porque sus desafíos pueden ser mis desafíos en cinco años más. Creo que hay muchas posibilidades de cooperación entre Israel y Chile”, aseguró.

Diego Berger, coordinador de proyectos especiales en el exterior de la compañía nacional de aguas de Israel, planteó los desafíos y proyecciones del proceso de desalinización. “El mayor problema de los recursos hídricos, más allá de la escasez, es la gestión de estos recursos, por lo tanto, no existe una solución mágica que llegue de la noche a la mañana. Aquí, lo importante, es que las personas entreguen un valor a la importancia de la administración del agua para el bien de todos”, sentenció.

Los desafíos de Chile

Para James McPhee, la solución al problema con el agua en Chile – en el que intervienen factores como el modelo de provisión del servicio público por actores privados, la fragmentación institucional y la actual crisis de confianza en el país, además de conflictos ambientales y condiciones como la sequía – requiere de tres factores: acuerdos, conocimiento y tecnología. “Ninguno de los tres elementos por sí solo es capaz de resolver el problema, mi propuesta es que debemos avanzar en las tres dimensiones”, señaló.

“La gestión integrada de recursos hídricos y el concepto de seguridad hídrica interactúan en un ciclo continuo que involucra participación de actores múltiples, planificación para resolver temas importantes, específicos y locales, que requieren energía y un empuje fuerte y decidido del sector estatal, que interviene con capacidades técnicas y voluntad política, y el desarrollo y mirada a largo plazo, para facilitar estos procesos cíclicos, donde la tecnología aparece en alguna parte escondida en la definición de soluciones”, indicó el especialista.

Entre los desafíos para el país hoy están innovar en materia de agua, con tecnologías para garantizar la seguridad nacional, determinar la viabilidad técnica y económica de las soluciones propuestas en condiciones industriales reales de operación, y el desarrollo de estrategias de expansión de la transferencia tecnológica, aplicación productiva y comercialización de resultados a otras regiones, en ellos están trabajando centros como CAPTA.

María Cristina Fragkou, académica de la Facultad de Arquitectura Urbanismo de la U. de Chile, planteó que si bien la crisis hídrica es global, “más particularmente Chile tiene una disponibilidad geográficamente muy desigual, donde en el norte del país tenemos el desierto más árido del mundo y donde se extrae la mayoría del cobre y el Litio del mundo”. Por otra parte, el Código de Aguas chileno “no prioriza usos, entonces tenemos una problemática y antagonismo entre los sectores y, además, se ha notado una concentración de derechos de agua por parte de las élites, sobre todo en la minería y la agricultura, lo cual está perjudicando a las poblaciones rurales. Además, tenemos la megasequía y la vulnerabilidad que tiene el país al cambio climático”, sostuvo.

“Chile tiene una gran oportunidad en el tema de mostrar al mundo una solución innovadora, y a la vez inclusiva, pensando en el desarrollo de la sociedad en el tema del agua. Tenemos una bonita oportunidad de ser un país con una energía cada vez más verde”, aseguró el prorrector de la Universidad, Alejandro Jofré.