Zoom a las tareas centrales del Dr. Miguel O´Ryan

El valor de nuestras personas

El valor de nuestras personas
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Dr. Miguel O´Ryan, decano de la Facultad de Medicina

En su escritorio prácticamente no hay papeles ni carpetas. En la pantalla de su computador se ven varias ventanas superpuestas y desde un pequeño gadget con el que también se comunica, se escucha música clásica. En los estantes de la oficina hay fotos familiares, también recuerdos de su vida profesional y académica. Tres cuadros de pintura contemporánea y un par esculturas en hierro dispuestas a contraluz, completan el espacio donde desde el mes de julio trabaja Miguel O´Ryan Gallardo. 

¿Por qué la pediatría?, le consultamos, y fluyen en su memoria las historias de vida: “hubo una influencia muy grande de mi suegro” (el Dr. Humberto Soriano). Fue él quien lo introdujo en el mundo de la pediatría, el cual lo capturó desde muy temprano: “fui muy bien dirigido por los doctores Julio Meneghello, Enrique Fanta, Juan Macaya, lo que marcó mi camino como pediatra”.

Casado desde hace 41 años, con tres hijos y siete nietos, define a Inés Soriano, su esposa, como “la compañera de mi vida”. La conoció mientras cursaba el primer año de la carrera de Medicina y se casó con ella cuando cursaba el quinto año. Miguel O`Ryan narra su experiencia como estudiante y becado con recuerdos muy vívidos. “Mientras hacía turnos en San Bernardo, también fumigaba jardines y hacía otras labores esporádicas”. Inés es profesora y gracias al trabajo de ambos “nunca nos faltó nada y tuvimos la fortuna de contar con el apoyo de sus abuelos, quienes nos habilitaron un espacio al fondo de su casa, donde vivimos tres o cuatro maravillosos años. Allí nació mi primer hijo y allí terminé mi carrera e inicié mi beca de Pediatría. 

El doctor O´Ryan regresó a Chile el año 1991 proveniente de su especialización en infectología pediátrica de cuatro años en Houston, Texas, y traía consigo una carta de la doctora Valeria Prado, académica de la entonces denominada División Oriente del Departamento de Microbiología y Micología, hoy programa del ICBM. En ella, le decía “Miguel, es poco lo que tengo para ofrecerte: horas y un sueldo universitario, apoyo para tu instalación y muchas ganas de que te integres a nuestro grupo que quiere hacer mucho”. Eso bastó: “llegué a una oficina de 1.5 mt2 en el tercer piso de calle Condell, junto a un maravilloso equipo de microbiología y con Valeria Prado, a quien le reconozco una importancia capital en el desarrollo mi carrera académica”.

Treinta palabras que lo llevaron a declinar otras ofertas –entre ellas de su alma mater, la Pontificia Universidad Católica- para unirse a un laboratorio liderado con generosidad y visión, pues además lo introdujeron al grupo de la Unidad de Infectología Pediátrica y a través de ellos, a otros equipos del Hospital Luis Calvo Mackenna, con quienes desarrolló los aspectos centrales de su vocación científica y asistencial, en los que ha relevado a la asociatividad, la colaboración y la integración como factores clave para alcanzar logros de mayor impacto. 

Calidad de vida, una meta para una Facultad renovada

Miles de nuevos profesionales, cientos de docentes y de trabajadores habitan a diario pasillos, aulas, laboratorios, patios, pabellones y boxes de atención en los cinco campus de nuestra institución y, por lo mismo, el Dr. Miguel O´Ryan comprende que es más que probable que la sientan impersonal.  Lo entendió en los meses dedicados a conversar con cada claustro y mejorar esta dinámica se convirtió en el objetivo de su mandato: que todos sientan que la Facultad de Medicina está tras ellos.

En su programa de trabajo denominado “Hoja de Ruta” establece que “los pilares de esta Facultad renovada son la optimización de nuestro quehacer académico fundamental: la formación de profesionales de la salud y especialistas para el país; la modernización y responsabilidad en la gestión, y la promoción del bienestar e inclusión en nuestra comunidad que fomente el sentido de pertenencia y orgullo”. 

¿Con qué logros se sentiría satisfecho en cuanto a centrar el enfoque en la calidad de vida de académicos y estudiantes y el personal de colaboración?

“Partiendo por los estudiantes, que son el centro de nuestro quehacer, con que cada uno de ellos sienta que la Facultad lo acogió, que le exigió debida y razonablemente, que aquí creció como persona, que logró el avance profesional que anhelaba y que sienta el orgullo de haber sido miembro de esta comunidad, y ese orgullo lo lleve permanentemente. Para que eso se traduzca en  rigurosidad, probidad y compromiso con el país y la sociedad; son tres valores que me gustaría que la Facultad transmitiera a sus estudiantes.”

“De nuestra comunidad académica”, añade, “tengo claro que por ser una institución tan grande y dispersa no ha habido suficiente sentido de pertenencia ni de retribución respecto de todo lo que entrega cada académico y académica. Yo estaría satisfecho si, independientemente de las horas que tengan acá, sientan que la Facultad les da lo que ellos quieren recibir.  Que la institución está detrás suyo, que les cuida, les apoya y que hace todo el esfuerzo por ellos, aunque no siempre se puedan cumplir todas las expectativas, que sepan que hay una institución detrás de ellos

Y respecto de los funcionarios y funcionarias,  afirma, “es muy importante que tengan, y creo que así es, el orgullo de ser parte de esta comunidad. Me gustaría que lográramos sostener ese sentimiento con mayor potencia, que vinieran día a día a trabajar con satisfacción y alegría, sabiéndose bien tratados y escuchados cuando surjan problemas. Podemos ser un faro en el país para disminuir las disfunciones laborales que existen hoy y que se manifiestan en personas que requieren licencias o que tienen problemas de salud mental. Si logramos avanzar en eso, con mucha conversación, diálogo, trasparencia, responsabilidad y honradez, creo que vamos a estar satisfechos”. 

Una sola facultad, todas las oportunidades

Usted llegó a Profesor Titular muy joven, es miembro de la Academia Chilena de Medicina, ha sido vicerrector de Investigación y Desarrollo, además de senador universitario. En base a esa carrera y cuando mira en retrospectiva: ¿cómo ve a la Universidad de Chile? 

Sin lugar a dudas de crecimiento en diferentes aspectos. El avance en la carrera personal va a la par con una mirada que va madurando y creciendo, por lo tanto puede tomar perspectivas diferentes.  Esto es importante pensando en académicos jóvenes, que quizás están entrando ahora y ven a la Universidad de la misma manera en que yo lo hacía en ese entonces, muy dedicado a los temas propios, a la disciplina, sin ver la magnitud de lo que nos rodea. Cuando uno tiene más canas y ha pasado por todos los procesos, ve que ésta es una Facultad de una grandeza inconmensurable en muchos sentidos, que tiene muchas dificultades e imperfecciones, pero que es un lugar que por sobre todo abre a quien tenga el empuje, la fuerza y la vocación necesaria, todas las oportunidades para desarrollarse. Es cierto que por ser tan grande acompaña menos, a veces la persona puede sentirse desamparada, es más impersonal, pero ofrece posibilidades de desarrollo y de apoyo que yo creo que la hacen bastante única. Ahora, no me cabe ninguna duda porque lo viví: desde el punto de vista institucional entré en un departamento separado en cuatro unidades, cada una inserta en un campus, en una segregación que hacía cuatro facultades de medicina diferentes; en estos 30 años nos forjamos como una sola Facultad de Medicina, integrada, con mucha mayor multidisciplinariedad y con avances en la investigación básico clínica, aunque también queda mucho por recorrer. Más aún, con una ´cancha desnivelada` por deficientes políticas públicas, nuestros departamentos clínicos ubicados en diversos hospitales y centros, con mucho esfuerzo sustentan la mayoría de los programas de formación clínica de la Facultad.”

¿Cuál es su valoración de la institucionalidad universitaria que emana del Estatuto?

Diría que es una institucionalidad que también está siendo mucho más participativa de lo que era antes. Creo que contar con instancias que combinen lo académico con la participación, en el balance adecuado, es muy sano para una institución que es de esta magnitud. Pero, al mismo tiempo, y ante los riesgos que ya hemos vivido de politización o de que el espacio universitario sea para fines individuales o puramente ideológicos, creo que en el último tiempo se ha ido creando la necesaria convicción de que la Facultad de Medicina y la Universidad de Chile tienen que estar por encima de eso, tiene que ser un centro de mirada reflexiva, moderada, sin inclinarse por determinadas miradas políticas, sino que apostando al desarrollo de todas las disciplinas, donde todas las verdades se tocan. Si bien siempre hay riesgos, estoy optimista –a pesar de las complejidades del país- en que sigamos avanzando hacia ser un faro, especialmente con lo que veo en este período de nueva rectoría y decanatos. 

De su experiencia como senador,  ¿cómo nos ven las otras facultades e institutos de la Universidad de Chile?

Pienso que la visión que ha dominado es, por cómo se han  dado las temáticas, de una Facultad muy grande, compleja, que no ha logrado manejar adecuadamente su gestión, administración y presupuesto. Nos ha tocado a los senadores de la Facultad defender nuestras particularidades, como las que explican que tengamos que contravenir reglamentos de políticas académicas como las referidas al tamaño de un departamento. Pero también entendemos que tenemos que aspirar  a lo que establece el Reglamento Universitario, lo que al mismo tiempo exige a nuestra comunidad tener autocrítica, porque lo podemos hacer mejor desde todo punto de vista, en cuanto a organización, administración y presupuestos. 

¿Cómo manejará usted el presupuesto institucional, considerando la situación compleja en la que está, pero también asumiendo que la necesidad de mejorar y crecer es ineludible?

Como lo establecemos en la Hoja de Ruta, uno de los cuatro pilares es concentrarnos en nuestros estudiantes de pre y postgrado, y otro es la calidad de vida; ambos requieren recursos. Pero otro pilar fundamental es la responsabilidad financiera, pues no es posible llevar a la Facultad a déficit estructural, porque eso es pan para hoy y hambre para mañana. Por ello, tenemos que buscar todos los mecanismos para mejorar muchos aspectos en pos de cumplir nuestros pilares, pero requiere de responsabilidad financiera. Para eso vamos a trabajar muy cercanamente con la Dirección Económica y de Gestión Institucional, entendiendo que ha sido muy responsable en avanzar hacia un buen manejo presupuestario y también poniendo los límites de dónde estamos. Vamos a trabajar juntos, y además haremos esfuerzos para informar a nuestra comunidad cuáles son las posibilidades reales, dependiendo de la disponibilidad de recursos, para avanzar en las muchas peticiones que sé que existen, tratando de focalizar las prioridades de una manera clara y consensuada. Parte importante de este trabajo va a ser esa trasparencia, comunicando en qué hemos ido invirtiendo para mejorar. 

La relación con el Estado

En cuanto a las relaciones interdependientes entre el Estado y la Facultad de Medicina, el doctor Miguel O’Ryan sienta como base el aporte institucional al desarrollo de políticas de salud nacional, dado por la calidad y capacidad de su propia comunidad. “En lo macro, lo que debemos hacer y seguir haciendo es tener acá a la mejor gente, a la que desarrolla sus disciplinas al más alto nivel, basado fundamentalmente en la indagación, en la investigación seria, y generando nuevo conocimiento y avances en sus respectivas disciplinas, en un abanico que es muy amplio y que abarca desde las ciencias básicas hasta la salud pública. Es lo que ha ocurrido y ocurre, en que muchos académicos de nuestra Facultad se han incorporado en las actividades fundamentales de gobierno”.

De manera más intermedia, añade, “en la medida que nuestra Facultad se interrelaciona con diferentes servicios de salud o municipalidades sin dejar de tener claro que nuestro leit motiv es la educación y formación de las comunidades, de los profesionales y los especialistas, y de generar los conocimientos para formarlos mejor, aprovecharemos esa misma capacidad al interactuar con la comunidad, para aportarles lo mejor de lo nuestro. Estamos estudiando cómo avanzar con iniciativas como las que tenemos con la Municipalidad de Cerro Navia, o en los proyectos de investigación con la comuna de Colina. Estamos relacionados con más de 60 Centros de Salud Familiar, Cesfam, no sólo para la formación de nuestros estudiantes sino también para poder devolver ahí pensamiento y gestión académica que aporte a resolver mejor sus problemáticas, y esa es una comunicación muy importante”. Asimismo, ve un tercer nivel de interacción apoyando el desarrollo de la extensión: “queremos potenciarla tanto desde lo que hacemos en nuestras disciplinas, como es la investigación desde y hacia la comunidad, al mismo tiempo que mediante la relación social, el trabajo comunitario, a través del vínculo entre nuestras comunidades y las extramurales, donde como siempre vamos a llevar todo lo bueno de la Facultad”.

Finalmente, respecto del trabajo junto a las autoridades ministeriales, “otra cosa es el rol que tenemos en el desarrollo del sistema educativo en el ámbito de las  ciencias de la salud, donde debemos mantener una estrecha relación con las necesidades que nos muestren, porque requieren y financian la formación de especialistas para Chile. Con las de educación también debemos conservar vínculos estrechos, con el foco en las estrategias relacionadas a la formación de las carreras de la salud y, por otro lado, con la enseñanza media y cómo, por ejemplo, podemos ser más inclusivos para su ingreso, pero que esa inclusión sea manejada en forma equilibrada con el Mineduc, sentando las bases de su financiamiento. Es un desafío ver cómo avanzamos en este sistema educativo para un país más inclusivo, pero siempre resguardando la calidad de formación que da fe pública de que el profesional de salud egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile es del más alto nivel. Eso requiere trabajo”.

"Estamos aquí por y para ustedes"

La trayectoria del doctor Miguel O’Ryan está marcada no sólo por su carrera universitaria sino también por sus contribuciones a la salud pediátrica nacional, a través de sus estudios básico clínicos en el ámbito de vacunas y por sus investigaciones respecto a los aspectos moleculares y clínicos de enfermedades entéricas como rotavirus, norovirus y Helicobacter pylori. Y, más recientemente, por su aporte al conocimiento y prevención de la infección por SARS CoV-2, liderando los ensayos clínicos de la vacuna Janssen en nuestro país.  

Al mirar hacia atrás, recuerda a su profesor de Biología en el Liceo 11 de Las Condes, Jorge Avilés, quien le inculcó el interés y vocación por aprender; su formación en la Pontificia Universidad Católica y la amistad que estableció con su compañero Humberto Soriano, que lo llevó a formar una familia junto a su hermana, Inés, y a reconocer los valores como maestro de su padre, el pediatra Humberto Soriano Pérez, quien lo introdujo en la disciplina y con quien conoció a los doctores Julio Meneghello, Enrique Fanta, Juan Macaya, lo que marcó su camino como especialista. También a su mentor en Houston, doctor Larry Pickering, y la relevancia de la asociatividad que lo marcó para lo que sería su desarrollo posterior en Chile, tanto en su labor académica y científica en el Programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas como en la Unidad de Infectología Pediátrica del Departamento de Pediatría Oriente de la Facultad de Medicina y en su pertenencia a diferentes sociedades científicas nacionales y extranjeras. 

De todos ellos y sus equipos, dice, ha adquirido distintos aprendizajes con un elemento en común: la importancia de las personas para el buen desarrollo de la sociedad. Al asumir el decanato de la Facultad de Medicina, el 1 de julio de 2022, dijo a sus colegas que esta institución “es el mejor lugar para soñar y también para materializar sueños de cuya nobleza debemos sentir un legítimo orgullo: trabajamos por una mejor salud para Chile (…) Tenemos todo lo necesario para converger, a partir de un trabajo colectivo, en un sistema y en una cultura que nos obliga a encontrarnos, a compartir nuestros saberes, lo que a cada uno le interesa y lo que cada uno puede aportar, todo en beneficio del crecimiento, del desarrollo de una comunidad que mira al futuro.  Y necesariamente debemos converger en lo que nos une: nuestra misión fundamental como Facultad no es otra que educar y formar, al más alto nivel, a los y las jóvenes de nuestro país en su transición a la vida profesional y adulta (…) ¡Esta es la esencia de nuestro quehacer! Es por ello que mi primer mensaje es una invitación a nuestros estudiantes, a los que están por egresar, o a mitad de su carrera, a los recién ingresados, y a quienes ingresarán en un futuro cercano: “Estamos aquí por y para ustedes”.