Instalaciones interactivas se presentan en Sala Juan Egenau en “Retozar”

Instalaciones interactivas se presentan en Sala Juan Egenau en Retozar

En el Taller de Forja del Departamento de Artes Visuales, DAV, surgió una amistad entre Neto, Felipe Weason y Sergio Cerón; tres artistas visuales que se han acompañado en sus quehaceres y que nuevamente hoy dan vida a una exposición colectiva que lleva por nombre Retozar.

Esta muestra, inaugurada el 1 de diciembre en la Sala Juan Egenau, presenta obras que plasman las reflexiones, indagaciones y búsquedas de los tres artistas durante el estallido social y la pandemia, acontecimientos que derivaron en el concepto de retozar, que cruza las producciones artísticas exhibidas.

“Retozar es una especie de acción o estado de ánimo, pero básicamente es lo que hace una persona cuando está alegre, feliz y tiene una especie de movimiento que no se puede controlar. También hay una segunda acepción que tiene que ver con el jugueteo amoroso. En esas ideas de retozar yo sentí que había un guiño a la revuelta, al estallido y también hablaba de las prácticas que nos habían vinculado en el Taller de Forja, que tiene que ver con un descontrol. Pero un descontrol ajustado, cortado, debilitado. Asimismo la relaciono con una especie de entusiasmo caótico que tiene que ver con el presente, y en ese sentido de alguna forma trabajamos en torno a ese concepto de forma bien respetuosa, autónoma; fue un diálogo que se fue desplegando”, explicó Felipe Weason. 

Esas miradas del retozar se cruzaron luego con el encierro por la pandemia, cuestión que obligó a los artistas a reencontrarse en un diálogo a distancia y darle una vuelta a sus creaciones que en la actual exposición se muestran como haceres depurados. “La invitación hoy, a descubrir ese acercamiento a esas miradas que aparecieron a partir de retozar, que fue jugar supuestamente con alegría, a pesar de estar encerrados”, acotó Sergio Cerón.

De este modo la propuesta presentada en la Sala Juan Egenau se compone de tres instalaciones que aunque a simple vista no se relacionan, tienen mucho que ver entre sí. Como lo exhibido por el profesor del DAV, Sergio Cerón, que presenta estructuras metálicas tipo cajas, además de una tela cosida con cobre. 

“En mis trabajos las procedencias de los elementos siempre han sido recicladas, recolectadas. En el caso de las estructuras de metal quise representar lo enlatados que llegamos a estar en la ciudad tras el estallido social, donde supermercados, bancos, farmacias y hasta propiedades se cubrieron de metal. Incluso hubo una crisis de invierno, donde la gente no encontraba zinc a la venta para sus techumbres, y estas cajas recogen lo que sucedió en el 2019 en Santiago, donde aparecieron estos volúmenes anónimos como yo los denomino, que taponearon el sentido de arquitectura y dieron paso al volumen, al cuerpo solamente, dejando abierta la pregunta sobre qué es lo que hay dentro de esos cuerpos”, explicó Cerón.

El profesor del DAV también exhibe un paño colgado a la pared cosido con hilos de cobre recolectados. “El paño estaba caducado y empecé a armarlo por capa, a sentir procesos que estaban en esta verbalización entre el hacer, el retozar y lo que te va diciendo la tela. En ese constante diálogo de reconstruirlo, de volverlo a coser con cobre -que generalmente está ligado a otros usos- se va produciendo un espacio de resistencia, al igual como sucede con las cajas de metal, cuyo interior no solo soporta espacio, aire, sino que tiene pequeños destellos de luz que buscan cautivar al espectador”, afirmó el artista.

Felipe Weason por su parte, fiel al trabajo de sus últimos años, presenta un videojuego donde el protagonista resulta un tanto dificultoso de controlar. “Mi obra es más literal, porque el personaje, el juego y lo que sucede dentro del sistema y la simulación, es como una especie de retozo caótico que se conecta de alguna forma con el tema del encierro, de los cuerpos”, explicó Weason.

Al igual que su compañero, Weason también trabaja con la recolección, ya que busca elementos de sus anteriores videojuegos para la creación de nuevos juegos. “Muchos de los elementos que están dentro del video han sido de otros videojuegos y constituyen una especie de historia de los videojuegos, la mayoría de periodos entre el 90 y el 2000”, acotó el expositor, que en esta última creación, presenta un personaje tipo muñeco de trapo al que se le aplican fuerzas en las extremidades y eso conecta con una serie de objetos que pertenecen a la historia de los videojuegos dando paso a una serie de relaciones entre cotidiano, cuerpo y las representaciones físicas matemáticas de los videojuegos.

“Justamente me estaba interesando el tema de los cuerpos y la simulación matemática en relación a estos cuerpos, particularmente un tipo de simulación que se llama ragdoll (muñeca de trapo), que generalmente se utiliza para identificar un personaje muerto, que pierde la fuerza y cae. Esto no responde a un proyecto audiovisual como guionizado, sino más bien a una experimentación en que aparecen ciertas prácticas, ciertas estructuras, ciertos guiños, ciertas metodologías que van en un mismo sentido y finalmente uno va haciendo el encuadre final”, detalló Weason.

Por eso cuesta manipular al protagonista, ya que con ello este artista visual busca subvertir ciertas expectativas de la industria del videojuego, “que ha generado hábitos y modos de participar que creo yo delimitan ciertas posibilidades del cómo tratamos con estas entidades digitales. Entonces el hacer que la interacción sea torpe también evidencia ciertas cosas o hace que aparezcan ciertas estructuras y siento que ese aparecer surge con la risa o la extrañeza y eso me parece interesante”, indicó.

Por su parte Neto presenta un conjunto de croqueras colgantes que precisamente corresponde a sus cuadernos personales con los que viene trabajando hace más de siete años. “Son sus croqueras del día a día, del cotidiano, por lo que podríamos llamarlos libros de artista y tiene esta metodología de colgarlos como en una especie de relación física bien evidente, tomando en cuenta que la croquera es un espacio para para el pensamiento libre, para armar cosas no determinadas por la realidad y con la gravedad pretende poner el contrapeso a eso, es decir, hay un peso, una física que las hace caer y entrar en esa tensión, buscando evidenciar la materialidad física de las ideas”, explicó Weason sobre el trabajo de su compañero Neto.

Todas estas propuestas instalativas representan el espíritu y quehacer del Taller de Forja que los unió, en donde se busca que los creadores se hagan cargo de las condiciones de realidad, de las condiciones materiales y efectivas del mundo.

“El encierro modificó la propuesta inicial presentada durante el 2019 y es  interesante  porque se vio superada por las condiciones de realidad, de encierro, de la comunicación a distancia, de la no presencialidad, y eso hace que ahora la vuelta tenga también significados, construcciones, o despliegues muy diferentes a los que fueron planteados originalmente en el proyecto. Aunque siempre apareció el tema de las latas, la luz, los elementos formales, pero hubo como una especie de modulación que estuvo dado por esta realidad pesadísima que nos tocó vivir a todos”, concluyó Felipe Weason. 

La invitación es para visitar la exposición Retozar de Neto, Sergio Cerón y Felipe Weason desde el 1 al 16 de diciembre en la Sala Juan Egenau, ubicada en Las Encinas 3370, Ñuñoa. La entrada es liberada y el horario de visita es de lunes a viernes de 10:00h a 16:00h.