“Este es el primer año que nos invitan al Nguillatún que es para conmemorar los 106 años de la muerte del cacique Juan Antonio Pailahueque”, detalla la académica Paulette Naulin, administradora académica de la Estación Experimental Frutillar sobre la ceremonia en que participó Roberto Garfias, vicedecano de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza.
En la instancia se compartió con la comunidad Huilliche y que contó con la presencia de comunidades de la zona de Frutillar, representantes de comunidades del territorio del pikun mapu y autoridades ancestrales como el Lonko José Orlando Paillahueque quien lideró la ceremonia en la lengua chezungún (variante huilliche del mapudungún). Esto, como parte de un trabajo de colaboración con esta comunidad y sus integrantes que data de al menos cinco años.
“La importancia de compartir conocimientos porque coexisten distintas formas de habitar el territorio. En ese sentido, pensar que una es predominante sobre la otras nos restan diversidades de posibilidades de acción. Esta interacción más profunda con esta comunidad, nos permite tener un registro de posibilidades mayor. Ellos viven ahí, conocen su territorio, recursos y su relación con la naturaleza es mucho más cercana. Ellos tienen un conocimiento desde la vivencia territorial que nosotros no tenemos y eso nos puede enriquecer cuando comparten estos dos mundos”, destaca la académica Paulette Naulin.
En tanto, la lamngen Teresa Pailahueque agradeció a todas aquellas personas que “han participado activamente en la revitalización de nuestro kimün mapuche y los invita a seguir en este proceso que continúa con el Kimeltuwe Frutillar mapu mo en enero del 2023”.
Largo camino de confianza
La ceremonia es parte de una serie de instancias que ha desarrollado la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza con el Lof Ancestral Pailahueque. A través de un convenio marco de colaboración se ha podido gestar una relación intercultural que ha dado cabida a la instalación de sectores ancestrales para la comunidad williche, el desarrollo de deportes como el palín -también conocido como chueca-, y de la Escuela de Verano williche para todos los jóvenes interesados.
“Es un curso en el que participamos nosotros con ellos, pero está dictado por los educadores tradicionales de la comunidad que vienen todos los años. Son profesores de distintos temas para hacer este curso de verano -una semana- en modalidad de internado o semipresencial para los habitantes de la región. Tenemos cupos para nuestros estudiantes (10) que pueden participar de esta formación que es hecha por williches para williches permitiéndonos una experiencia directa de interculturalidad”, destaca Naulin sobre la actividad.