Jubilación

Entrevista a Eduardo Zúñiga: “Los errores y caídas son oportunidades para aprender y salir adelante”

Entrevista a Eduardo Zúñiga: "Los erroes y caídas son oportunidades"

¿Cómo fueron sus inicios en el departamento? 

Terminé mis estudios de 4to medio el año 1976 en la Escuela Industrial Superior de Conchalí, saliendo con el título de Técnico en Mecánica de Máquinas y Herramientas. Así que ya tenía el conocimiento del mecánico de banco, con uso de herramientas como torno, fresadora, cepillo, armado de estructura metálica. En abril del año 1977, me comentaron que estaban buscando gente para el taller de hidráulica de la Facultad, así me presenté ante don Genaro Cárcamo, el jefe técnico de ese entonces. Él me presentó al director, don Guillermo Cabrera quien me contrató. Recuerdo bien todos los nombres porque fue una época importante para mi, este fue mi primer trabajo, es algo que me marcó. Entrar por primera vez a la universidad me impresionó, con su entrada grande y mucho movimiento de gente. 

En Julio del mismo año comencé a trabajar en este mismo edificio [actual edificio Civil-Geofísica], en ese tiempo era solamente el Laboratorio de Hidráulica, las oficinas de Ingeniería Civil que vemos hoy estaban en el cuarto piso de la torre. Mi función era ayudar a preparar los modelos que requerían los memoristas para sus investigaciones, quienes debían preparar estructuras de madera o metal y varios sistemas para sus estudios de tesis. En este laboratorio se realizaban también estudios para empresas, por ejemplo, se llevaron a cabo los estudios más importantes de Endesa, sobre represas e hidroeléctricas. Para eso se construían “maquetas” de 10 metros de largo aproximadamente, donde se estudiaban las corrientes y otros temas relativos a una hidroeléctrica. 

Tuve el honor de conocer al gestor del Laboratorio de Hidráulica, don Francisco Javier Domínguez. Él venía una o dos veces por semana a hacer clases, él ya era muy importante para el Departamento cuando yo entré. También conocí a muchas personas, en ese entonces estudiantes a quienes ayudé con su tesis, que han llegado a ocupar altos cargos y ellos aún me reconocen, como el caso del profesor James McPhee [vicedecano de la FCFM hasta mediados de 2022]; el profesor Aldo Tamburrino  [hoy jefe de la División de Recursos Hídricos y Medio Ambiente], quien fue el primer estudiante que me asignaron para trabajar en su modelo, él aún cuenta como anécdota que yo fui su jefe; también trabajé con los [actuales] profesores Yarko Niño, Alberto de la Fuente. En ese tiempo la mayoría de los memoristas tenían oficina en el primer piso, entonces uno los iba conociendo en el día a día.

¿Cómo fue para usted el paso entre el laboratorio de Hidráulica al de Computación? 

Con el tiempo comenzó a bajar la carga en el Laboratorio de Hidráulica y con ello también se redujo el personal. Como yo me adaptaba fácil y me gustaba aprender, me asignaron tareas en otros lugares del Departamento, estuve como electricista; por media jornada fui encargado de la impresora, ya que tenía mucha demanda, sobre todo por parte de los académicos y ellos no sabían mucho del uso de la máquina. 

Más adelante me ofrecieron hacerme cargo del nuevo Laboratorio de Computación que se estaba implementando, lo que era un giro en mi trabajo, algo totalmente nuevo, pero que me llamaba mucho la atención aprender. La primera lección, de parte de Álvaro Torrent quién sigue siendo Encargado del área de computación (mantención de los software y hardware), fue encender y apagar el computador, ya que no tenía idea absolutamente de nada. Con el tiempo fui tomando todos los cursos de capacitación que me ofrecían,  sobre inicio de Windows, Excel, Word, de todo; iba aprendiendo en la medida que la máquina fue cambiando y me ha gustado mucho. Por otro lado, como durante las vacaciones de los estudiantes había menos movimiento, me dio tiempo para incursionar en otros ámbitos como la artesanía y el origami, tener un hobby.

De cara al retiro, ¿qué viene a futuro para usted? 

Aún no lo tengo claro, no me lo he planteado, pero sí sé que no me quedaré sin hacer nada. Podría hacer un negocio o un taller de artesanía, que me llama mucho la atención y tendré el tiempo para dedicarme a eso. Por el lado de la familia, tengo muy buena relación con ellas, las veo constantemente los fines de semana y para las fiestas, soy bastante querido. Ellas (mis tres hijas) son mi red de apoyo, así que si me desaparezco unos días ellos enseguida me empiezan a llamar.

Un mensaje para la comunidad DIC. 

Los invito a que tengan la predisposición de hacer cosas nuevas, porque el término de un proyecto o algún tipo de cambio, no es el fin del mundo. El aprendizaje es constante, todo puede ser una enseñanza, uno siempre puede aprender de sus errores y caídas. Pasé por una etapa de depresión bastante fuerte, pero con el tratamiento y con capacitaciones a través del departamento (manejo del estrés y trato con personas), lo superé y aprendí mucho. Por eso mantengo que, los errores y caídas no son para “tirarse para abajo”, sino oportunidades para aprender y salir adelante.

Tuve una muy buena experiencia trabajando aquí, siempre me sentí orgulloso de trabajar para el Departamento y la Universidad de Chile, me voy porque el sistema es así, pero si fuera por mi seguiría trabajando. Me llevo los mejores recuerdos, con ánimo de replantearme y de hacer cosas nuevas. Le agradezco al Departamento de Ingeniería Civil, ha sido un tremendo honor trabajar aquí.