Antecedentes

La incorporación de la palabra Bioética al vocabulario activo de la postmodernidad ilustrada no hizo sino sintetizar preocupaciones muy antiguas. La relación entre formas distintas de saber y de hacer, el impacto de la ciencia y la tecnología sobre la vida humana, las visiones diferentes y antagónicas sobre el bienestar humano, la necesidad de preservar la naturaleza y la cultura son solamente algunas preocupaciones que esta palabra permitió cohesionar y a las que dio presencia y legitimidad social.

Ello explica el auge, la popularidad y el amplio uso de que ha gozado este vocablo desde hace alrededor de treinta años.

Lo que la palabra identifica puede ser tratado como un movimiento social, una disciplina intelectual o un conjunto de productos sociales. En cada una de estas acepciones, su principal aporte ha consistido en el empleo de formas distintas de diálogo. Diálogo entre personas, entre creencias, ideologías, disciplinas, racionalidades. Desde su mismo comienzo, la bioética identifica un espacio multifacético y plural. Interdisciplinariedad es su marca distintiva, tolerancia su valor moral.

La Universidad de Chile, fiel a su misión histórica, fue la primera institución que facilitó la emergencia de un discurso universal, no confesional ni magisterial, sobre la bioética contemporánea, al establecer el Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética en 1993 y contribuir decisivamente a la gestación y puesta en marcha del Programa Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud, que en el año 2000 ha sido evaluado positivamente por los ministros de salud de América Latina y el Caribe.

Este sitio, que se ofrece a la comunidad científica y al público en general, quiere ser reflejo de los desarrollos más importantes del discurso bioético, estimular el estudio y la discusión y recoger las cambiantes inquietudes de la comunidad. Bienvenidos.

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