Joan Turner

Nació en Londres y llegó a Chile a mediados de los años ‘50 luego de egresar de la Escuela de Danza de Sigurd Leerder y formar parte de la Compañía Ballets de Joos, con la que recorrió como bailarina solista gran parte de Europa. 

Al integrarse como intérprete en el Ballet Nacional Chileno, de inmediato asumió importantes roles como La mujer de rojo en “Carmina Burana” de Ernst Uthoff, La madre de “Calaucán” de Patricio Bunster y Medea en la versión de Birgit Cullberg, entre muchos otros.

Simultáneamente a su labor como destacada intérprete, inició su trabajo como docente en la Escuela de Danza y la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, donde enseñó los ramos de Técnica Moderna, Eukinética y Coréutica.

Creó junto a Alfonso Unanue el primer Taller Coreográfico, una instancia de experimentación y creación para los nuevos coreógrafos chilenos.

Su interés y convicción de que la práctica de la danza contribuye a la formación de mejores personas la impulsaron a crear y dirigir la carrera de Pedagogía en Danza Infantil en la Universidad de Chile.

El golpe de Estado de 1973 y la muerte de su esposo Víctor Jara la hicieron regresar a su tierra natal y encaminarse a una labor menos cercana a la danza y centrada en la defensa de los Derechos Humanos. De regreso a Chile a comienzos de los ’80, fue pilar fundamental en la creación del Grupo de Danza Calaucán en Concepción.

En 1985 y coincidiendo con el regreso a Chile de Patricio Bunster, crearon -en Santiago- el Centro de Danza Espiral, lugar donde cientos de artistas de la danza chilena recibieron formación, entrenamiento, perfeccionamiento, espacios para ensayos y muestras escénicas.

La labor artística de Joan Turner ha permeado a innumerables generaciones de destacados hacedores de la danza del país y del extranjero.

Recibió la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda de 2016 y la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile en 2018. 

Sobre el Premio Nacional 

Por unanimidad y según consta en el acta, el jurado galardonó a la destacada bailarina, coreógrafa y maestra de generaciones por “su rol como creadora de escuelas de danza fundamentales y su potente trabajo en la descentralización de la disciplina, divulgando y compartiendo su arte más allá de los espacios tradicionales, acercándolo a la comunidad. Su labor ha sido fundamental en el desarrollo de la danza contemporánea. Este reconocimiento también es una expresión de afecto de Chile para alguien quien tanto cariño le ha demostrado al país”.

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