Francisco Gazitúa Costabal

Nació en Santiago en 1944.

Aprendió tallado en madera y hierro forjado desde su niñez. Entre 1963 a 1966 fue alumno de Licenciatura en Filosofía en la Universidad Católica de Chile. En 1964, siguió cursos de dibujo en el Instituto Cultural de Las Condes con el profesor Claudio di Girólamo.

En sus nueve años de aprendizaje en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile (1967), algunos de sus profesores fueron Sergio Castillo Mandiola, Lily Garafulic, Marta Colvin, Abraham Freifeld, Alberto Pérez, Gracia Barrios, Iván Vial, Carlos Ortúzar, Pedro Miras, Claudio Duran, Reinaldo Villaseñor y Luis Advis.

Fue profesor de escultura en la Universidad de Chile, donde fue ayudante de Marta Colvin, otra gran exponente de la escultura chilena, para luego desarrollar una cátedra paralela. 

En su trayectoria en el extranjero destaca un postgrado en escultura en St. Martins School of Arts de Londres, bajo la guía de los escultores Sir Antony Caro, Philip King y Tim Scott. Durante 1978-1979, en Inglaterra, se desempeñó como ayudante de los escultores Tim Scott y Philip King, entre otras actividades artísticas.

Sus esculturas son piezas monumentales que combinan fierro forjado, piedra y madera. Cuenta con 57 de ellas asentadas en espacios y lugares públicos de Chile y otros países. Tiene predilección por el trabajo con materiales autóctonos como los que se encuentran en la zona andina de Chile.

Su labor escultórica ha sido reconocida con cátedras en las Universidades de Chile y Católica, y también en el extranjero: en el City Lit School of Arts de Londres, el Royal College of Arts, la Escuela de Escultura en Mármol en Kornaria-Istria en Yugoslavia y en el Atelier Livre de Portolalegre, en Brasil.

Desde 2008, además, ha formado parte de la comisión Metro Arte, encargada de las actividades culturales de la red de Metro de Santiago.

Sobre el Premio Nacional

El acta de la sesión detalla que el premio fue otorgado a Gazitúa “por unanimidad”, “por su destacada trayectoria nacional e internacional que se extiende por más de 50 años, dando cuenta a través de su obra de la gran tradición escultórica nacional, hasta hoy insuficientemente reconocida”. El jurado reconoció, también, “la presencia y el valor de su obra en la escena internacional, siendo un embajador permanente de nuestro país en diversas latitudes”.

“Desde la excelencia de su trabajo, siempre ha seguido buscando nuevos caminos y lenguajes, convirtiéndose desde su labor docente en un transmisor de conocimiento, y así, en un referente para las nuevas generaciones que se abocan a la disciplina. En su labor también destaca una mirada estética que acoge a los diversos territorios de nuestro país, reflejados en materialidades locales muy propias, con lo que contribuye a superar el tradicional centralismo que se da en este ámbito”, constata el acta.

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