Palabras del Rector Víctor Pérez Vera en acto del Senado Universitario con motivo de los 170 años de la U. de Chile

 

Antes de ayer en San Fernando; tres semanas atrás en Arica y un mes atrás en Puerto Montt, me reuní con estudiantes de colegios municipales vulnerables y sus profesores para presentarles el Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa de la Universidad de Chile. Fueron más de 800 jóvenes en total, a quienes les íbamos a comentar que esta Universidad abre una modalidad distinta para que aquellos estudiantes que teniendo un mínimo de 600 ó 650 puntos, puedan ingresar a carreras que en la práctica tienen un corte de cerca de 750 puntos. A través del SIPEE la U. de Chile les entrega un soporte y les ofrece posteriormente apoyo interno. El próximo año tendremos 40 carreras con 370 vacantes. Esa era la razón de ir hablar con ellos, contarles que, una vez obteniendo el puntaje mínimo requerido, la lista de postulantes se reordena, dándole prioridad al índice de vulnerabilidad del liceo municipal y al nivel socioeconómico.

Al conversar con estos jóvenes veíamos en sus ojos una mezcla de alegría y duda, pues surgía en ellos una interrogante respecto a qué venía después. Al comenzar la charla, les preguntábamos a cuántos de ellos les gustaría estudiar en La Chile y la gran mayoría levantaba la mano. Después les preguntábamos cuántos creían que podían estudiar en La Chile, y no levaban sus manos, porque aquellos que podían hacerlo sabían que no podían venirse a Santiago.

Hablamos con los alcaldes, firmamos un convenio con la Municipalidad de Puerto Montt, con la Municipalidad de Arica y de San Fernando, donde cada una se compromete a entregar 10 becas de $150 mil por diez meses mientras dure la carrera de los jóvenes que ingresen a la U. de Chile vía SIPEE. Motivo de gran alegría, pero al mismo tiempo, motivo de profunda tristeza.

La alegría se debe a que con este sistema estamos abriendo las puertas de la Universidad para que ingresen estudiantes de los primeros quintiles de establecimientos municipales, es decir, de la Educación Pública del país, y estamos consiguiendo el apoyo de las municipalidades para que se puedan mantener.

Alegría y tristeza, porque resulta que este país no es capaz de asegurar que cualquier estudiante de contexto vulnerable tenga derecho de ingresar a la Educación Pública de calidad y equitativa, independientemente de si puede pagar o no pagar una pensión en Santiago, Valparaíso o Concepción.

Este sentimiento de alegría y tristeza es el que quiero compartir hoy con ustedes, porque cuando estábamos con estos estudiantes, de colegios muy vulnerables, vimos miradas que reflejaban la esperanza que les llevaba La Chile ¿por qué el Estado no responde a ese desafío?

Cumplimos con ese deber, lo que nos llena de esperanza y alegría; pero eso no es suficiente. Por eso es que afuera de esta Casa Central hay un letrero que dice "170 Años: La Universidad de Chile unida por la Educación Pública como un derecho para lograr una sociedad más justa"

Que lo vea Don Andrés Bello y todos aquellos que por 170 años han pasado por acá. Para ellos está ese lienzo; pero también que ese lienzo sea una interpelación a aquellos que el año '73 quisieron, como una política de Estado, destruir y desmantelar a la Universidad de Chile. Que ese letrero les recuerde que no tuvieron éxito debido a que la comunidad de la U. de Chile fue capaz de resistirla, preservarla y mantenerla hoy como la mejor Universidad de este país.

Que este letrero en el frontis de la U. de Chile sea también una lectura para aquellos que hoy quieren destruir la Educación Pública, que quieren profundizar un sistema de mercado. Que sea un recuerdo de que la Universidad de Chile no lo va a permitir.

"170 Años: La Universidad de Chile unida por la Educación Pública como un derecho para lograr una sociedad más justa". Que también lo lean, mientras pasan por el frente, todos aquellos que desde el año '73 rasgaban con nosotros las vestiduras porque se afectaba a la U. de Chile y a la Educación Pública, pero que después del año '90 se olvidaron. Olvidaron que fue la comunidad de esta Casa de Estudios la que se la jugó por preservar a esta Universidad como una institución pública, estatal, pluralista, libre, laica e intelectualmente independiente. Parece que a muchos se les olvidó; que lo recuerden con el letrero que está afuera; que recuerden que no basta con decir que somos partidarios de la Educación Pública: hay que creer y jugársela por ella.

A fines de 2009, en esta misma Casa Central -frente a las elecciones presidenciales que venían- hicimos un llamado a que en cada plaza, debate, junta de vecinos, club deportivo, parque o asamblea, a los candidatos a la presidencia les hiciéramos una sola pregunta: ¿Qué vamos a hacer para fortalecer la Educación Pública de calidad y equitativa como un derecho?

Lamentablemente esas preguntas no se hicieron. Pero ahora, a fines de octubre, hay elecciones municipales. Hagamos un llamado a que en cada asamblea, plaza o junta de vecinos, se les pregunte a los candidatos y candidatas ¿cómo Ud. va a fortalecer la Educación Pública que se da en las escuelas básicas y en los liceos? Que el letrero que está afuera sea la interpelación que la U. de Chile y su comunidad hacen a la comunidad nacional para preservar la Educación Pública.

Desde el año pasado duerme en el Congreso, en la Comisión de Educación del Senado, un proyecto de ley que busca establecer un Nuevo Trato entre el Estado y sus Universidades Estatales ¿Por qué no se tramita? ¿Por qué se le tiene miedo a que en Chile exista una Educación Pública de calidad y equitativa? ¿A qué se le teme?

Se nos teme porque a lo mejor afectamos los negocios de las universidades que se compran y se venden, aunque la legislación dice que las universidades deben ser instituciones sin fines de lucro y se ofende nuestra inteligencia cuando vemos que se transan sin que nadie diga nada.

¿O es que se le teme a la Educación Pública porque construye ciudadanía, espíritus críticos, un país democrático con hombres y mujeres libres? El letrero que está afuera no podría ser entendido por alguien que viene de Brasil, México, Argentina, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania... Nadie entendería que aquí La Chile tenga que recordarle al país que se la ha jugado por defender la Educación Pública. Yo no veo que en países desarrollados deban poner estos lienzos porque se la estén jugando por privatizar la educación. Hay un orgullo en esos países por la Educación Pública que ellos construyen. Por eso es que reclamamos por un Nuevo Trato y vamos a seguir luchando por un Nuevo Trato entre las Ues. Estatales y el Estado.

Pero vamos a luchar por la Educación Pública, aquella que provee el Estado, porque también me preocupa que algunas personas están comenzando a pensar que la Educación Pública también puede ser provista por instituciones privadas. Las instituciones privadas proveen educación privada; las Universidades del Estado proveen Educación Pública. No nos engañemos, que no se nos olvide -por razones de estrategia o táctica coyuntural- que la Educación Pública es la que provee el Estado, porque es igual para todos los chilenos y chilenas, y porque los niños y niñas nacidos en contexto de vulnerabilidad tienen el mismo derecho a una educación de calidad que aquellos niños y niñas que nacen en sectores más pudientes.

La Educación Pública es lo que está detrás del Nuevo Trato. Éste significaría que el Estado reconoce en ella la construcción del país más justo y cohesionado al que cada uno de nosotros aspira.

Me alegra que la Universidad de Chile esté haciendo un llamado al país, a cada una de las personas que pasan por fuera de nuestra Casa Central, para recordarles que no nos van a detener. A aquellos que el año '73 creyeron que iban a destruir la U. de Chile porque era una amenaza ideológica -porque a través de la Educación Pública buscaba tener hombres libres- les decimos que se equivocaron entonces y se seguirán equivocando el 2012, el 2020 o cuando quiera que sea, porque esta Casa Central, ícono de la República, seguirá mostrándole a este país que aquí en la Universidad de Chile vamos a seguir luchando por una Educación Pública real, estatal, de calidad y equidad para cada uno de los niños y niñas de este país.

Por eso es que cada vez que terminamos un discurso decimos "Viva la Universidad de Chile", pero "viva la Universidad de Chile libre", aquella que nunca se va a dejar acallar. 

 

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