Discurso del Rector en Inauguración de Escuela de Invierno 2013

Mari Mari, Iorana, Kunamastasa, buenos días a todas y todos los presentes.

"Persiste todavía en América una indigenidad del paisaje, de la luz, del aire; existe aún en la Argentina de la sangre rectificada. Durante muchos años todavía mi patria, a medio industrializar, conservará en sus bosques, en sus aguas y en sus piedras, planeando sobre ella, permeando las cosas, medio real, medio fantasma, al indio original. En no sé qué calofrío que da la tierra austral, en no sé qué juego de ecos de las cuchillas cordilleranas, en no sé qué estupor del silencio, el indio nuestro, el araucano como el diaguita, pasa, a la vez invisible e indudable, y tiene muy gruesos oídos quien no le oye" (Gabriela Mistral, Salto del Laja, 1939).

Este mediodía estamos reunidos en torno a un tema crucial para la América del siglo XXI, intentando dejar atrás esos oídos gruesos a los que alude Mistral, dando espacio a una reflexión sobre la interculturalidad, la conservación de las lenguas indígenas y las interrogantes que nos proponen no solo en el ámbito de la educación, sino en el del pulso de la sociedad y sus grados de inclusión de la diversidad.

La Cátedra Indígena de la Universidad de Chile ha venido abordando esta pregunta, a la vez que ha producido acciones pedagógicas con educadores tradicionales, profesores y profesoras de escuelas, teniendo como horizonte el expandir dentro de la academia y en los cruces de sus fronteras la promoción y valoración de las lenguas indígenas y junto a ellas los profundos sentidos y comprensión del mundo que portan, así como los subtextos políticos y reivindicativos que entrañan.

En el marco de la Escuela de Temporada que hoy inauguramos, la Cátedra se hace parte con este Diálogo, en un valioso aporte que recoge las perspectivas comparadas de las culturas polinésicas, andinas y mapuches frente al desafío de encarar las múltiples encrucijadas de sus lenguas en contextos hoy día postocoloniales, neoliberales y globalizados.

Un reto que se abre a la sociedad desde una universidad pública que ha tenido como lema de estos últimos años la equidad, la inclusión y la necesidad de construir un nuevo modelo educativo a partir de la formación de profesores y profesoras, demandando un nuevo trato del Estado con la educación pública. Sin duda, al interior de este eje orientador, las reivindicaciones de los pueblos originarios, la problemática de la educación intercultural, el acceso igualitario al capital cultural y a que su propio capital simbólico sea considerado dentro de los saberes legítimos, son materias que nos interpelan y que nos hacen re-pensar nuestros programas pedagógicos, pero sobre todo las epistemologías con las cuales construimos la noción de enseñanza-aprendizaje.

¿Cómo hacer carne una educación intercultural? ¿Basta con que solo quienes descienden de algún pueblo originario hablen su lengua? ¿Cómo propiciar la valoración social amplia de sus idiomas? ¿Desde qué parámetros se pueden medir los aprendizajes en contextos culturales diversos, respetando las formas particulares del saber y de su transmisión y sin producir por ello desventajas en el acceso a todos los niveles de la educación formal? Estas y otras cuestiones deben impactar los proyectos educativos de nuestro país y a quienes construimos universidad en la idea de la igualdad de oportunidades.

Como rector, he aprendido estos últimos años, a partir de la Cátedra Indígena propiciada por la VEX, a escuchar con el corazón los mensajes que los pueblos originarios han traído a nuestra universidad: hemos incorporado en nuestros más preciados ritos republicanos, ceremonias mapuches; en el Salón de Honor aymaras y rapanui han prodigado sus cantos y bailes, y no lo hacemos desde un folklorismo nativitista, sino como expresión de nuestro compromiso con sus historias, culturas y demandas.

Estoy cierto que a Chile le falta completar su democracia: hay muchos y muchas que no se acercan a la mesa de la educación porque los hemos relegado a la del "pellejo", a esa donde antes comían los niños considerados como una "raza" aparte de la adulta. Con esta metáfora quiero decir que tenemos que avanzar en la inclusión de los pueblos originarios porque nuestra historia es común, nuestros cuerpos son comunes (más del 90% de los chilenos somos mestizos) y nuestra cultura es compartida. Gabriela Mistral nos advirtió que "al indio lo llevamos dentro, nos recorre por dentro" a pesar de que hemos querido negarlo. Pero hoy día eso ya no es posible, la agencia de los pueblos originarios, la fuerza de sus voces y sus luchas está presente.

La Universidad de Chile ha abierto sus aulas para que el caudal de riqueza de los pueblos originarios la nutra, y ella nutra a su vez a todos y todas quienes desean concebir una sociedad plena donde dialoguemos, construyamos y pensemos en conjunto. Tengo la esperanza de que aquellos a quienes se denominó "indios" no serán más invisibles para nuestra academia, y que sus voces, sus hablas y sus pensamientos serán "indudables" como dijo Gabriela. Tienen ellos y ellas que saber que nuestra Universidad los acoge en el más amplio sentido y en el más afectivo de los términos.

Muchas gracias.

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