Cirilo Vila Castro

Nació en Santiago en 1937 y murió el 23 de julio de 2015.

Inició sus estudios musicales a la edad de siete años en el Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile. En 1957 obtuvo el Premio Orrego Carvallo y en 1959 recibió el grado de Licenciado en Interpretación Musical con mención en Piano, con la nota máxima. Paralelamente, aprendió composición con Alfonso Letelier (1954-1958) y Gustavo Becerra (1960-1961).

A principios de la década de 1960, gracias a una beca del gobierno italiano viajó a Roma para estudiar Dirección de Orquesta en el Conservatorio Santa Cecilia con el Profesor Franco Ferrara. Posteriormente, continuó su formación con Pierre Dervaux, en la Ecole Normale de París. Entre 1964 y 1969 tomó clases particulares de composición musical con Max Deutsch.

Desde su regreso de Europa, en 1970, se convirtió en un prominente maestro, formando generaciones de compositores e intérpretes y gravitando en el ámbito musical chileno. Entre sus obras figuran "Secuencia" (1964), "Canto" (1968), "Navegaciones" (1976), "Tonada del transeúnte" (1980), "Recuerdo del mar" (1984) y "Germinal" (1989), escribiendo a lo largo de su trayectoria partituras para teatro, cine, orquesta, coro, conjuntos instrumentales, solistas y canciones.

Cirilo Vila fue académico del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, enseñando disciplinas como composición, armonía, lectura de partituras y análisis de contrapunto.

Premio Nacional de Artes Musicales

En su calidad de connotado pianista, compositor y académico la decisión de otorgarle este premio se fundamentó en "su sobresaliente contribución a la vida musical chilena en los campos de la creación, docencia e interpretación musicales, y por haber dedicado toda su vida al arte de la música, transformándose en un ejemplo para futuras generaciones".

Una vez que conoció la decisión del cuerpo calificador, el Prof Vila señaló a los medios de comunicación la falta de apoyo en el país en la formación de nuevos artistas y enfatizó en la importancia del "factor educativo" para lograr una llegada más masiva de la música docta.

"Hay que implementar toda una política educacional artística que requiere de un cierto tiempo para que vaya dando sus frutos reales. Mientras tanto, hay que buscar conciliar aquello que pueda ser más atractivo para el público con cosas que son más nuevas", dijo. De esta manera, enfatizó en que es necesario alternar los repertorios conocidos con las nuevas creaciones de músicos locales y extranjeros con el fin de que "haya un referente de comparación e información para el público".

Expresó, asimismo, que "siempre hace falta más (respaldo) de lo que hay, porque formar a las nuevas personas requiere de largo tiempo y, pensando que hay gente de gran talento y vocación, creo que sería bienvenido un apoyo mayor". No obstante lo anterior, en su opinión la difusión de la música docta ha experimentado avances en el último tiempo, lo que a su juicio se manifiesta en que "se han ido reconociendo los méritos de tantas personas que se dedican a esta actividad".

El jurado estuvo integrado por el Ministro de Educación, Sergio Bitar, quien lo presidió, y por el Rector de la Universidad de Chile Luis Riveros. Otros miembros formaron parte del jurado fueron Fernando García, último galardonado; Pedro Pablo Rosso, en representación del Consejo de Rectores, y Carlos Riesco, como delegado de la Academia Chilena de Bellas Artes.

Compartir:
https://uchile.cl/u6495
Copiar