Una explicación necesaria

Santiago 1 de Marzo de 2006

La promulgación del nuevo Estatuto de la Universidad de Chile ha venido acompañada por una compleja tramitación. El mismo fue debatido durante 4 años en la misma Universidad, donde también sus mejores talentos jurídicos aportaron a una elaboración adecuada del punto de vista formal El Gobierno acogió el proyecto así presentado, formuló alcances que, en un diálogo con las instancias pertinentes en la misma Universidad, abordaron algunos cambios requeridos para ajustar el Estatuto a la legalidad vigente. Más tarde, el Gobierno envió un proyecto de ley delegatoria para que el Presidente de la República pudiese promulgar los Estatutos como decreto con Fuerza de Ley. El Congreso Nacional, en el curso de esta discusión, tuvo conocimiento del proyecto de Estatuto que el Gobierno y la Universidad respaldaban para ser definitivamente promulgados. Eso fue precisamente lo que se hizo cuando, en virtud de dicha ley, el Presidente promulgó los estatutos a fines del mes de noviembre, siendo los mismos enviados a la Contraloría General de la República para su toma de razón.

La sorpresa para la comunidad universitaria, el Gobierno y el país, fue que la Contraloría no tomó razón del DFL y formuló múltiples observaciones basadas en la idea de que la Universidad de Chile sólo corresponde a un servicio más de la administración del Estado. En tal virtud la Universidad no podría contratar servicios, certificar capacitación, formar sociedades, fijar planta y remuneraciones, ni reglamentar su vida interna. En otras palabras, la negación absoluta de la autonomía que requiere la Universidad para lograr su desarrollo académico y su mejor gestión en el actual ambiente de la educación superior. Lo más sorprendente es que esas observaciones versan sobre aspectos que estaban contenidos en el DFL que ha regido a la Universidad de Chile desde 1981. Es decir, en el año 2006 se consideraría inconstitucionales algunos aspectos que revestían conformidad con la Carta Fundamental de la Nación en 1981. Eso requiere una aclaración al país; al menos en ausencia de la explicación satisfactoria que ameritaba la Universidad de Chile en su carácter de institución republicana y alma mater de la nación chilena.

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