Por Soledad Bianchi

 

 

VII Hacia un intento de caracterización

Como "poesía en movimiento" que busca y que se busca, toda proposición sobre el trabajo que hacen hoy los autores chilenos que comienzan será aproximativa, y doblemente provisoria, porque hablará de un poetizar que se está haciendo y que está en pleno período de formación y porque, además, estará limitada por la lejanía de Chile y por las separaciones entre los diferentes puertos del exilio.

En un primer momento se sugerirá un panorama muy general para entrar, con posterioridad, en ejemplificaciones más precisas, aunque desgraciadamente parciales debido a la imposibilidad de transcribir todos los textos en su completa extensión.

En la poesía de Gonzalo Millán se encuentran muchas de las características de la poesía producida por los más jóvenes. Tanto la objetividad como el distanciamiento, que no significa indiferencia, pueden encontrarse en algunos poemas de Miguel Vicuña, Gustavo Mujica, Javier Campos o Bruno Montané. En ellos desaparece el "yo" para dejar su lugar a una simple mirada, a un punto de vista o perspectiva que cambia rápidamente de enfoque logrando entregar una visión general que, con frecuencia, delata -por su mismo mecanismo, por su solo funcionamiento- la mecanización, la deshumanización y la soledad del mundo que revelan. Este es uno de los grandes temas que es posible reconocer en los trabajos de los jóvenes, cada uno con diferentes procedimientos, cada uno desde diferentes aproximaciones.

La violencia aparentemente oculta, de un mundo quebrado, es descubierta por las "fotografías" de Javier Campos(18) cuyos daguerrotipos tienen la capacidad de penetrar en el interior de este universo mostrando, así, un "ambiente de pesadilla e irrealidad", y el quiebre y la falsedad de sectores que la foto inmoviliza, obligadamente, develando su vetustez y las limitaciones de las relaciones humanas. Bárbara Délano utiliza, tambíén, esta misma imagen, pero con una función más tradicional: fijar un pasado desaparecido, un ayer donde el amor, la solidaridad y el cariño priman sobre la violencia y la muerte actuales(19). Las "postales" de Antonio Gil muestran, más bien, un álbum de espacios -paisajes o lugares- que, en su sucesión o en su simultaneidad, parecen adquirir movimiento(20).

Probablemente, es en Gustavo Mujica y en Mauricio Redolés donde la preocupación por "lo chileno" se da de modo más evidente. Mientras éste incorpora no sólo léxico y modismos del español de Chile sino también una escritura fonética, Mujica, que acoge lo primero, se propone además integrar irónicamente "mitos nacionales", dejando constancia de las costumbres y modo de decir. Al mismo tiempo, trabaja con el "collage" que homogeniza citas con textos propios y, otras veces, su "poesía permutativa"(21) impulsa al lector, a completar y a re-hacer su propio poema.

La "dialéctica de la mirada del 'autor' y del 'lector'"(22) en que éste es obligado a participar, impidiéndosele que enfrente una obra acabada, es la exigencia que aparece en muchos de estos poemas, sea porque debe resolver y captar la ambigüedad del lenguaje de Jorge Montealegre, que juega con las semejanzas de las palabras; sea en la percepción del corrosivo humor de Erick Polhammer o de Rodrigo Lira; sea en la comprensión de los poemas de Raúl Zurita como formas artísticas que no suplantan a la realidad, sino como experiencias de vida que en su trayectoria deberán desembocar en una utopía, en un posible que ella misma irá construyendo y que, entonces, podrá entenderse como un producto de arte a compartir(23); sea incorporándose al juego de los sonidos en los textos de Miguel Vicuña o de Roberto Bolaño.

Mientras casi todos estos autores son citadinos y habitantes urbanos, Carlos Alberto Trujillo es excepción. Habiendo pasado casi toda su vida en la lejana isla de Chiloé, su poesía -más íntima- muestra interés por lo pequeño y lo valoriza, y su cercanía de la naturaleza lo hace expresarse con sencillez en una poesía breve donde la lluvia, el mar, la noche o el silencio se transforman en imágenes que contrastan con el bullicio y la lejanía del hombre con el hombre, propios de la urbe.

Si hace algunos años la primacía de un poema conciso, de verso corto y de lenguaje y situaciones frecuentes parecía netamente imperante, en especial en la voz de José María Memet; hoy, sin embargo, ya se percibe la influencia del nóvel Raúl Zurita que, a su vez, podría acercarse a Juan Luis Martínez no tanto en su poetizar mismo como, más bien., en la concepción y el modo de comprender la escritura y la poesía.

No es difícil reconocer en la obra de los nuevos las lecturas más frecuentes y la fuerza y atracción de ciertos antecesores. La escritura de Jorge Etcheverry y de Naín Nómez, de largos versículos cargados de imágenes y ritmo en poetas de estructura fragmentada, reconoce la poesía de De Rokha, injustamente olvidada incluso en la actualidad. Similares características formales pueden encontrarse en textos de Roberto Bolaño y Bruno Montané, pero su diferencia reside en el mundo expresado y sus preferencias.

Desde Huidobro, los nombres se van acercando hasta hoy y no se evita 1a simplicidad y el compromiso de Cardenal, la profunda reflexión de Lihn, la añoranza de Teillier ni la ironía de Parra. Figura ineludible, la presencia de Neruda se evidencia en el respeto hacia su actitud humana por concebir y hacer una poesía ligada a la lucha cotidiana de la justicia y la igualdad: los poemas dedicados a su memoria afloran en cantidad. Sin embargo, el rastro nerudiano no se hace tan visible en la obra de los actuales.

Para los jóvenes chilenos que nos dedicamos a esto de la poesía
mistral, huidobro, neruda, de rokha, pezoa veliz, parra,
por mencionar sólo algunas estrellas locales
son la cordillera de los andes
y nosotros

los de hoy en la mañana
no alcanzamos ni a esos montoncitos de arena
que hacen los enamorados en las playas
(furia, pasión, impaciencia, ansiedad, jadeos)
y el mar brama y brama a nuestros pies
("Composición escolar", Mauricio Redolés)(24)

La complejidad de la existencia, la incapacidad para comprenderla, la rapidez de los sucesos de cada día, la fugacidad de la vida y la presencia inevitable y constante de la muerte, la deshumanización que acompaña al explosivo desarrollo industrial, la influencia de los medios masivos de comunicación, la falta de libertad del hombre que se crea una dependencia de los objetos en la sociedad de consumo, enfrentan al poeta que produce una obra de formas múltiples que varían, incluso, dentro de un mismo texto. Hombre de hoy, el autor se siente incapaz de penetrar, abarcar y explicar esta realidad en su complicación, y de resolver su sin sentido:

Hace años que estamos recorriendo las calles
En ataúdes herméticos

("Santiago, 75", Javier Campos)

 

El hablante se sabe y reconoce limitado en su capacidad de conocimiento, sus ansias de comprensión se muestran en la rápida movilidad de su mirada que va captando sólo lo que ve, sin poder entrar en profundidad:

Qué perdición estos rebaños
las dehesas heladas con sus cabras
un hombre que es otro que es otro
que es otros hombres.

("Sintonías", Antonio Gil)(25)

La disgregación del mundo también se transmite a la voz que se expresa, sin rigidizarse en una sola actitud, variando del "yo" personal al colectivo, constriñéndose a ser simplemente un punto de referencia o asumiendo, casi simultáneamente, diversos orígenes:

En la vereda poniente al abordaje de un cuerpo
es tarde,Hay reminiscencias que dan vida al tacto
Por las fosas nasales el aire de la tarde
en la retoma del día
He soñado toda la noche con los bordes
adheridos a la casa
asistí a la coronación del jardín
Hemos girado dando un vuelco monótono
a nuestros saltos
anidando en los huecos de nuestra soberanía
agráfico, en bruto, despertar en almohadas
envuelto en rugidos

(Fragmento de "Acecho"' Marcelo Mellado, 1955)(26)

 

Los diferentes modos de decir acercan el habla del charlatán del consultorio sentimental o igualan al noticiario, los fragmentos de canciones o las publicidades con los trozos de poemas ajenos y muestran -mediante el collage y el montaje- la heterogeneidad, dificultad y superposición de niveles que la poesía no debe, no puede ni quiere dejar de acoger:

Apurad la muerte ancianos
Tomad la vida corno un regalo
señoras y señoras
como un regalo quitado.

Y ahora todos con las palmas a ver: Rosa María se fue a la playa
se fue a la playa se fue a bailar
y cuando estaba sentadita en la arena pasó una vaca
y no la dejó ver el sol
o la mató no se sabe pero lo cierto es que desapareció. Ayer justamente leí que estaba en Buenos Aires che. Pero ayer
leí justamente que no estaba en Buenos Aires che.

La abeja se queja
La masca la mosca
Huye el cuye
Se ebulle la cosa.

(Fragmento de "Algo que no tiene nombre le ha ocurrido al gallo",

(Erick Polhammer) (27)

 

La tendencia general hacia una búsqueda de la simplicidad -característica de ciertos representantes de generaciones anteriores-, más de una vez ha sido tomada erradamente porque se ha confundido con rapidez en el hacer y simpleza y evidencia en el decir. Pocos eluden la sencillez de una poesía hecha, a veces, para ser recitada que se propone acceder rápidamente al oyente:

 

Ahora me duermo con cuidado;
no quiero que a alguien le moleste
que me disponga a soñar con ciertas cosas
de mal gusto en esta época,
como despertar sin calles sucias
y la primavera detrás de la puerta.

("Ahora me duermo", Esteban Navarro, 1955).

 

Sencillez de la sintaxis y de un lenguaje donde es frecuente el uso de chilenismos y hasta de una escritura fonética que pretende transcribir la forma exacta en que se habla el español de Chile o que incorpora términos extranjeros con los que el exiliado quiere mostrar el choque de idiomas y la necesaria y difícil incorporación al país ajeno:

¿May I say something?
te quiero
con
mis ganas
ésas
de hambre desértico
y fome
without any charm
I love you
con toda la estupidez de
hablar mal and in two lenguages
I love you
seriously
honestly
sin hueveo
corazón.

 

("Solicitud", Mauricio Redolés)(28)

 

Otras veces, el lenguaje -aparentemente simple- juega con la ambigüedad que exige una mayor integración del lector al movimiento que va de la semejanza o exactitud fonética a la diferencia de significado:

¿Por qué Yumbel significa arco iris?
La marmita estaba llena de moho,
húmedo humus solamente y huesos.
Terminó la búsqueda y el término. (29)

 

("Términos", Jorge Montealegre)

 

La simplicidad se da, también, en las situaciones aludidas ya que no existen ni realidades ni objetos más poéticos que otros o que merezcan privilegiadamente ser cantados:

Shampoo
Linic
remueve
la
caspa.
La
pasa
de
un
lado
de
la
partidura
para
el
otro.

 

("Shampoo Linic", Claudio Bertoni)(30)

 

 

El poeta nivela o iguala los asuntos poetizados y no existen zonas, lugares, cosas, materias ni personas que merezcan su rechazo, y puede referirse con una actitud similar a un ser o a un acontecimiento imaginario o real, a un objeto hermoso o feo, a una realidad negativa o a un hecho heroico, al amor triunfante o al fracasado:

 

Porque ya no nos aman con el furor de antaño
no nos abren el alma están abandonadas
por toda la república se les hielan las piernas las malignas las náufragas las palurdas las ciegas
Porque ya no nos aman con el furor de antaño
ensuciarnos la ropa militando en el vino
nos vamos arrugando como gato al acecho
de una Alicia cualquiera
Porque ya no nos aman porque ya no nos aman
el mundo se despuebla se descapitaliza
las muchachas se duermen marchitando la noche
sin saber que el sol nuestro es más largo en invierno
Porque ya no nos aman el mundo se despuebla
Porque ya no nos aman con el furor de antaño.

("Los despechados", Juan Cameron, 1947)(31)

 

La libertad se extiende a la utilización de los más diversos metros, versos, estrofas. La sintaxis no es rigurosa y -a veces- la ausencia de nexos gramaticales entre palabras o frases ayuda a expresar la incoherencia o dificultad del mundo actual:

la unión
para el caso
digo sublime
connivencia bar
el ocaso

no fue
más que una
total
cero a cero
soberana

con patas
digo
peluda

 

( "Abschied", Miguel Vicuña)

 

Tampoco la puntuación se somete a reglas ni existe ninguna imposición en la rima (que se da muy rara vez):

 

Espumas de los polos que en las rocas,
hacen anillos de sal, hacendosas,
son las sirenas que esperan ansiosas,
clavar sus blancos encajes y tocas.

¿Qué bergantín no esperan estas locas,
espumas de los polos, blancas rosas,
romper en mil astillas venenosas,
besándole a los náufragos la boca?

Como novias desnudas en las aguas
a todos los viajeros enamoran
luciendo sus estelas como enaguas.

Y brillan bajo el ruedo las espadas
que clavan tan sonrientes aunque lloran,
dueñas del tiempo, damas de la nada.

("Espumas de los polos", Leonora Vicuña)(32)

 

 

Aunque no existen medidas predilectas, puede notarse una inclinación a la brevedad: la fuerza de concentrar en pocas palabras provoca un estallido de significado poético en textos que, más de una vez, recuerdan el epigrama:

 

Acaso el juego consista
En mostrar todas la cartas
Y ocultar sólo el dolor
Bajo la manga

("Ardid", Teresa Calderón, 1955)33

 

Otros poemas -que pueden no ser largos- intentan el relato de una historia que se desarrolla con personajes en acción y con diálogos:

 

Y nos acostamos desnudos
como si fuéramos a hacer algo
y no hacíamos nada más que rozamos
pecho con pecho
mis pezones
y los tuyos
los míos blandos
y los tuyos duros
Yo te los ponía en la boca
y tú te arrancabas
y me decías:

"Cecilia yo no respondo
si tú ..."
yo te dije:
"No me importa que no respondas
porque yo no te voy a
preguntar nada."

("Un poco de calma", Cecilia Vicuña)(34)

El poema descriptivo en que una mirada o un punto de vista se limita a constatar lo que ve, extrema al máximo la objetividad:

El asombro en el ojo del pintor es:
-Un largo pasillo que se incendia
-Unos pies que son lavados en un lavatorio
-Labios rojos de mujer joven
-Primer plano de nucas oscuras cuando los músicos acompañan
los saltitos de la bailarina que alucinada baila alumbrada
desde abajo por los focos

("Homenaje sin descubrimientos/A la memoria de Degas", fragmento, Bruno Montané)

En la prosa poética, las imágenes -especialmente visuales- adquieren gran importancia:

Los poderes los movimientos bancarios los tecnócratas incrustados
En un atardecer que se mueve lentamente a través del cristal de
Las oficinas los sillones reclinables el humo las piernas sobre la
Alfombra los penes las falanges de lápices labiales la cinta del
Teletipo las miradas las blusas verdes las raíces cromáticas en
Las retinas los sillones de cuero las aristas los reflejos la ropa
Interior blanca los números los paneles rojos los teléfonos

(Fragmento de "Los poderes", Roberto Bolaño)

 

Hay autores que producen, también, una poesía visiva, donde la palabra se une a la fotografía, al dibujo, al material plástico o al graffiti. Entre ellos: Eduardo Parra, Gustavo Mujica, Gonzalo Millán o Cecilia Vicuña.

El tratamiento temporal o la relación del poeta con el tiempo se hace compleja porque éste pierde su carácter lineal, debido al constante cambio en las formas verbales o por la cercanía del hoy, del mañana y del ayer que pueden llegar a confundirse:

Cuando llueve en Julio
me preocupo por los bosques de mi infancia.
Ese bosque del que no recogí
ni moras, ni murtas,
del que no traje
ni el olor de los eucaliptos
los sorpresivos hongos.
Ese bosque de dudosa fisonomía
en el que tal vez nunca estuve
y del que trato ahora de salir
buscando algunas marcas en los árboles
las piedras que guiaron mi posible entrada
temeroso de sus aviesas sombras,
empapado de lluvia
enterrado en el lodo
soy un árbol más.

("Cuando llueve en Julio", Jorge Torres Ulloa)(35)

 

La obsesión del paso del tiempo aparece, en ciertas ocasiones, en un intento de detenerlo para fijar y conservar las situaciones. En esta escritura del exilio o del país cambiado y perdido, se hace frecuente el reflejo y la expresión de añoranza:

De curso cambió
Aquel río
La tormenta
Derrotó al árbol
Que perdió al pájaro

Con fe en las raíces

(Gustavo Mujica)(36)

 

Tiempo y espacio, a veces, se confunden en sus características negativas o en el anhelo de variación:

 

En que la patria borrada fue renaciendo como una playa que les
hacía luz de sus despojos y donde resurrectas hasta las piedras de
Chile se alzaron gritando de dicha delirantes maravilladas
mirando todo el universo saludar la revivida que les vestía de
fiesta los ojos

(Fragmento de "A 1as playas de la patria", Raúl Zurita (37)

 

Esta es una poesía que puede ser localizada o situada porque, muchas veces, explicita la concreción exacta de un esp(acio determinado, aunque en otras ocasiones -como en ciertos momentos del largo poema La ciudad de Gonzalo Millán- una buscada vaguedad tiende a la generalización e incita al lector a situar el acontecimiento donde lo sienta apropiado:

 

Los ascensores bajan.
Los soplones son ubicuos.
El ascensorista es un soplón.... ...

Dan de baja a varios generales.
Los pasajeros suben a cubierta.
Dan de baja a miles de obreros.... ... ...

Piden papeles de identidad.
Detienen a los indocumentados.
... ...

Toman once.
Toman mate.(38)

Casi todos estos escritores se pronuncian contra la pérdida de las relaciones naturales originarias entre el hombre y el ambiente natural. La mayoría vive en ciudades que aparecen, en oportunidades, más que como simple mención o ámbito urbano -y capitalino-, transformándose en objeto poético (al que se canta), describiéndose o rechazándose:

 

Otoño Santiago viejo y cafesoso
El humo sale de las chimeneas
egro
denso
muerto
decididamente antiorgánico
Y LA TIERRA TIENE FRÍO
PARA EL QUE PISA DESCALZO
El parque forestal
es una perfecta tarjeta para vender en VillageOtoño Santiago
larguirucha ciudad pálida como tía abuela
Esta estación te queda al callo

("En este otoño", fragmento, Bárbara Délano)(39)

 

En oposición, se sitúa la escritura más íntima, y menos frecuente, que nace del contacto directo con la naturaleza:

Y cuando llovía
sobre la carretera de Castro,
daba la impresión
de que el bus era una estrella fugaz
avanzando a tientas,
entre la totalidad de los cabellos blancos de Dios.
Y a lo lejos,
el pueblo, que esperaba con las luces encendidas
colgando de una nube,
era como lo infinito de tus ojos
cuando esperan los míos.

("Ruta 5", Sergio Mansilla, 1958)(40)

Gritos de alerta pueden parecer, a veces, estos poemas en que se denuncia o se llama a la rebelión contra la sociedad de consumo:

y sean cuales fueren los cuentos que te cuenten, desgraciado
la cuenta que te pasen

saldrás del hospital, clínica o centro médico
tarareando gracias a la vida
motivado por los avisos y consejos de la publicidad que nos ayuda a vivir [mejor
desde la radio o el televisor
que tanto habrán contribuido a tu curación
rumbo al local más cercano
en que se pueda jugarle una cartilla a la
Polla Gol a cambio de un templo donde sacrificar un
gallo a Esculapio... ... ...
O sea que en resumen habría que morirse sin alharaca

(Fragmento de "4 trescientos sesenta y cinco y un 366 de onces", Rodrigo Lira)(41)

Llamados vigilantes contra la monotonía, contra la cómoda seguridad, contra la rutina que maquiniza deshumanizando, violentando y haciendo olvidar la magia y novedad de cada día:
Yo me doy una vuelta entera
Porque así obedezco
Pero pongo algo de mi parte
Y no se me achica la masita blanca que me hace pensar
Y fomento como ellos mismos dicen la iniciativa privada
Y me perdura algo de la hermosura humana
Y si quiero me pongo zapatos de vidrio
Y si no los tengo me los invento
Me los imagino
Pero al final me los pongo
Y con los zapatos de vidrio vuelo
Me enajeno
Me condecoro amador de la utopía
... Aunque las balas no me entiendan...

(Fragmento de "Los zapatos de la utopía", Antonio Arévalo)(42)

La rebeldía del poeta grita al lector porque no quiere que la realidad hostil sea tomada como inamovible. No es extraño encontrar un sentimiento de desencanto ante la locura del mundo que parece ir hacia su propia destrucción:

moriremos todos de golpe
decapitados por un mono mayor
que supo regar su afrodisíaco
y sueña con viajes infernales
y ejecuciones cuadrafónicas
o moriremos en paz
cada uno en su accidente
pero vivir muriendo
es la peor traducción literal
que se conoce de Vallejo

(Fragmento de "Lo encontramos durmiendo en el rellano", Ricardo Cuadros, 1955).

Otras veces, la repulsión ante la injusticia muestra una actitud de decidida creencia en que un cambio de sociedad podrá enmendar caminos y construir soluciones:

No diré tu nombre
Porque me pueden escuchar
Hombres
Que no quieren saber nada con 1a lluvia
Seres que tratan de olvidar a los sin ropa
No diré tu nombre
Porque es el mío
Y ni tú ni yo
Estamos dispuestos a morir
Sin levantar la bandera
Que nos hará mejores.

("Testimonio anónimo", José María Memet)(43)

En un mundo de incomunicación, la poesía es una herramienta que sirve para romper el aislamiento: la necesidad de participar, el intento de superar la soledad, se evidencia en el constante uso de apelaciones al oyente, llamados que solicitan la atención del auditorio:

Se ha roto una columna: vi a Dios
aunque no lo creas te digo
sí hombre ayer domingo
con los mismos ojos de este vuelo

("Domingo en la mañana. Epílogo", Raúl Zurita)(44)

La ironía, el humor, la ambigüedad o el uso de ciertos efectos como el imprevisto y el suspenso, piden una mayor cercanía y una complicidad del lector que debe integrarse para comprender e intentar deducir la causa del doble sentido o del equívoco:

La consigna era sólo una:
caminar y encontrarse en una esquina
con su propio cuerpo
olvidado en una esquina

(Carlos Alberto Trujillo)(45)

La necesidad de eludir la evidencia reclama una comunidad con el lector que debe saber leer (u oír) lo que se le dice veladamente: trabajo del oyente y del hablante que participan, en distintas etapas, de esta escritura:

Ay, ay, ay, que viene el huaso
en la noche negra,
ay, ay, ay, que viene sobre una yegua
clavándole las espuelas.

Ay, ay, ay, que blanco pañuelo lleva
el huaso en la noche negra,
ay, ay, ay, ¡qué vino tan frío toma
este huaso'e mierda!

Ay, ay, ay, que está llamando a las mozas
con su pañuelo en la noche llena,
ay, ay, ay, que ciegas son estas huasas
que no zapatean.

Ay, ay, ay, ya nadie le hace collera
ni le hacen "huifa",
ay, ay, ay, ¡qué cueca tan sola baila
el huaso chileno en la noche negra!.

("La noche moderna", Armando Rubio)(46)

El humor también le sirve al poeta para crear una distancia entre él y la materia poetizada: usa esta función cuando quiere que su relación con el mundo poético sea menos emotiva. La ironía o el humor permiten, en otros momentos, degradar, ridiculizar o mostrar un sentir frente a lo que se dice. El escritor asume, entonces, diferentes actitudes que se expresan en tonos variados donde aparece la burla o la impavidez; la serenidad o la pasión; el temple grave, festivo o trivial. Posturas que se relacionan con la utilización de diferentes materiales y modos de decir en poemas que aluden a la complejidad de una realidad que no tiene una sola faz y que no puede ser interpretada unívocamente.

Es notoria la preocupación de casi todos los autores por su labor literaria. La inquietud y búsqueda sobre el trabajo del poeta, su actividad, su relación con el lenguaje o su necesidad de comunicación Y expresión se explicita en diversos textos:

Y la voltereta
Y el trapecio
Te abandona
Y la caída
Te salva
es
La palabra
Como red.

(Fragmento de "Arte Poética", Gustavo Mujica)

Y todo perdía validez en mis versos
cuando escribía un poema dedicado a tí:

Colocaba tu nombre entre paréntesis
y tú
te enredabas como en una telaraña.

(Carlos Alberto Trujillo)(47)

 

Como si lo humano fuera ciudad mental o campo verde
ante una aparente sencillez al escribir versos
que tratan, que se esfuerzan
en darte una parcial imagen
de esta vida

(Fragmento de "Peligro a toda máquina", Bruno Montané)

 

A veces, se alcanza un segundo grado de complejidad porque la metapoesía no alude simplemente a la actividad poética general sino que refiere al poema concreto y específico que se está escribiendo y que, en el momento de la lectura, está ante los ojos del lector:

Avanza la estación.
El poema avanza.
El tiempo avanza.
El autor es un hombre de edad avanzada.
... ... ...

La costurera hilvana.
El anciano hilvana.... ... ...

El zapatero clavetea.
El anciano compone un poema.
El poema habla de una ciudad.
... ... ...

El anciano aún respira.El anciano está en las postrimerías.
Estos son los versos postrimeros:
... ... ...

Se cierra el poema

(Fragmentos de La Ciudad, Gonzalo Millán)

 

sin temor ni consideraciones estilísticas, no pretendiendo
incluso hacer por esta vez (sale p'allá) poesía, reconociendo
una formación intelectual. Las citas de los hombres consagrados
elevan el nivel del texto
Volviendo al tema. Los chilenos somos todos poetas. Lo
difícil es mantener el ritmo, las metáforas, alguna reminiscen-
cia de lo que Ellos llaman poesía, ... ...

Suspendamos un momento esta letanía para rendir un
homenaje a todos aquellos que usaron alguna vez una manera de
decir que de algún modo está presente en la intención
de estos escritos

(Fragmento de "Perro con alas", Jorge Etcheverry)(48)

 

No existe una actitud homogénea frente a la función que se le otorga a la poesía ya que si algunos creen en el poder de la palabra o en su capacidad de ordenar el mundo caótico donde todo se convierte en mercancía y donde el hombre no vale por sí mismo sino por lo que posee o representa, los mismos u otros se interrogan sobre el sentido y la efectividad del poeta y su quehacer:

 

Yo creo que tengo un gran defecto,
un problema psíquico:
siempre estoy intentando escribir algo útil.
¡Qué manía la de encontrar utilidad
la una profesión inútil!
Ya ven ustedes como mi obsesión practicista
me hace llamar profesión al humilde oficio
del poeta.

(Fragmento de "Pequeño contratiempo justo a final de siglo", Eduardo Parra).

Muchos autores explicitan que la palabra es la fundadora de una realidad (poética) que tiene valor en sí misma:

llueve interminablemente dentro de una novela de tapas grises
pero si abro la ventana no sólo entrará la brisa tibia a mi
dormitorio también el polen y veré pájaros tomando el sol en
los cables de luz, y en los árboles sin embargo llueve dentro
de esta novela y un hombre se aleja corriendo de un grupo de
cabañas más veloz que la brisa y que los trenes y la primavera

(Fragmento de "Nenúfares", Roberto Bolaño)(49)

Algunos poetas utilizan personajes o sucesos del pasado para mostrar su pervivencia en el presente. El ayer es mostrado desde el hoy para actualizarlo y clarificar ciertas situaciones que se asemejan, se repiten o continúan existiendo:

¡Oh! Esos sí que eran Dictadores!
¡Casimiro Marcó del Pont volverá!
¡Las Monarquías aún no han muerto!

Santiago está disfrazado de campiña tranquila y reposada
Las grandes propiedades se comen la tierra y las ansias
La anemia se maquilla de adobe y remodelación

La tisis y el hambre bromean con los pobres y el polvo

(Fragmento de "Fosacomún, Trabajo sobre Santiago", Gregory Cohen)(50)

Me llamo Arturo
y soy un "pequeño-dios" de la oratoria
y me asomo desde el vagón de un tren francés
para saludar a mi chusma,
como Narciso se asomaría sobre el lago que lo refleja,
sobre los votos que me reflejan, sobre los fusiles que se reflejan
en matanzas y elecciones.
Yo soy el más hermoso de esta sala

(Fragmento de "Palabras del obstruccionista al senado", Cristián Warnken).

 

Esta poesía evidencia que los nuevos escritores chilenos se enfrentan e interrogan ante una realidad concreta cuya expresión literaria trasciende límites geográficos extendiéndose y mostrando el mundo del hombre contemporáneo.

La muestra precedente ha querido asomarse a la producción de los jóvenes poetas con el propósito de señalar algunos de sus rasgos específicos. Entre sus muchas limitaciones, el carácter incompleto y fragmentario de este panorama de recorrido y obra obedece, en parte, a 1as condiciones del objeto analizado: dispersión de una poesía que proviene de una realidad fracturada que necesita del encuentro para establecer el vínculo que le permitirá transformarse en comunidad y comunicación.

París, agosto de 1982

 

Postdata:

Este texto coincide, en su generalidad, con un curso sobre el mismo tema dictado en la "Segunda Escuela Internacional de Verano", realizada en Rotterdam en agosto de 1982, por iniciativa del Instituto para el Nuevo Chile.

El tiempo transcurrido ha variado ciertos datos: fueron publicados algunos libros que en ese momento eran inéditos, se han dado a conocer nuevos autores y otras "tendencias" poéticas, etc.

Sólo en 1983, gracias a Juan Castillo y, con posterioridad, al Primer Coloquio Internacional de Literatura Chilena, realizado en París, en junio de este año, pude acceder a obras de Carlos Cociña, Gonzalo Muñoz y Diego Maquieira, por la generosidad de Diamela Eltit, Bernardo Subercaseaux y Raúl Zurita. Estos textos exigirían, por lo menos, la mención de algunas de sus características. Este silencio, tal como muchas otras ausencias involuntarias, sólo pueden comprenderse por la distancia del exilio...

París, septiembre de 1983


I Una nueva promoción

II 1973: término e inicio

III El entusiasmo y la buena voluntad no bastan por sí solos

IV Las voces comienzan a hacer camino

V El peso de una tradición

VI ¿Por qué tanta y tan variada poesía?

VII Hacia un intento de caracterización