Para Sing Kong, el enfoque de formación docente que está adoptando la Universidad de Chile es muy profesional y permite tener programas de formación de calidad. Por ello, recalcó la necesidad de que esa visión “sea adoptada por una amplia cantidad de instituciones en el país, de manera de asegurar que cada programa de formación docente sea capaz de generar profesores de calidad y con relevancia a la escuela”.
Durante su nutrida agenda de dos días, el profesor Lee Sing Kong profundizó sobre el proyecto de Educación que desarrolla la U. de Chile y lidera la prorrectora Rosa Devés con el objeto de potenciar la actividad académica del plantel en este campo, especialmente en lo referido a la formación inicial y continua de profesores. Además, el académico se reunió con el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez; la subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga; y dictó la conferencia “The 21st Century Landscape: The need for Strategic Education Reforms”. También conoció la actividad que realiza el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE).
Sing Kong destacó el diseño del programa de formación de profesores de la U. de Chile, que considera el contexto y un trabajo cercano a las escuelas, de manera de formar profesores que no sólo tengan un manejo sólido de contenidos disciplinarios que enseñarán, sino que también sean relevantes para las necesidades de la escuela y de sus estudiantes. En ese sentido, explicó que el National Institute of Education de Singapur, que él dirige, realizó una revisión de los programas de formación de profesores para adecuarlos a las necesidades del siglo XXI. Así, surgió un nuevo modelo que consta de tres ejes estratégicos: valores, habilidades y conocimiento. Respecto al primer eje, explicó que se trata de que los valores que adquieran los docentes estén centrados en las necesidades de los alumnos y en la identidad del profesor. Un ejemplo es de lo primero es todos los niños pueden aprender . Un ejemplo de lo segundo es un docente que conoce su identidad y trata de mejorar sus prácticas para ser buen profesor. El segundo eje, el de las habilidades, busca que los docentes adquieran una amplia variedad de metodologías pedagógicas para motivar y comprometer a sus alumnos, así como hacer interesante el aprendizaje. Por ejemplo, debe ser capaz de diseñar un lenguaje para llegar a todos, explicó Sing Kong. El profesor explicó que tan fundamental como los valores y las habilidades es el conocimiento que deben tener los docentes, lo que constituye el tercer eje del modelo de formación docente aplicado por Singapur. “El conocimiento puede ser dividido en componentes: disciplinario y de los alumnos. Si el profesor no domina lo que debe enseñar, los alumnos no pueden tener la mejor guía en clases. Respecto al conocimiento de sus alumnos, el docente debe ser capaz de diseñar el mejor enfoque para que todos sus alumnos puedan aprender y saber cómo motivar a sus alumnos”. Un aspecto fundamental del modelo, agregó el académico, es cómo se implementa o lleva a las aulas. “El National Institute of Education trabaja fuertemente con colegios. Al menos, un tercio de todo el programa de formación docente se trabaja en colegios”, explicó.
En los programas de formación docente de un año de duración, los futuros docentes primero aprenden la teoría y luego, en el último 25% de lo que dura el programa, trabajan en las escuelas. En los programas de 4 años de duración, el contacto con las escuelas se inicia al primer año. Además, los formadores de futuros profesores van a las escuelas y trabajan con los docentes senior para llevar la teoría a la práctica. “La clave del éxito es que los docentes sean relevantes a las necesidades de la escuela y del siglo XXI”, dijo el director del NIE. Añadió que también es clave el vínculo tanto de las universidades formadoras de profesores y las escuelas con las autoridades que diseñan las políticas públicas. Es lo que en Singapur llaman el Modelo 3P: el vínculo entre el entre ministerio de Educación y sus políticas públicas; las universidades y la preparación de profesores; y las escuelas y la práctica. “Es un triángulo que al centro tiene valores compartidos: qué se espera lograr en educación”, explicó la prorrectora Rosa Devés.