En 2012 comenzó una experiencia única en la Universidad de Chile, a cargo de la Facultad de Economía y Negocios (FEN). El ambicioso proyecto recibió el nombre de Escuela Desarrollo de Talentos (EDT), e invitó a los mejores estudiantes de un grupo de liceos técnico profesionales a recibir apoyo y formación en lenguaje, matemáticas y liderazgo. Culminar el proceso de manera exitosa les abriría las puertas de la FEN, ya que si completaban los dos años (incluida su participación durante enero en la Escuela de Verano que imparte la FEN) con un 95 por ciento de asistencia y obtenían 650 puntos ponderados, podrían acceder a Ingeniería Comercial, Auditoría o Ingeniería en Información y Control de Gestión. En 2014 se sumó además el Programa Académico de Bachillerato, permitiéndoles ingresar con 600 puntos ponderados.
Tras dos años de programa, los estudiantes obtuvieron en promedio 602 puntos en la prueba de Lenguaje, llegando al máximo de 729. En matemáticas el promedio fue de 672, con un puntaje máximo de 812. Esto se tradujo en que 18 estudiantes pudieran ingresar a la universidad y carrera de su preferencia directamente por su puntaje PSU. Otros 16 estudiantes fueron beneficiarios del cupo EDT, e ingresaron a Ingeniería Comercial, Auditoría y Bachillerato a la Universidad de Chile.
En palabras del fundador de esta iniciativa, el académico de FEN Joseph Ramos, “lo más difícil es que fue una apuesta muy ambiciosa, y es que alumnos de liceos técnicos, los que en general están por debajo de la media en SIMCE y PSU, se la pudieran. Sin embargo, los resultados fueron extraordinarios”.
La directora de operaciones del programa, María Paz Alarcón, relata que “fueron dos años intensos de trabajo conjunto, en que estudiantes, apoderados, directivos y docentes de liceos, Facultad y Universidad pusieron todo el esfuerzo posible con tal de concretar un sueño y demostrar que se puede. Los desafíos se presentaron en el ámbito académico, pero también en las expectativas que poseen los jóvenes de estos liceos. Al trabajar paralelamente en desarrollar la confianza y tolerancia a la frustración que pueden experimentar estos alumnos con este nivel de exigencia, se alcanzan estos resultados y se puede llegar aún más lejos”.
Así lo reconocen también los propios participan de esta Escuela, quienes valoran el trabajo realizado en la Universidad de Chile. “Fue un proceso que de verdad marcó un cambio radical en mi vida. Pasé por muchas emociones, aprendí mucho, tanto en las aulas como de mis propios compañeros o miembros del programa. Fue una experiencia bastante gratificante, me formé y acostumbré a una mayor exigencia académica de la que estaba recibiendo, crecí como persona y como estudiante”, señala Nicolás Bustos, quien ingresó a la carrera de Arquitectura en la Casa de Bello.
Andrea Ávila destaca el esfuerzo que ella y todos sus compañeros pusieron en estos cursos para lograr sus objetivos. “Participar en la EDT fue una cosas más importantes que he hecho, me brindó la oportunidad que no a todos se les da y estoy muy agradecida por eso, pero esa oportunidad no es nada sin el esfuerzo y dedicación de uno. Lo más difícil fue sentir frustración cuando no rendía como quería en las pruebas y controles, pero ahora estoy satisfecha con los frutos”, señala la nueva estudiante de Auditoría de la Universidad de Chile.
Los resultados confirman la relevancia de esta iniciativa, que tendría una nueva versión en el 2015. “El desafío continúa ya que el objetivo es que estos alumnos permanezcan y egresen a la par de sus compañeros. Entonces se mostrará el verdadero avance en el aporte que queremos hacer en equidad”, concluye la directora de operaciones del programa, María Paz Alarcón.