Columna del profesor Jorge Babul

¿Tendremos finalmente un ministerio para la ciencia?

¿Tendremos finalmente un ministerio para la ciencia?

El pasado miércoles 21 recibí un llamado telefónico de Gonzalo Rivas, presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, donde me comunicó que estaba entre los miembros de la comisión Ciencia para el Desarrollo de Chile que la Presidenta Bachelet daría a conocer el lunes 29 de enero. Se trata de un grupo de 35 expertos que en junio deben entregar una propuesta para fortalecer la ciencia y para sentar las bases para una nueva institucionalidad, como un ministerio de Ciencia y Tecnología.

A fines del gobierno anterior la comunidad científica estuvo muy cerca de concretar un anhelo de muchas décadas, cuando el entonces presidente Piñera presentó un proyecto de ministerio de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, que no logró ingresar al parlamento aparentemente por falta de un estudio económico.

Nos quedamos con nada. ¿Cómo era posible que todo lo que habíamos logrado avanzar durante un gobierno no fuera aprovechado en el siguiente? Por otra parte, el programa de gobierno de la Presidenta Bachelet, que según algunos no es un libro sagrado, no consulta la creación de un ministerio para la ciencia, sino que una subsecretaría de ciencia y tecnología e innovación en el ministerio de Economía y un Consejo para la coordinación de las Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación, presidido por el ministro de Economía. Nuestro desánimo fue total; por mucho menos que eso, el traspaso de Conicyt al ministerio de Economía, varios centenares de científicos protestamos frente a La Moneda.

Pero nuestro lema es insistir, teníamos una “secreta” esperanza, ya que estábamos en conocimiento de un hecho que no fue difundido por los medios de comunicación: la candidata Bachelet se había reunido con los premios nacionales de ciencia y les había anunciado la creación de un ministerio para la Ciencia. El discurso de instalación de la Comisión Ciencia para el Desarrollo de Chile, cuya parte central la constituye la institucionalidad para la ciencia, nos alentó nuevamente. 

La presidenta fue muy clara en recalcar los propósitos de las propuestas que la nueva comisión debía hacer: fortalecer la ciencia en Chile de modo que la investigación científica sea un pilar de nuestro desarrollo nacional y de nuestra inserción internacional, desarrollar una verdadera cultura científica, de curiosidad y pasión por el conocimiento, la creación y la innovación, y fortalecer de manera permanente y coherente la ciencia y la tecnología, dotándola de un piso institucional de más alto nivel: “es decisión de mi gobierno avanzar a la creación de un ministerio de Ciencia y Tecnología”.

La última propuesta debe ser “realista en relación a las condiciones, plazos y recursos que se requieren; un proyecto que para ser exitoso, debe ser resultado del diálogo y los acuerdos entre los actores y las instituciones involucradas”. Adicionalmente, la Presidenta destacó que no se trata de una tarea que pueda durar 3 o 4 años, que debe ser un esfuerzo sostenido en el tiempo, que no estamos partiendo de cero y que podemos construir sobre nuestros esfuerzos pasados.

Aun cuando, en general, estas noticias aparecen como esperanzadoras, muchos piensan que con una nueva comisión nada lograremos y las acogieron con mucho escepticismo. Por otro lado, parte de la comunidad científica entiende que, adicionalmente a la creación de un ministerio, se tendrá que discutir la idea de una mirada de largo plazo, como la de un consejo de Estado relativamente independiente, para asegurar que las decisiones políticas no estén sujetas a cambios permanentes de rumbo dados por administraciones circunstanciales. De allí la necesidad de lograr el consenso más amplio posible sobre la base de acuerdos entre las distintas organizaciones ligadas al desarrollo del país.

Claramente, lo más urgente es esperar. La comisión tiene plazo hasta junio, fecha en que comienza la discusión presupuestaria 2016.