Acción versus reacción

¿Por qué las lluvias afectan tanto la infraestructura en Santiago?

¿Por qué las lluvias afectan tanto la infraestructura en Santiago?
Se espera que en Santiago caigan entre 70 y 130 milímetros de aguas lluvias, cuando en un año normal caen 310mm.
Se espera que en Santiago caigan entre 70 y 130 milímetros de aguas lluvias, cuando en un año normal caen 310mm.
En general se observa que tras las lluvias existen problemas viales que involucran, según los académicos, falencias en la planificación urbana.
En general se observa que tras las lluvias existen problemas viales que involucran, según los académicos, falencias en la planificación urbana.
No sólo la planificación urbana explica consecuencias negativas tras un temporal o cualquier catástrofe natural, sino que también la organización de los planes de emergencia.
No sólo la planificación urbana explica consecuencias negativas tras un temporal o cualquier catástrofe natural, sino que también la organización de los planes de emergencia.
Parte de las soluciones sería mantener espacios que puedan proveer ciertos servicios ecosistémicos.
Parte de las soluciones sería mantener espacios que puedan proveer ciertos servicios ecosistémicos.

Cada vez que llueve en Chile, vemos en los noticieros las imágenes de anegamientos, pozas de agua, y pasos bajo nivel inundados, damnificados y problemas de vialidad, y más allá de lo que se puede hacer después de un episodio de estas características, es necesario preguntarse por qué ocurre  y también si existen herramientas que permitan generar políticas públicas o paliar de cierta manera las consecuencias de fenómenos naturales tales como la lluvia u otros.

Para el profesor Alexis Vásquez, experto en gestión y planificación ambiental, y académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, “el diseño de nuestras ciudades no ha sido sensible al agua ni a los ciclos del agua. Por ejemplo, la proporción de superficie impermeable (cemento) de nuestras ciudades genera que tengamos problemas cada vez que llueve. Cuando el Gran Santiago considera tasas de impermeabilización del 80% es evidente que vamos a tener problemas con el agua, porque si el suelo está sellado pierde la capacidad de infiltración, de actuar como esponja y regular las inundaciones”.

Además, Vásquez asegura que “el desarrollo de infraestructura no ha tenido la velocidad suficiente para alcanzar el desarrollo de la ciudad” y que además no se consideran a los espacios claves para el funcionamiento ecosistémico, tal como lo demuestran “la inundación del Río de las Minas en Punta Arenas, o en Copiapó el caso de la Quebrada de Paipote”, ejemplifica el académico, quien asegura que “lo que antes era humedal y que amortiguaba inundaciones está siendo urbanizado, porque los drenan, dejan que se sequen y se construye. Estamos en constante colusión con los procesos naturales” y esto genera crecientes conflictos en los que nuestras ciudades no estarían preparadas para escenarios siquiera ordinarios.

Resguardos necesarios

No sólo la planificación urbana y ambiental explica consecuencias negativas tras el escenario que representa un temporal o cualquier catástrofe natural, sino que también la organización de los planes de emergencia, a cargo de los organismos gubernamentales. Para la toma de estas decisiones, es relevante la información, y según Roberto Rondanelli, investigador del Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia (CR)2, la información meteorológica con la que se emanan alertas y otras medidas desde instituciones como la Onemi sería inexacta. “Hay muy poca preparación. Estamos a dos días de una de las tormentas que podría ser una de las peores que uno haya visto en más de 10 años y desde la autoridad no hay ni una información”.

Según Rondanelli, y la información manejada por el (CR)2, los modelos predictivos indican una proyección entre 70 y 130 milímetros de agua caída en total en el frente de mal tiempo en Santiago (en un año normal caen 310 mm. en la capital). Lo mismo ocurriría en Valparaíso (proyección de entre 80 y 100 mm para una ciudad con 200 mm de agua caída anual) y Copiapó (entre 40 y 50 mm, similar al temporal anterior que azotó la zona).

Además, Rondanelli critica la ambigüedad del uso del concepto “precipitación moderada” usado por la Dirección Meteorológica, dado que “define hasta 7,5mm por hora, o sea, en 24 horas involucra 180mm., lo cual es muchísimo”, indicando que su uso en comunicados oficiales confunde a la población, no ponderando adecuadamente las medidas a considerar, en el caso de emergencia como también en la planificación urbana más a largo plazo, agregando que el concepto "indica que no hay que preocuparse mucho, cuando en realidad –y eso ocurrió en Atacama- esas precipitaciones moderadas matan gente en un determinado lugar si se concentran en un periodo un poco más extenso".

Posibles soluciones

Alexis Vásquez indica que es clave, mantener espacios que puedan proveer ciertos servicios ecosistémicos, “porque toda el agua que precipita termina escurriendo, y cuando escurre de forma superficial tenemos problema de cantidad de agua, pero también de calidad. Mientras el agua pasa una mayor cantidad de tiempo en superficie, lavando calles, estacionamientos, se contamina más y más”.

Su propuesta para evitar que haya problemas con cada lluvia es “considerar en el diseño urbano de nuestras ciudades una mayor proporción de espacios verdes que nos ayuden, por ejemplo, a mitigar el problema de las aguas lluvias. En contraposición a la infraestructura gris (colectores de agua lluvia, por ejemplo), la infraestructura verde (ejemplo: canales de drenaje con vegetación a los lados, humedales artificiales, lagunas) cumple varias funciones. No sólo gestiona el agua, sino que también proporciona espacios de recreación, aumenta el valor de las propiedades alrededor, provee de hábitat a ciertas especies, entre otras características”, lo cual permitiría además una mejor absorción del agua por parte de los suelos.