El balotaje se realizaría en junio

Elecciones presidenciales en Perú: académicos proyectan escenario ante segunda vuelta

Elecciones en Perú: académicos proyectan escenario ante segunda vuelta
Prof. Miguel Ángel López, Doctor en Ciencia Política (University of Essex).
Prof. Miguel Ángel López, Doctor en Ciencia Política (University of Essex).
Prof. Paz Milet, Doctora (c) en Ciencia Política (Universidad de Leiden)
Prof. Paz Milet, Doctora (c) en Ciencia Política (Universidad de Leiden)
Prof. Gilberto Aranda, Doctor en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Chile)
Prof. Gilberto Aranda, Doctor en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Chile)

Con dos candidatos aún en carrera y ad portas del balotaje a realizarse en junio próximo, tres expertos del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (IEI) entregan sus visiones y proyectan las diversas variables que serán determinantes para definir quién será el próximo presidente del Perú. Los académicos ahondan en la importancia del factor Fujimori, la estratégica base de votantes de la candidata de izquierda, Verónika Mendoza, además de perfilar en qué posición han quedado los presidenciables ante este nuevo escenario. Su evaluación post primera vuelta, así como en qué aspectos deberían centrar sus campañas Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski para capturar los votos de quienes quedaron en el camino, son algunos de los temas que estos especialistas abordan en profundidad en las siguientes cápsulas de análisis.

Profesor Miguel Ángel López 

Especialista en encuestas y elecciones. Phd. en Ciencia Política y Master in Latin American Politics, Universidad de Essex (Inglaterra). Coordina el capítulo chileno de la encuesta de política exterior "Las Américas y el Mundo".

Con más del 90 por ciento de las mesas escrutadas, ya parece claro que el rival en segunda vuelta de Keiko Fujimori en las elecciones presidenciales de Perú será el empresario Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Se trata de una elección donde la competencia se desarrolla en el eje pro y anti fujimorismo, centrada en la figura del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000) -padre de Keiko- actualmente en prisión por delitos de corrupción y violaciones a los DD.HH.

Con miras a vencer a la hija, PPK deberá hacer un esfuerzo aglutinador para aunar gran parte del apoyo de los candidatos eliminados en primera vuelta e incluso de aquéllos que no pudieron participar en la campaña. Esta maniobra requerirá de mucha astucia política por parte Kuczynski, considerando que en los comicios de 2011, el mismo PPK apoyara la candidatura de Keiko Fujimori en segunda vuelta, elección donde resultara vencedor el actual presidente Ollanta Humala. Este “pasado” debilitaría en primera instancia su opción de abanderado del antifujimorismo, a menos que logre convencer a los votantes que las circunstancias han cambiado, o que Humala era el peor escenario posible en aquel momento.

A diferencia de muchos de los candidatos que quedaron en el camino, PPK no centró su campaña en primera vuelta en el antifujimorismo. Pero siendo la díada fujimorismo-antifujimorismo el eje principal de competencia tanto a nivel electoral como en la opinión pública, esta división terminará imponiéndose en sus propuestas políticas de segunda vuelta. Si bien el espectro izquierda-derecha no tiene en Perú el mismo significado que en Chile, Keiko está más ubicada a la derecha que PPK. Una alternativa para ella sería moverse más a la izquierda para atraer a los votantes de Verónika Mendoza, su principal contendora para pasar a segunda vuelta.

El camino sería entregar concesiones en su programa en materias de derechos humanos y respeto al medio ambiente, y tratar de atraer al voto rural donde su apoyo es más débil. El tercer lugar de una candidatura de izquierda como la de Mendoza dejó a la psicóloga y congresista de el Cuzco, con un gran capital político, alzándola como el principal referente de izquierda en el Perú. Apoyar a Kuczynski ahora, podría tener a futuro el mismo efecto que tiene para éste último el haber apoyado a Keiko en las elecciones pasadas.

El mejor escenario posible para PPK sería entonces que Mendoza deje en libertad de acción a sus votantes, los que así podrían sentirse libres de apoyar a la opción antifujimorista. Sin embargo, esto es un arma de doble filo, pues las competencias electorales son interacciones de actores políticos y si PPK se mueve hacia la izquierda corre el riesgo que Keiko se mueva más al centro y comience a horadar el apoyo político moderado que lo apoyara en primera vuelta.

Keiko Fujimori también enfrenta un escenario complejo. En una disputa pro y antifujimorista tiene poco donde crecer electoralmente para obtener ese poco más de 10 puntos porcentuales necesarios para ocupar el Palacio de Pizarro. Para ella, desfujimorizar la campaña se presenta como una buena alternativa dando pruebas de que ella no es sinónimo de su padre y su éxito electoral dependerá en gran medida de ello.

Profesora Paz Milet 

Experta en relaciones internacionales de América Latina y asuntos vecinales. Doctora (c) en Ciencia Política, Universidad de Leiden (Holanda). Magíster en Estudios Internacionales, Universidad de Chile. Coordina el Diploma "La Relación Chileno-Peruana: Puntos de Encuentro".

La segunda vuelta de las elecciones peruanas estará determinada fundamentalmente por la confrontación entre fujimorismo y anti fujimorismo. Keiko Fujimori es heredera –más allá de las señales de independencia que haya querido dar- de la gestión de su padre. De un presidente que efectivamente logró dar estabilidad económica al Perú y terminar con la amenaza terrorista, pero que a la vez desarrolló una democracia autocrática y que cumple una condena de 25 años por actos de corrupción y crímenes de lesa humanidad.

El gran desafío para Keiko Fujimori es entonces dar garantías que gobernará con transparencia, apegada a los valores democráticos y con nuevos representantes de su partido. Asimismo, debe desvincularse de las principales acusaciones que se plantean en torno a ella, respecto al financiamiento ilegal de sus estudios universitarios, su falta de experiencia profesional y los rumores en torno a la liberación de su padre en cuanto alcance la presidencia. Todo esto, en su escenario no especialmente propicio, pues debe ampliar su votación más allá del tercio del que habitualmente dispone el fujimorismo.

Por su parte, Pedro Pablo Kuczynski debe cohesionar a los sectores antifujimoristas en torno a su persona. Ya tendría asegurados los votos de Alfredo Barnechea, afín a su ideario político, los de los apristas –poco más de un 5 por ciento- y los de Perú Posible -que escasamente superó el 1 por ciento-, lo que le impide seguir constituido como partido. Pero debe expandirse hacia los votos de Verónika Mendoza, una candidata que no sólo es representativa de la izquierda, sino de los sectores descontentos con el sistema de partidos, con la falta de distribución de los ingresos de la bonanza económica que tuvo el Perú los últimos años y con el centralismo y falta de espacio para las regiones.

En síntesis, ambos candidatos tienen desafíos muy importantes de cara al 5 de junio. Todo indica que el margen de diferencia entre ambos puede ser bastante estrecho.

Profesor Gilberto Aranda 

Experto en relaciones internacionales y política exterior de América Latina. Doctor y Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.

Ambos descendientes de inmigrantes y con proyectos neoconservadores, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski se enfrentarán en junio para dilucidar quién se convertirá en el próximo presidente del Perú.

Considerando los comicios anteriores, Keiko habría obtenido sobre 15 puntos porcentuales más que en la elección anterior, mientras Kuczynski hiciera lo propio creciendo de un 18 a un 21 por ciento. Entretanto, la candidata del Frente Amplio, Verónika Mendoza –posicionada en un no menor tercer lugar- se prepara para una futura elección con una izquierda de vuelta en el congreso, aunque con un fujimorismo en control del aparato parlamentario.

Si bien Keiko ha realizado diversas tentativas por alejarse de los aspectos negativos vinculados a su padre, la impronta Fujimori se trasluce en el rol que promete a las FF.AA., temas de seguridad, así como la lucha contra el crimen. Durante su campaña, ha promovido también incentivos para el empleo juvenil, así como la convalidación de estudios desde centros técnicos a universidades; aspectos que terminaron por captar el favor de ciertos sectores medios y populares. PPK, por su parte, cuyo discurso también enarbola el tema de la inseguridad como uno de sus estandartes de campaña, presenta un programa centrado en el fomento de la inversión extranjera, las alianzas público-privadas y la creación de un ministerio regional, aspirando a acelerar la economía y recuperar el empuje de la década pasada.

El escenario parece reflotar la importancia electoral de antiguas divisiones entre partidarios del fujimorismo y sus detractores. Y ante ese panorama, cualquier cosa podría ocurrir. Hay que tener presente que el electorado peruano ya ha dado muestras de su imprevisibilidad en el pasado. El mismo Fujimori derrotó en 1990 al que parecía seguro ganador, Mario Vargas Llosa; mientras la misma Keiko -quien se impuso en primera vuelta- caería en el balotaje de 2011 ante el actual presidente Humala. Considerando la experiencia anterior, un eventual llamado a votar por “el mal menor”, podría constituir la base de una victoria de PPK. Por esa misma razón, es que a Keiko le conviene apostar a la reconciliación y así evitar que la imagen de autoritarismo de su padre le pase nuevamente la cuenta.