“Su historia es una adición de diversas memorias y genealogías”, explicó la directora del núcleo patrimonial de la U. de Chile, Alejandra Araya. El Archivo Central Andrés Bello es uno de los acervos patrimoniales más relevantes de la Casa de Estudios y uno de los más importantes del país. En su trayectoria se albergan las huellas de las primeras bibliotecas de la educación pública en Chile y se preservan y documentos previos a la constitución de la nación y la República.
Colecciones que seguirán creciendo cuando este lunes 3 de abril el Archivo Central Andrés Bello reciba la primera donación en democracia de una biblioteca personal. Se trata de la colección del historiador y académico de la U. Chile Hernán Ramírez Necochea, que en términos historiográficos consiste en una pieza perdida de la historia intelectual en Chile y la historiografía marxista, reconstruida a través de títulos y autores de las décadas entre 1940 y 1960.
El deber de abrir e investigar las colecciones
El 20 de junio se cumplirán 63 años desde que el poeta Pablo Neruda donó a la U. de Chile su colección personal que, entonces, constaba de más de 5 mil libros, 263 revistas y periódicos, 155 discos y más de 8 mil caracolas traídas de los mares de Chile, Latinoamérica, Asia y Oceanía. Hoy, el conjunto de la donación corresponde a una de las tres colecciones del núcleo patrimonial de la Casa de Bello que han sido reconocidas como Monumento Histórico Nacional y uno de los puntos más atractivos para los visitantes de este espacio.
“Tener monumentos históricos no es para que nosotros nos vanagloriemos o cuidemos con más celo, al contrario, es una suerte de deber que nosotros tengamos que investigar sobre esos materiales, producir conocimiento sobre éstos y divulgarlo. Es decir, poner a la disposición pública”, afirma Tomás Cornejo, historiador y coordinador del Área de Investigación Patrimonial de este edificio ubicado en Arturo Prat 23.
El manuscrito de la primera escritora chilena publicada en el siglo XVIII, Sor Tadea García, junto con los manuscritos del humanista y primer rector de la U. de Chile, Andrés Bello, son parte de otra de las colecciones declaradas Monumento Histórico Nacional en el Archivo: el área de Manuscritos; mientras que los vestigios de la biblioteca compartida entre el Instituto Nacional y la U. de Chile -destruida en 1929- se recopilan en la titulada Colección Americana, la tercera reconocida monumento por el Estado chileno.
En total son 18 las áreas en que se agrupan las distintas piezas documentales, bibliográficas e iconográficas que componen el Archivo Central Andrés Bello que, dada la diversidad de los materiales custodiados, posee tres identidades para quienes lo visitan: archivo, biblioteca y museo.
Entre los acervos documentales se encuentra el más importante conjunto de impresos chilenos en formato de pliegos sueltos, publicados entre fines del siglo XIX y los primeros años del siglo XX: la Lira Popular. 880 piezas componen esta colección que ha sido objeto de un importante proyecto de conservación y restauración, y que desde el 2013 pertenece al Registro de la Memoria del Mundo (MOW) de la Unesco.
El Archivo Central como museo
Las distintas salas del Archivo se componen de sillas, estanterías y vitrinas que hablan de las bibliotecas desaparecidas de las cuales este espacio es heredero, entre ellas la destruida biblioteca compartida entre el Instituto Nacional y la Universidad de Chile, y la Biblioteca Central. Son éstos y otros objetos de valor histórico los que dan el carácter de museo al Archivo Central Andrés Bello.
Es a partir de ello que el 2015 el núcleo patrimonial desarrolla un nuevo espacio en la Casa Central de la U. de Chile, la Sala Museo Gabriela Mistral, un proyecto dependiente de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad. Con distintas piezas organizadas en torno a determinados conceptos, el Archivo busca contribuir con esta sala al desarrollo cultural del país, reflexionando con objetos del pasado las interrogantes del presente.
“Queremos que sea un museo moderno, esto es, crítico, no contemplativo, que permita a sus nuevos públicos reflexionar y, ojalá, contribuir a la generación de espacios y opinión pública”, señala Alejandra Araya.
“Poema de Chile. La escritura sólo acaba con la muerte” fue la exposición inaugural de la Sala Museo, y en ella se rindió un homenaje a Gabriela Mistral a 70 años del Nobel de Literatura. Actualmente el espacio se encuentra en preparación de la próxima muestra anunciada para abril de este año, dedicada a los momentos constituyentes.
“La valía de estos vestigios hace de ellos objetos dispuestos a ser descubiertos por la mirada y apreciados en distintas dimensiones”, afirma la directora del Archivo, enfatizando en la línea desarrollada por este núcleo patrimonial de acercar el acervo documental, bibliográfico y museográfico a las personas.
Durante todo el año el Archivo Central Andrés Bello ofrece visitas guiadas y facilita el acceso a varios de sus documentos históricos a través de un trabajo de digitalización, los que pueden ser consultados en línea en la Biblioteca Digital de la Universidad de Chile y entre los que es posible encontrar las colecciones Manuscritos y Lira Popular.