En Sala Juan Egenau:

Cerámica, memoria y vacíos del lenguaje en muestra de Cecilia Flores

Cerámica, memoria y vacíos del lenguaje en muestra de Cecilia Flores
La exposición "Memoria Selectiva" de la profesora de DAV Cecilia Flores, reúne una serie de piezas hechas en cerámica con las que la artista busca evocar la memoria emotiva.
La exposición "Memoria Selectiva" de la profesora de DAV Cecilia Flores, reúne una serie de piezas hechas en cerámica con las que la artista busca evocar la memoria emotiva.
Un antiguo papel con objetos inventariados de una cocina fue el punto de partida de la reciente producción de obra de la artista visual.
Un antiguo papel con objetos inventariados de una cocina fue el punto de partida de la reciente producción de obra de la artista visual.
La muestra busca a través de la cerámica y sus técnicas tanto tradicionales como experimentales, pervertir el imaginario doméstico mediante la reinterpretación de los objetos de cocina.
La muestra busca a través de la cerámica y sus técnicas tanto tradicionales como experimentales, pervertir el imaginario doméstico mediante la reinterpretación de los objetos de cocina.
La cerámica opera como hilo conductor de la producción, ofreciendo una versatilidad e infinidad de materialidades y elementos.
La cerámica opera como hilo conductor de la producción, ofreciendo una versatilidad e infinidad de materialidades y elementos.

Un antiguo papel con objetos inventariados de una cocina fue el punto de partida de la reciente producción de obra de la artista visual y profesora del DAV, Cecilia Flores, quien mediante el uso de la cerámica y sus múltiples materialidades ha elaborado alrededor de 60 piezas que serán exhibidas en la Sala Juan Egenau bajo el nombre de Memoria Selectiva.

Esta exposición -financiada con recursos del Concurso de Creación DAV 2015 obtenidos por la profesora-, busca a través de la cerámica y sus técnicas tanto tradicionales como experimentales, pervertir el imaginario doméstico mediante la reinterpretación de los objetos de cocina, así como también reflexionar en torno a los vacíos del significado en el lenguaje escrito.

“La lista fue olvidada en una casa particular deshabitada y luego rescatada por mí. Ésta contiene enumerados todos los bienes presentes en algún momento pasado de la historia del inmueble, cuya imagen nunca fue vista y que es reinterpretada por medio del material cerámico de acuerdo a las múltiples posibilidades que ofrece el lenguaje abierto y escasamente descriptivo de un inventario”, contó la artista.

De esta forma la cerámica opera como hilo conductor de la producción, ofreciendo una versatilidad e infinidad de materialidades y elementos, cuyo lenguaje  referencial del listado es puesto en conflicto por la informidad y la hibridez: conformando objetos ambiguos, propensos a generar interrogantes en el espectador respecto a su uso,  historia o posibles narraciones que se establecen y/o activan entre los objetos.

“Las pequeñas anotaciones de la lista dan cuenta de otro tipo de economía que ya no existe. Por ejemplo dentro de ella existía un jarro parchado, que era una artesanía que estaba trizada y reparada, y eso da cuenta de prácticas que ya están en desuso debido al cambio del sistema económico. Y precisamente ese fue uno de los impulsores que me motivó a trabajar esta lista, que tiene esta cosa nostálgica y  su vez la llevo a un imaginario más propio, más actual, donde el colorido o las sensaciones o lo evocativo que  pueden generar estos objetos, aluden a  la memoria que se va mezclando, se va dinamizando”, explicó Cecilia Flores.

Lo Barroco

Según lo expresado por la artista, este trabajo tiene un precedente que es la clínica realizada durante el Encuentro Barroco Fronterizo (2014) en donde se planteó elaborar trabajos pensando en el barroco. De allí que a partir de ese pie forzado Flores comienza a desarrollar este trabajo usando la inversión, perversión y percepción del lenguaje.

“Todas esas alteraciones también tienen relación con el barroco, con esta especie de exceso de información. A veces es difícil describir algunas cosas porque nos parece que pueden asemejarse a algo, pero también nos recuerda otra cosa y eso  te permite elaborar una definición incierta respecto de las cosas, lo que tiene que ver con esa parte barroca de cómo se había planteado esta clínica”, contó.

Es por eso que las obras presentadas son elementos evocativos al imaginario doméstico, pero no son tan certeramente pensados en esa línea. “Hay cosas que si pueden aparecer de repente como algunas nociones o figuras más clásicas dentro de la casa, como una tetera por ejemplo. Pero existen otras figuras en situaciones anómalas o también con formas que son distintas a las que uno podría pensar, pero ayudados de la lista uno podría llegar a inferir cuáles podrían ser. Entonces también está esa cosa de hacer partícipe al espectador de ir descifrando a qué objeto estamos apelando”, señaló la profesora del DAV.

Es así como Memoria Selectiva transforma la impredictibilidad y ambigüedad del lenguaje hacia uno de mayor especificidad en términos visuales, pero que, a su vez, niega a cerrarse por completo. Dicha observación se encuentra patente cada vez que apelamos a nuestra memoria, donde las imágenes se vuelven difusas y se alteran gracias a la experiencia y  habilidad de rememorar,  permeando  así el  inventario individual con el pasar de los años, dando cuenta de su flexibilidad ilimitada.

La invitación es para visitar la exposición Memoria Selectiva de Cecilia Flores, que se inaugura hoy jueves 17 de agosto a las 18:30 horas en la Sala Juan Egenau de la sede Las Encinas de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. La entrada es liberada y la muestra permanecerá hasta el 1 de septiembre en horario continuado de 10:00 a 21:00 horas.