Hace diez años, en la tragedia de Chaitén del 2008, cientos de personas fueron evacuadas y cientos de animales quedaron rezagados. Perros, gatos, vacas, caballos y otros se convirtieron en los únicos habitantes de un pueblo desolado. Se prohibió el rescate animal negando el ingreso de organizaciones no gubernamentales (ONGs) y proteccionistas a Chaitén y Futaleufú. Tras diez días y múltiples presiones de los dueños y de organismos pro animales, se iniciaron los operativos de rescate, pero miles ya habían muerto.
Para el terremoto del año 2010 hubo algunos cambios, y fue así, como ONGs lograron coordinarse con las instituciones estatales para apoyar el rescate animal. Sin embargo, aún primaba una política reactiva y basada en el voluntariado. Algo similar sucedió con la erupción del volcán Calbuco en 2015.
Durante los megaincendios del verano del año 2017, diversas instituciones realizaron operativos de ayuda animal, incluso el Cuerpo de Bomberos de Santiago contaba con kits de rescate animal y destacó el rol del Colegio Médico Veterinario, que organizó a los centenares de voluntarios que quisieron participar de los operativos y de la rehabilitación de los animales.
No obstante, estos avances, la conclusión de los expertos de las 13 instituciones vinculadas al tema, que participaron el pasado viernes 25 de mayo del encuentro "Nuevos desafíos para la reducción de riesgos de desastres: De la protección civil a la protección de los animales” en la Casa Central de la U. de Chile, fue clara: la falta de políticas públicas respecto a los animales en contextos de desastre, los levanta como una población altamente desamparada.
En la instancia -organizada por el Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (GAB) de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET), la Facultad de Ciencias Agronómicas, CITRID y la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID)- participaron representantes de .
Pasos a seguir
El seminario abordó las políticas de Reducción de Riesgos de Desastres (RRD) de cada institución sobre la base de tres interrogantes. Éstas fueron abordadas por los representantes del Centro GAB, FAVET, la Facultad de Ciencias Agronómicas, CITRID, Ministerio de Agricultura (MINAGRI), Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), Corporación Nacional Forestal (CONAF), Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Red Intensiva Veterinaria, Asociación de Médicos Veterinarios de Animales Exóticos (AMVAE), Servicio Agrícola Ganadero (SAG), Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA) y el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP).
“No se cuenta con una sistematización de datos de animales afectados posterior a los distintos desastres ocurridos en los últimos 10 años en nuestro país, pues ninguna institución ha levantado un registro después de las catástrofes ocurridas, salvo SERNAPESCA. También se destaca la falta de recursos financieros y la ausencia de una normativa clara que establezca el rango de acción para cada institución. Esto configura una situación de alta vulnerabilidad para las animales en caso de un desastre socionatural”, dijo Liza Fonseca, coordinadora del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la U. de Chile (Centro GAB).
A raíz de las conclusiones de la jornada, se propuso recoger la información existente sobre datos levantados en la dimensión animal post desastre y normativa vigente en cada institución para sistematizarla, trabajo que estaría a cargo del Centro GAB. Asimismo, se buscará postular de manera conjunta a fondos concursables que permitan obtener recursos y de esta manera generar acciones que aborden la problemática desde la transdisciplina, pasando por el ámbito sicosocial hasta los aspectos más operativos.
