Desde que se iniciaron las clases presenciales este mes de marzo, hemos sido testigos de diversos episodios de violencia al interior de colegios y escuelas. Amenazas de “masacres”, como lo ocurrido en un colegio en Quinta Normal, que obligó al establecimiento a suspender sus clases, son una muestra de aquello. Lo mismo pasó en un liceo de Valdivia, por lo que estos episodios no son solo en Santiago, sino que también en regiones. Además, por estos días no es extraño encontrarse –a través de redes sociales- videos que muestran a jóvenes peleándose con sus compañeros.
Sobre esto, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, informó que el 30 por ciento de las denuncias que ha recibido la Superintendencia se deben a casos relacionados a peleas y conflictos entre estudiantes.
¿Qué estaría gatillando esta molestia en los escolares y qué hacer al respecto? Para Liliana Fuentes, profesora del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U. de Chile, hay diversos factores y miradas a considerar ante esta situación. “Hemos estado sometidos a situaciones de violencia desde hace ya años, quizás décadas, que ha ido escalando, modelos violentos que se han ido reproduciendo, interacciones violentas que los jóvenes han ido reproduciendo, padres, madres, y eso sumado además al tema de pandemia tiene una especie de olla a presión”, señala.
Para la doctora Flora de la Barra, psiquiatra de niños y adolescentes y académica del Departamento de Psiquiatría Oriente de la Universidad de Chile, el análisis es multifactorial. Primero, plantea que la socialización es parte de la formación de la identidad. “Los niños y los adolescentes con estos dos años de pandemia están sufriendo los efectos indeseados de las medidas sanitarias. Por ejemplo, el aislamiento prolongado, la falta de práctica de deportes, la falta de diversión compartiendo con pares, más otros problemas que puedan ocurrir en la casa han acumulado muchas tensiones”, afirma. Además, plantea que los niños, niñas y adolescentes se encuentran con “pura violencia, porque eso es lo que los medios muestran y las redes sociales transmiten”.
Por su parte, el sociólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales, Manuel Canales, en entrevista con Radio Cooperativa, indicó que parte de esta violencia que vemos actualmente al interior de las comunidades educativas tiene relación con una fractura social. “Cómo se le explica a la juventud que va a los colegios comunes y corrientes la desigualdad de sus oportunidades, cuál es el sentido final de todo ese esfuerzo para indicar que ahí es más frágil la obediencia. Y el más frágil dentro de los frágiles hace un síntoma. Entonces, estamos cerca de la fractura y por ahí aparecen como síntomas que naturalmente hay que tratar como tal”, sostuvo.
"No veo más alternativa que cada quien entienda hoy día que estamos sobre una fractura, que no permite orden hasta que cada quien vea cómo contribuye a la construcción de un orden nuevo. Todavía hay mucha resistencia a la palabra refundación, por ejemplo”, agregó.
Juan González, académico del Departamento de Psicología y Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, plantea que el tema de la violencia se arrastra hace años. "Aparece mucho antes de la pandemia en las escuelas, y se expresa primariamente en la desigualdad y segregación que produce y reproduce el sistema educativo. Situación que precisamente han sido los jóvenes los que han puesto en la mesa este tema una y otra vez (2001 – 2006 – 2011 - 2019) y ahora también han puesto este tema en el debate público".
Además, apunta que en diversas entrevistas realizadas, conversaciones y análisis con estudiantes desde 2017, mostraba también que la salud mental era un tema que preocupaba a los jóvenes. "Ellos señalaban que la presión que vivian cotidianamente, la desigualdad, la necesidad de rendir, la evidencia de no tener recursos en muchos casos, las situaciones familiares complejas que muchos tenían, de alguna manera los hicieron explotar. Ellos mismos, señalaban que habían problemas de depresión en las escuelas, ansiedad, crisis de pánico, incluso patologías psiquiátricas, algunos brotes de sicosis, todo esto en relación a la situación de presión que se vivía un poco inherente al sistema”, plantea González.
¿Qué medidas se pueden tomar?
La flexibilidad y buscar espacios de conversación parecen ser parte de las estrategias a aplicar. La académica Liliana Fuentes señala que por ningún motivo se tienen que tomar medidas coercitivas. “Eso le mete más presión al sistema, es decir, castigadores, sancionadores, yo creo que todo lo contrario, soltar un poco la presión”. Además, asegura que se debe tener “una mirada crítica que nos permita poner el acento en evitar a futuro lo mismo, porque esto probablemente empezó de una manera en que se pudo haber evitado, algo pequeño fue escalando, fue creciendo, entonces tratar de, en esta jornada de reflexión, analizar situaciones sobre cómo empezó, cómo se generó esto y, en ese momento, tratar de cambiarlo”, puntualiza.
La doctora Flora de la Barra también destaca el rol que han tenido los profesores y profesoras, de quienes dice "han tenido que desarrollar habilidades increíbles". Dentro de las medidas que se podrían aplicar, "se debería haber hecho una capacitación especial a los profesores de cómo recibir a los alumnos, de cómo autocuidarse ellos también, porque ellos también han tenido que desarrollar habilidades digitales que antes no usaban para ejercer la docencia, han tenido que enfrentar las dificultades de que muchos niños no tienen acceso a computadores o que no tienen quién los ayude en casa".