In Memoriam

Profesor Jaime Arturo Roessler Bonzi (Q.E.P.D.)

Profesor Jaime Arturo Roessler Bonzi (Q.E.P.D.)

Reciba la Familia de Jaime Arturo Roessler Bonzi y sus amistades, las condolencias del personal y autoridades de nuestra Facultad y Universidad, así como de diferentes personalidades y colegas que me han hecho llegar su pesar por la partida de Jaime.

Tuve la suerte de conocer a Jaime y compartir muchos momentos de su vida académica, encontrando en él a un ser excepcional, un verdadero maestro de la física, pero también de la vida y de la tolerancia indispensable para conducirnos en la vida universitaria.

Su sencillez, humildad y su sentido de la oportunidad para hacerse notar con la sutileza debida, fueron rasgos profundos y propios de su carácter y personalidad, aún siendo una de las mentes más brillantes que han pasado por nuestra querida Facultad, condición que nunca usó a su favor y que, por el contrario, siempre estuvo al servicio de quién lo requiriera.

Ingresa a estudiar Física en el año 1963 en el Instituto de Ciencias de la Universidad de Chile, el que más tarde, en 1965, se transformaría en la primera Facultad de Ciencias del país.  Tras la obtención de su Grado de Licenciado en Ciencias con mención en Física en el esquema antiguo, ingresa a la Universidad como Académico Investigador en la Facultad de Física y Matemáticas en el año 1968, para más tarde, en el año 1971 trasladarse como Ayudante de Investigación al Departamento de Física de la Facultad de Ciencias, lugar en el que permanecería a lo largo de toda su vida académica, hasta acogerse al Programa de Retiro Voluntario el 15 de abril del presente año, ya afectado de una prolongada enfermedad que lo acompañó en sus últimos años de vida.

En el Departamento de Física de nuestra Facultad hizo una carrera académica extraordinaria llegando en menos de una década a ser Profesor Titular de jornada completa en el año 1979.

Sin duda que durante todos los años que permaneció en nuestra Facultad, ocupando cargos de exclusiva confianza institucional a su destacado rol de académico y colega, particularmente en su Departamento como a nivel de la Facultad, en comisiones tan fundamentales como de Evaluación Jerárquica o Calificaciones de sus pares, es importante señalar que en los difíciles momentos que vivió nuestra Facultad después del golpe militar con la ausencia de muchos relevantes académicos de su Departamento, él permaneció siendo uno de los pilares fundamentales para mantener la formación de muchos licenciados en Física asumiendo diversos roles docentes multiplicando su capacidad para atender las deficiencias de expertos de ese período.

Es que Jaime era un erudito y conocedor de todas las disciplinas de la Física, permaneciendo por más de 18 horas diarias en su Facultad era conocedor de cada cosa que ocurría en derredor.  Solía trabajar hasta altas horas de la madrugada y siempre estaba atento a todo lo que ocurría en su rededor, estando siempre atento a comunicar a las autoridades cualquier evento que considerara de utilidad para la buena marcha de la Facultad.

Lo conocí como colega y en más de una ocasión me invitó a conversar sobre temas de investigación en donde, tras los análisis que fluían de nuestras conversaciones, levantaba modelos que los transformaba en complejas ecuaciones matemáticas y que me hacían aterrizar al rol de un simple estudiante, tratando de seguirlo en lo que tan fantásticamente traslucía desde sus ecuaciones.  Y es que su capacidad de abstracción matemática era extraordinaria.  También lo invité a participar en un curso de Evolución Cósmica junto a otros colegas interesados en estos temas del universo y finalmente nos transformábamos en sus alumnos ante su nivel de erudición en el campo de la Física y Química del cosmos.

Así era Jaime, una persona que vibraba con la ciencia y en donde su racionalidad y dedicación a la lectura le permitía siempre estar en la avanzada de las reflexiones más de frontera de la ciencia del universo.

Sin embargo no todo era ciencia en su vida cotidiana, sino que también una persona que prodigaba amor ante todos los que necesitaban de algún apoyo que estuviese a su alcance y su generosidad no tenía límites para dar todo lo que estaba a su alcance, incluso en lo más cotidiano del día al día, ante una solicitud de algún miembro del personal o algún estudiante que así lo requiriera. 

Fue un privilegio conocerlo y compartir con él parte de la aventura de trabajar en este ámbito científico.

 

Querido Jaime, ¡descansa en paz!