Sonia Montecino, a raíz de la discusión del postnatal

Sonia Montecino, a raíz de la discusión del postnatal
Prof. Sonia Montecino, Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile, y experta en estudios de género.
Prof. Sonia Montecino, Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile, y experta en estudios de género.

A raíz de la discusión del postnatal, las siempre candentes materias ligadas a las relaciones de género y a la posición y condición de las mujeres en la vida social vuelven al escenario público. Y retornan poniendo énfasis en un punto que ha sido eje de los debates de los Estudios de Género y de las políticas hacia las mujeres: la maternidad.

Sin duda, la posibilidad del cuerpo femenino de ser el espacio de reproducción de la especie configuró una serie de imaginarios, valoraciones y sistemas de prestigio y poder en cada cultura, que ayudaron a construir las definiciones de lo femenino (y por cierto de lo masculino).

Más o menos alejados del soma, las distintas comunidades, confirieron un conjunto de atributos a las mujeres asociados a su capacidad genésica, será, sin embargo, en las sociedades "occidentales" en las cuales se elabore -acorde con los procesos de separación productiva de las esferas públicas y privadas- un complejo simbólico en donde el "instinto maternal" y la domesticidad fueron los elementos dominantes de la posición de las mujeres.

Este fenómeno ha sido definido por muchas autoras, como un control social de las mujeres concebidas como reproductoras dentro de un tinglado parental y económico que las convierte en objetos. La lucha por la condición de sujetos, justamente, es la que lideró los movimientos de reivindicación femeninos del siglo pasado, junto a la búsqueda de autonomía y la liberación de la prisión simbólica de ser sólo y nada más que un cuerpo que da vida.

Hoy día, esas configuraciones culturales han ido mutando en la medida en que la maternidad se ha vuelto cada vez más una opción que un destino, y en tanto la domesticidad se trueca, aunque muy lentamente en Chile -recordemos que nuestra tasa de participación laboral es menos del 50%) en trabajo asalariado.

Estos cambios han interpelado de manera creciente el orden social y reclamado las mismas oportunidades para hombres y mujeres, pero han dejado al descubierto, al mismo tiempo, que en nuestras sociedades tampoco existe igualdad entre las propias mujeres en la medida que las estructuras sociales son desiguales desde el punto de vista de las clases, de las etnicidades y de las generaciones (baste mirar las cifras sobre educación en nuestro país).

De esa manera los asuntos de "género" se convierten en poderosos problemas que ponen en cuestión los proyectos económicos y políticos y no sólo impactan en materias puntuales. Por ello, las políticas públicas muchas veces aparecen como meros parches, como remedios para aliviar síntomas, pues las bases de las siempre inquietantes relaciones de género se asientan en, valga la redundancia, los cimientos sociales: la distribución primaria del poder y del valor social entre hombres y mujeres es la que edificará las modulaciones del sistema cultural y se infiltrará en sus laberintos. Más allá del postnatal lo que permanece no dicho son las complejas tramas de la natalidad en una sociedad liberal en lo económico, pero conservadora en lo cultural.

Sonia Montecino
Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones