Mario Hamuy habla de la investigación de su autoría que sirvió como base para el Premio Nobel de Física 2011

Prof. Hamuy y la investigación base para el Premio Nobel de Física
El Prof. Mario Hamuy en El Mercurio
El Prof. Mario Hamuy en El Mercurio

Fernanda Paúl 

"Me quedé con la sensación de haber estado cerca de tocar el cielo. Como los sherpas que suben al Everest, llegan hasta los 7.000 metros y entregan el tubo de oxígeno al escalador", dice el académico de la Escuela de Astronomía de la U. de Chile Mario Hamuy al referirse a la desilusión que vivió cuando supo que el Premio Nobel de Física de este año se lo ganaron los científicos Saul Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess, por determinar que el universo se expandía cada vez más rápido, lo que contradecía las teorías anteriores que decían que la propagación del universo se estaba frenando.

Lo que muy pocos saben es que detrás de ese gran hallazgo, la pieza clave fue el estudio -llamado proyecto Calán/Tololo- que hizo Hamuy, donde se inventó el método para medir las distancias en el universo usando supernovas -estrellas que al colapsar explotan produciendo un gran brillo-, fundamental para la investigación que llevó al descubrimiento de Perlmutter, Schmidt y Riess.

Mario Hamuy -un hombre que ingresó a la escuela de ingeniería de la U. de Chile a los 16 años convencido de ser astrónomo e inspirado por la llegada del hombre a la luna y la película "2001: Odisea al espacio"- dice que "sin nuestro trabajo no habría ocurrido el descubrimiento". Añade, además, que su proyecto aportó "la mitad de los datos y fue la base para el trabajo final de los norteamericanos".

El alumno que pidió los datos "prestados"

Todo comenzó en enero de 1994 en Washington. Era la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Astronomía y Mario Hamuy fue invitado para presentar los resultados preliminares del proyecto Calán/Tololo. El entonces director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, Robert Kirshner, quedó impresionado con su trabajo y lo invitó a exponer a Harvard. Y así lo hizo.

"Después de dar la charla, se me acercó inmediatamente un alumno de Kirshner. Me dijo que mi trabajo era fantástico, que no había datos como los que yo tenía", asevera Hamuy. Luego, el estudiante le contó que estaba haciendo su tesis doctoral y le pidió que le prestara los datos para comprobar si era correcta su técnica. "Yo le dije que me complicaba porque esos datos nadie los tenía. Pero él me dijo: 'No te preocupes, si yo los voy a usar nada más que para la técnica matemática'. Me insistió y le pasé los datos con la condición de que sería sólo para ese objetivo", señala Hamuy. Ése alumno es Adam Riess, hoy ganador del Premio Nobel.

"En ese momento se presentaron como santas ovejitas. Pero había todo un plan urdido previamente por el profesor y su alumno para llevarse el crédito por el trabajo nuestro. Eso lo puedo decir con todas sus letras", explica Hamuy.

Meses más tarde el mismo Riess lo llamó para decirle que los resultados eran "fabulosos" y, según asegura el astrónomo, lo "presionaron" para que lo autorizara a publicarlos. "Ahí cometimos el segundo gran error. Les dijimos que los publicaran, pero con el compromiso de que nosotros íbamos a dar a conocer nuestros resultados primero", cuenta.

Sin embargo, Riess lo llamó para decirle que su paper saldría publicado en enero de 1995. "Le dije: 'Pero cómo es posible si nuestros resultados saldrán publicados en marzo'. Y ellos me respondieron que no tenían control sobre el editor". Finalmente, gracias a que Hamuy hizo las gestiones para publicar también en enero, ambos resultados salieron a la luz al mismo tiempo. "Ellos aparecieron diciendo que habían inventado el método, cuando lo que habían hecho era reinventar lo que habíamos hecho nosotros", señala el académico de la U. de Chile.

Al cabo de un tiempo, dice, toda la comunidad científica pensaba que Harvard había creado el método. "Fue la campaña del ninguneo, organizada por Kirshner y Riess, que partieron a contarle a todo el mundo, ignorando al proyecto Calán/Tololo. Y a nosotros nos pintan como los chilenitos del tercer mundo que aportaron con algunos datos", dice Hamuy.

"Engañados y totalmente violentados"

Sentado en el observatorio del Cerro Calán, que fue la cuna de su hallazgo, hoy Hamuy dice que fue "ingenuo e inocente". Señala, además, que las posibilidades de ganarse el Nobel son una vez en la vida y que a él ya se le "pasó la vieja", ya que éste era el proyecto más importante de su vida; que se siente "engañado y totalmente violentado" porque fueron manipulados usando "todo tipo de trucos".

"Yo tenía el íntimo convencimiento de que habíamos hecho algo grande. Creo que había lugar para Calán/Tololo en el Nobel y quizás me correspondía a mí haber estado en ese lugar", dice Hamuy.

Hace un tiempo el astrónomo se comunicó nuevamente con Kirshner y Riess. "Tuvimos unos intercambios epistolares y les recordé que detrás de este descubrimiento estaba Calán/Tololo". Ellos, entonces, le dijeron que lo tenían claro. "Me dijeron que habíamos sido los héroes, los pioneros. Pero bueno, todo científico quiere llegar a Estocolmo y ellos, con apoyo de sus universidades, lo lograron. Dentro de mis medios hice todo lo posible para que nuestro proyecto se diera a conocer, pero frente a maquinarias tan poderosas, no se pudo", asegura Hamuy.

Los mails de la polémica

Según Hamuy, uno de los errores que cometió fue haberle permitido a Adam Riess y Robert Kirshner publicar sus resultados. Porque, aunque les advirtió que no podían hacerlo antes de que ellos sacaran a la luz sus datos, el compromiso no se cumplió. Prueba de este acuerdo son los e-mails que intercambiaron, entre los cuales se encuentra uno enviado a Mark Phillips -integrante del equipo de Hamuy- por Kirshner que decía que "nuestra intención siempre ha sido no quitarles a ustedes la primicia en algo en que ustedes han invertido una buena cantidad de trabajo y que fueron tan gentiles en permitirle a Riess que los usara". Otro mail , enviado a Hamuy por Riess, decía que estaban haciendo una segunda investigación que enviarían a la Revista Nature. "Ellos tenían cocinado un segundo paper para la revista Nature y eso gatilló la 'guerra mundial' entre ellos y nosotros", señala Hamuy.