El informe que entrega el SCImago Institutions Rankings (SIR) es una de las metodologías de clasificación de las instituciones más completas en el ámbito de la investigación. Cada año se publican dos informes: SIR Iberoamérica que analiza las instituciones de esa región con al menos 1 documento publicado en el último año del quinquenio y también el SIR Global que tiene en cuenta aquellas organizaciones del mundo, que han publicado al menos 100 documentos en el último año del quinquenio.
A través de diferentes indicadores bibliométricos, el ranking muestra aspectos y dimensiones del rendimiento investigador de Universidades y centros de investigación, desde 2009. La Universidad de Chile se ha ubicado en el primer lugar a nivel nacional en cada una de estas entregas, tanto en el ranking Iberoamericano como en el mundial.
"La Universidad de Chile tiene un recorrido de crecimiento y producción suficientemente importante", subraya Félix de Moya, investigador principal de SIR y uno de sus fundadores, quien además explica que por la magnitud de la investigación que el plantel realiza, un desafío importante es orientar las políticas institucionales para mejorar aún más la calidad de lo que se investiga. Al mismo tiempo comenta que la Universidad ya ha "alcanzado un tamaño productivo en investigación relevante en la región y, por cierto, en Chile. Con ese espacio ganado la tarea es ahora focalizarse en la producción de excelencia".
"En Chile la investigación de excelencia no está distribuida de forma homogénea"
"Las universidades chilenas en el Ranking Mundial (SIR Global): la apropiación del conocimiento científico chileno por el sector productivo", se tituló la charla que Félix de Moya entregó a Rectores y Vicerrectores de universidades del país, reunión que fue organizada por Universia. Ante la presencia del Rector Víctor Pérez Vera y el Vicerrector de Investigación y Desarrollo, Sergio Lavandero, el académico español partió destacando la alta tasa de colaboración internacional que existe en Chile, que está en torno al 40 y 50 por ciento. "Casi uno de cada dos trabajos que se publican con la presencia de al menos un autor chileno son trabajos en los que participan autores de otros países. Esto revela que los investigadores chilenos son bien aceptados, lo que finalmente contribuye a mejorar el performance científico de sus universidades de origen", señala.
El experto explica que un buen predictor de las capacidades científicas de las instituciones es la porción de la producción científica que es de excelencia y al mismo tiempo liderada por las mismas, lo que en el ranking SCIMago se denomina Excelencia con Liderazgo y también Índice de Especialización, que explica el grado de concentración o dispersión. "Yo he dicho muchas veces que en un país como Chile no se puede comparar a instituciones generalistas, como por ejemplo la Universidad de Chile con otros planteles que en la práctica están altamente especializados en investigación. Es colocar a una institución que produce poco en campos muy focalizados versus otra con una multiplicidad de frentes de investigación abiertos".
A esto añade que Chile ha logrado alcanzar altos niveles de producción de excelencia, sin embargo esta investigación no estaría distribuida de forma homogénea entre los planteles.
Atención al market pull
Felix de Moya explicó los procesos de "science push" y "market pull", mediante los cuales tanto las Universidades como las empresas realizan procesos de transferencia de conocimiento e innovación. "El ejercicio reiterado del science push por parte de las instituciones académicas no produce resultados en términos económicos que se puedan medir sencillamente contando las patentes generadas, porque el patentamiento se ha convertido en muchas ocasiones en un elemento más de desarrollo curricular de los investigadores", precisa apuntando que por otro lado es interesante ver cómo el mercado ha aprovechado la obligación de los académicos de poner en el dominio público los resultados de sus investigaciones a través de las empresas de vigilancia tecnológica. "Y de esta forma transforman este conocimiento en patentamiento para mejorar sus productos y servicios", añade.
Entregando ejemplos concretos de investigaciones chilenas que se han utilizado por grandes empresas como Microsoft, Lays, Siemens y Unilever el académico instó entonces a poner atención a estos procesos, especialmente cuando la caracterización del conocimiento cambia cuando se sabe que si éste da lugar a procesos de patentamiento en el mundo "puede ser categorizado como conocimiento innovador".
Tal como ocurre en el conjunto de América Latina, la producción científica chilena es mayoritariamente de origen académico: el 88% de la ciencia del país del 2011 se hizo en planteles de educación superior. Sin embargo los procesos de patentamiento "science push" aún son débiles y escasos. "Sin embargo las patentes que en el mundo referencian información chilena si son cantidades significativas", añade explicando que este nivel de apropiación es muy similar a la de otros países en desarrollo. En el caso chileno el campo que tiene más apropiación es la alimentación y la computación.
"La capacidad de las instituciones chilenas de generar conocimiento que es útil está fuera de toda duda. A veces hay una cierta incomprensión y se cree que la investigación que se hace en las universidades no le interesa a nadie. Hay que poner en valor estos procesos porque prestigian a las Universidades y ponen en valor el trabajo de los académicos", finalizó.
