Reingeniería del crédito

Santiago, 08 de Septiembre de 2004

Desde hace mucho se insiste en la necesidad de una reformulación total al vigente sistema de crédito solidario. No se trata de introducir arreglos que sólo aumenten la recuperación de fondos prestados con antelación. Se trata de lograr un rediseño total en cuanto a: (a) Una gestión centralizada que no ponga a las universidades como agencias financieras; (b) Plazos y condiciones que reflejen el grado de subsidio que el estado está dispuesto a proporcionar; (c) Compromisos sostenibles, en cuanto al futuro profesional de quienes están adquiriendo crédito; (d) Pagos contingentes al ingreso de modo apropiado para poder recuperar los recursos y utilizarlos en nuevos estudiantes. Aunque se desconocen los detalles del proyecto definitivo, parece importante que el mismo aborde al menos los aspectos anteriores, puesto que no será adecuado reformular el sistema para volver al mismo ciclo de problemas que se han vivido durante los últimos años. El crecimiento de la matrícula y de los costos de las carreras deben ser auditados y definidos apropiadamente para evitar el derroche de recursos y la creación de ofertas insostenibles.

La redefinición del sistema de crédito solidario que ahora se intentará, dejará como pregunta importante la relación efectiva con el sistema que ya se ha creado para el sector universitario privado. ¿Cómo se sostendrán ambos sistemas en paralelo?; ¿Cómo se entenderá a futuro sus distintas condiciones e implicancias?; ¿Cómo se evitará que de aquí a pocos años existan protesta por las inequidades envueltas, además de la ineficiencia que refleja un modelo con costos distintos para, eventualmente, productos similares?. No ha existido un debate suficiente sobre esta materia, que sería indispensable antes de elaborar un proyecto de ley, que de otra manera sufre profundas alteraciones y largos períodos de gestación en el Congreso Nacional. Ese ha sido también el proceso de varias otras iniciativas de importancia en el ámbito de la educación superior. ¿No será el minuto de pensar el sistema para los próximos quince años, buscar consensos sobre los objetivos finales y sobre los instrumentos más apropiados?. Quizás lo más riesgoso de la estrategia que se ha estado empleando, es legar un cúmulo de conflictos hacia el futuro, hacer poco transparente las variables que inciden en el desarrollo del sistema de educación superior, y permitir la subsistencia de problemas endémicos.

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