Vacas flacas... vacas gordas

Santiago, 11 de Febrero de 2004

La tradición Bíblica nos ha enseñado que en la existencia de siete años de vacas flacas radica la disposición para guardar durante los años de vacas gordas. En nuestra realidad parece que el 2003 fue el último año de vacas flacas, el último de siete, considerando ciertamente un cierto margen estadístico para la medición como ciertamente está también implícito en la Biblia. La cuestión de fondo es que en 5 años hemos vivido una desaceleración del crecimiento económico y de la demanda agregada, un aumento del desempleo y un estancamiento en materia de distribución del ingreso. Sin duda alguna esos años también observaron la mantención de un notable equilibrio fiscal y macroeconómico, además de un visible y necesaria estabilidad política. Estamos a las puertas del primer año de siete de vacas gordas, y muchos observan con alegría y buena disposición los meses que se aproximan. Pero todos tenemos que tener conciencia de que asegurar la continuidad de los años de vacas gordas requerirán esfuerzos y no una mera actitud contemplativa.

Por una parte, debe aprovechar los años de vacas gordas para mejorar sus tasas de ahorro y proveer más recursos domésticos a la inversión. Este es un camino indudablemente irrenunciable para sustentar el crecimiento de siete años... y más. Por otro lado la sustentabilidad del crecimiento requiere esfuerzos crecientes en materia de investigación y desarrollo de los recursos humanos, ya que los siete años de vacas gordas estarán dominados por una ingente competencia internacional en la que Chile debe mostrar ventajas comparativas más allá de la producción basada en recursos naturales. Finalmente, los años que se avecinan requieren continuar con la estabilidad que se ha percibido en materia de cifras agregadas, puesto que allí radica nuestro potencial para atraer inversión externa y asegurar la propia. Pero no hay que olvidar que solamente un panorama de estabilidad social a futuro podrá ser el único factor irreemplazable para asegurar crecimiento e inversión; por ello, la mejoría en nuestra distribución del ingreso, por aquellos medios que sean más propicios al propio sostenimiento del crecimiento económico, resulta ser un factor clave para que el período de vacas gordas vaya mucho más allá de los horizontes bíblicos. No nos sentemos a esperar lo que viene... hagamos lo que hay que hacer para asegurar que los años buenos se queden mucho tiempo entre nosotros.

Compartir:
https://uchile.cl/u5448
Copiar