Empleo decente

Santiago, 4 de Febrero de 2004

El reciente informe sobre Latino América de la Organización Internacional del Trabajo acuña el concepto de "trabajo docente" para referirse a las situaciones de empleo estable y razonablemente remunerado. Deja, pues, en la categoría de "trabajo docente" a aquél caracterizado de modo contrario ocupaciones inestables, que requieran -presumiblemente- poca calificación, que se caracterizan por bajas remuneraciones y posiblemente en ausencia de contratos formales, condiciones laborales adecuadas y ausencia de mecanismos protectivos. Parece un poco exagerado el atribuirle caracteres de "indecencia" a esta situación que en verdad caracteriza de modo general al mercado laboral de la región. Otrora, se aludía a esto como "sector informal de la economía", cuyas relaciones con el sector formal establecían una dinámica que ponía en cuestionamiento las regulaciones excesivas prevalecientes en cuanto al empleo formal, y determinaba una gran masa de desempleo estructural. En verdad, la debilidad de las economías es la causante de la segmentación y fragilidad del empleo en la región; no es usualmente la existencia de poca legislación o de una débil aplicación de la que tradicionalmente existe. El empleo informal o "indecente" no desaparecerá mientras no se construya una capacidad de producir y de financiar mejores condiciones laborales; posiblemente esa es la causa de las situaciones que mayoritariamente ha detectado, y con mucha propiedad- La OIT en nuestra América Latina.

El concepto de empleo "decente" acarrea, sin embargo, peligrosas implicancias. Se trata de un concepto valórico fácilmente extensible a situaciones que posiblemente no se corresponden con su génesis. Hoy en día, por ejemplo, hay muchos cuyas calificaciones han caducado respecto de las necesidades que manifiesta el mercado, hay muchos otros que han adquirido calificaciones para mercados laborales saturados; hay también quienes participan en mercados de por sí fluctuantes en términos de la estabilidad del empleo. Todos ellos podrían de su actual situación objetiva de "subempleo", la cual amerita entrenamiento y reentrenamiento para acceder a mejores ocupaciones. pasar a ser dueños de un trabajo "indecente" y ser por ello estigmatizados. Los mismos podrían sino aspirar a ser objeto de gestos solidarios y compasión regulatoria, en lugar de buscar las oportunidades para mejorar su capital humano. No es esa la lectura adecuada ni la implicancia deseada por el Informe.

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