Tiempo para meditar

Santiago, 07 de Enero de 2004

El período de verano sirve para descansar, pero también para meditar sobre lo que viene en el año. Indudablemente, en materia de educación hay mucho sobre lo que se debe pensar, especialmente a nivel de quienes gestionan directamente el hacer de los centros educativos profesores y directivos. No es nuevo decir que los grandes problemas de nuestra educación radican en la necesidad de fomentar una mayor calidad. Tampoco es nuevo decir que los logros en materia de calidad tienen que ver con recursos y adecuada gestión de los mismos. Lo que probablemente si resulta un tema importante y novedoso es que los profesores deben analizar con cuidado el diseño curricular que a nivel del aula y del proyecto educativo del centro escolar, genere el diseño estratégico que oriente la gestión y especifique los logros a alcanzar. En los días actuales el proceso educativo no consiste solamente en alimentar con materia y conocimientos estructurados en torno a currículum fijos y predeterminados. Hay mucho que debe decidirse a nivel de la realidad del aula, del aporte específico del maestro y de las condiciones prevalecientes en materia de recursos humanos y de apoyo. El profesor debe volver a convertirse en la guía orientadora; en quien lidere una clase y sus discusiones, análisis y conclusiones; en quien oriente a los estudiantes sobre el como buscar información y procesarla adecuadamente para contestar preguntas relevantes. Del tiempo del profesor "pasador de materia" hemos llegado al tiempo del "profesor orientador de la investigación", donde los alumnos desarrollan el ánimo inquisitivo, la potencialidad para ubicar y analizar, y construir respuestas que fortalezcan su capacidad analítica y la formación en torno a valores fundamentales para el desenvolvimiento exitoso en la vida.

Por lo anterior, el tiempo de verano resulta ser un tiempo para meditar sobre esas nuevas y grandes tareas. Muchas escuelas y Liceos, sino todos, están aprovechando estos días para discutir su proyecto curricular y las exigencias que eso plantea al cuerpo docente en términos del esfuerzo en el aula y de la nueva modelación de su rol como educador y orientador. Discusión que es cada vez más necesaria y habitual, puesto que nuestra sociedad debe enfrentar el cambio permanente en el conocimiento y en las ideas, y salir exitosa del desafío enorme que nos plantea la globalización. Una mejor educación será en gran medida el resultado de una reflexión que nos lleve a asumir con efectividad las nuevas tareas.

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