Competitividad y Crecimiento

12 de Agosto de 1998

El reto más importante que enfrentará Chile a partir de la fase de recuperación de las economías asiáticas, será el de la competitividad a nivel internacional. En efecto, el fin de dicha crisis deberá transformarse en una recuperación de los niveles de crecimiento nacional en la medida n que se pueda recuperar la capacidad exportadora y de inversión, que han sido dos ejes fundamentales del dinámico acontecer económico chileno de los últimos años. La recuperación del ritmo de crecimiento es fundamental para recobrar la credibilidad en el potencial de desarrollo del país, un factor de innegable importancia en el ámbito político, y que debe ser ampliamente conducente a estabilidad e inversión. En consecuencia, el reposicionamiento en el ámbito de la competitividad internacional, ejerce cruciales efectos que se condensan en la primaria de que Chile alcance dentro de una veintena de años, el piso del mundo industrial, con indicadores de ingreso y distribución acordes con dicho logro.

Dentro de los factores fundamentales para el logro de una mayor competitividad se encuentran la rebaja arancelaria y los esfuerzos por aumentar la productividad de la mano de obra. El primero de ellos consiste en la introducción de aranceles bajos y parejos, ya que así se permite una producción competitiva del punto de vista de los insumos, particularmente en las industrias que el país desea estimular para que constituyan su base de comercio de exportación. La discriminación arancelaria se basa en aspectos de corto plazo, pero para un país es fundamental adoptar decisiones con criterio de largo plazo en el que no existan criterios sino de equilibrio y transparencia en las reglas del juego. En cuanto al segundo factor, para nadie cabe ya duda acerca de la importancia del recurso humano calificado para llevar a cabo una producción efectivamente competitiva en el difícil mundo globalizado de hoy. Ello requiere mejor educación y capacitación, dos áreas en las que el país está progresando, pero donde se requieren esfuerzos profundamente mayores, del punto de vista de recursos y de orientaciones generales.

Alcanzar competitividad internacional será el gran reto de Chile para las dos próximas décadas. De ello dependerá la calidad de país que dejemos a las futuras generaciones. La responsabilidad de avanzar en las decisiones de política económica no puede seguirse posponiendo, sin riesgo de sacrificar un futuro que es posible y respecto del cual no nos será proporcionada ninguna segunda oportunidad.

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