Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Conmemoración del 150° Aniversario del Fallecimiento del General Don José de San Martín.

(Transcripción)

Para la Universidad de Chile constituye un verdadero honor el ser parte de este homenaje al ilustre patriota don José de San Martín con motivo de los 150 años de su fallecimiento. En esta Casa, tan cercana en su fecha de fundación -aquella que marcaron la independencia de nuestros países-, sentimos con mucho orgullo el ser un estandarte de los valores de libertad en su sentido más amplio y profundo que nos inspiraran nuestros Padres de la Patria. Al ser nosotros la Universidad del Estado de Chile por creación en 1842, sentimos ser depositarios del espíritu independentista que dio base a la construcción republicana.

Don José de San Martín fue el patriota ilustre que destacó como miembro del ejército español, pero que se integró tempranamente al movimiento revolucionario a principios de 1812. Concebido Comandante del ejército del norte, su estada en el Alto Perú le permitió concebir su gigantesco plan de llevar un ejército libertador a través de los Andes, aventura maravillosa que condujera la gloriosa victoria de Chacabuco sobre el ejército español y, más tarde, aquella épica gesta de Maipú donde San Martín dirigió en gran medida las acciones del combate.

No bastó eso a su afán libertario y a su espíritu de lucha, también se dedicó más tarde a preparar la expedición libertadora al Perú con el ejército unido chileno-argentino que lograra entonces en 1821 proclamar la independencia de la Patria del norte siguiendo el sueño que alguna vez inspirara en su espíritu, como el de O'Higgins, don Francisco de Miranda. Intentó una recíproca colaboración con el ejército bolivariano en la ya conocida reunión de Guayaquil de 1822 que terminó en su alejamiento del mando militar el que no retomó a pesar de los honores con los que fue investido más adelante en Buenos Aires, y su decisión en 1829 de regresar a la Argentina, cosa que nunca pudo efectivamente concretar muriendo en Boulogne-sur-Mer, lejos de la patria y de la tierra que ayudara con su enorme voluntad a liberar del dominio extranjero.

De la personalidad del héroe se han escrito muchas páginas destacando en ellas su reciedumbre, su enorme fortaleza moral y su íntimo convencimiento acerca de que el destino de sus días estaba el luchar por la sentida libertad. Nada mejor que escuchar a uno de sus biógrafos más ilustres, don Domingo Faustino Sarmiento que describe con belleza y elocuencia los días finales del patriota insigne. Dice él: "a la hora de su muerte acordóse que tenía una espada histórica y creyendo o deseando legársela a su patria se la dedicó al General Rosas como defensor de la independencia americana. No murmuremos de este error de rótulo en la misiva que en su disculpa en la inexacta apreciación de los hechos y de los hombres que puede traer una ausencia de 36 años de teatro de los acontecimientos y las debilidades del juicio en el período septuagenario. En todo caso, los hombres pasan y sólo las naciones son eternas y aquella espada quedará hundida colgada en el altar de la patria y envuelta en el estandarte de Pizarro para mostrar a las edades futuras el principio y el fin de un período de la historia de Sudamérica desde la conquista hasta la independencia. Pizarro y San Martín han quedado para siempre asociados en la dominación española".

Señoras y señores, para la Universidad de Chile es una doble satisfacción esta reunión. Chile tiene una deuda con San Martín, una deuda fuerte e histórica y ésta, que es la Universidad republicana por excelencia, cumple con parte de la deuda de nuestra patria. Y luego Bello, quien fue un cercano a San Martín, construyeron sueños juntos; por tanto esta Casa es la Casa de Bello y es también la Casa de San Martín como es la Casa de los chilenos.

Muchas gracias.

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